ABC (Castilla y León)

Brasil ofrece otra clase de baile

La gran favorita arrolla a Corea en el regreso de Neymar con un festival goleador y de juego

- IVÁN ORIO DOHA

Con nada menos que cinco estrellas en su camiseta y con un plantel que solo nombrarlo infunde temor e invita al repliegue, la Brasil del recuperado Neymar llegaba a los octavos de final después de una derrota inesperada en el último partido de la fase de grupos ante Camerún, que se aprovechó de su clasificac­ión matemática y de que jugaron los menos habituales. Corea saltó al césped del 974 Stadium, un gigantesco mecano cercano al mar con el irreal skyline de Doha a su espalda, con la moral por las nubes tras su agónica clasificac­ión con un gol en el descuento frente a la Portugal de Cristiano Ronaldo. No tenían nada que perder los asiáticos, que en su Mundial llegaron a disputar las semifinale­s tras eliminar a España en los penaltis después de un arbitraje inclasific­able. Desde entonces su nivel táctico y físico ha crecido de forma exponencia­l.

Pero la ‘canarinha’ ofreció su mejor versión y convirtió el terreno de juego en una pista de baile, un sambódromo improvisad­o en el desierto catarí en el que participar­on los futbolista­s y los miles de compatriot­as que poblaron las gradas. Fue un espectácul­o maravillos­o el que ofrecieron los sudamerica­nos en todas las líneas.

Qué manera de sacar el balón desde atrás, qué forma de conectar con el centro del campo, qué velocidad en ataque, qué clase, qué talento, qué conducción y finalizaci­ón en los contragolp­es. Si alguien tenía alguna duda de que esta selección tiene todo para levantar su sexto trofeo mundialist­a, se despejaron todas. Activados, los brasileños parece que han venido de otro planeta. Víctimas de un tsunami arrollador, los asiáticos, por lo general rápidos y disciplina­dos, corrían atormentad­os, condenados a un destino fatal.

No se puede negar a los coreanos que son osados. Tirar la presión adelantada es un riesgo extremo ante unos rivales que mueven la pelota como nadie y que en un solo pase derriban castillos enteros. Las bandas de Brasil son demoledora­s. Y en una acción de banda a banda, de derecha a izquierda, se fraguó el primer gol a los siete minutos. Raphina le puso un balón a Vinicius y este abrió el festival.

Obra de arte

Música a tope por la megafonía mientras los grandes aspirantes a reinar en Qatar se marcaban un baile colectivo junto al banderín de córner. Que el ritmo no pare, debieron pensar. Richarliso­n forzó el error de un defensa y el árbitro pitó penalti. Raphina cogió la pelota pero la hinchada coreó el nombre de Neymar, que regresaba once días después del golpe en un tobillo en el choque ante Serbia. Los galones

mandan y el del PSG lo convirtió.

Otra coreografí­a para celebrarlo por todo lo alto. Trece minutos y el marcador mostraba un 2-0 demoledor para los hombres de Paulo Bento, que casi no habían roto a sudar y veían cómo la eliminator­ia se les escapaba en un parpadeo. Pero todavía iban a tener que sufrir mucho más. Sus rivales, insaciable­s, no querían parar, El tercer tanto de Richarliso­n fue una obra de arte. Ante los serbios el delantero del Tottenham hizo probableme­nte el mejor remate de la competició­n con una volea magistral en pleno giro. Contra Corea lo prodigioso no fue la definición en sí sino cómo se construyó el gol, con un control inicial casi imposible con tres toques de cabeza y una

triangulac­ión vertiginos­a apoyándose en Marquinhos y Silva. Magia pura en el estadio de los contenedor­es y un nuevo bailoteo. Hubo una cuarta pieza, obra de Paquetá.

Los rostros de Cho, Son y el resto del equipo eran desoladore­s cuando se llegó al descanso. Sus compañeros saltaron a la vez del banquilloy corrieron hacia ellos para transmitir­les ánimos. El 4-0 se volvió gigantesco en los videomarca­dores y quedaba la segunda parte. Una cámara de tortura a poco que los brasileños mantuviese­n la intensidad. No se dejaron ir, pero sí se dosificaro­n con la mirada puesta ya en los cuartos ante Croacia. Pudieron incrementa­r el escarnio con varias contras demoledora­s. Si no llega a ser por el meta Seung-Gyu el correctivo podría haber sido aún mayor. Con el partido perdido Corea se soltó y creó algo de peligro. Seungho hizo un golazo. La afición brasileña desplegó un gran cartel en homenaje a Pelé. ‘O Rei’ no podía faltar en la exhibición de la ‘canarinha’.

La ‘canarinha’ ofreció su mejor versión y convirtió el terreno de juego en un sambódromo improvisad­o. Alisson también fue figura

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// EP Richarliso­n marcó un golazo ante Corea del Sur

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