Refuerzo de los controles de tráfico al dispararse un 37% las víctimas mortales
La distracción, clave en la mitad de los accidentes, con 123 fallecidos hasta ahora
Un total de 123 vidas se han apagado sobre el asfalto en Castilla y León en lo que va de este fatídico 2022 en el que la siniestralidad en las carreteras se ha disparado (es un 37 por ciento superior a la de 2019) tras un lustro de sostenida caída y que se ha concentrado en torno a las vías secundarias y, en especial, en las provincias de Soria, Burgos y Ávila, en las que se ha previsto reforzar la vigilancia con mayor presencia de agentes y controles con el ánimo de disuadir con su presencia de conductas que potencian la accidentalidad y sancionar a quienes incumplan la normativa.
Un total de 83 de los 108 accidentes mortales registrados este año se han concentrado en vías secundarias, explicó ayer la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, tras reunirse con los responsables de la Dirección General de Tráfico y la Guardia Civil de Tráfico en la Comunidad para analizar la operación especial del puente –en la que se prevén 1,3 millones de desplazamientos– y las «preocupantes» cifras anuales de siniestralidad. Se desplegará un dispositivo que movilizará a más de un millar de efectivos y de forma paralela toma forma una línea de actuación que intensificará la cobertura en zonas conflictivas. Por un lado, mediante un mayor labor de vigilancia «en todas las provincias de Castilla y León, pero especialmente en Burgos, Ávila y Soria» y en particular en vías convencionales; y, por otro, mediante acciones de concienciación, ya que «no podemos tener una agente cada cien metros», señaló.
La reunión de ayer buscó realizar una radiografía de la accidentalidad de 2022 en la que se refleja que el 46 por ciento se debió a colisiones y en la misma proporción a salidas de vía y que más de la mitad de los casos los protagonizaron turismos, 13% furgonetas, ocho por ciento camiones y en dos de cada cien casos fueron las bicicletas las protagonistas. En cuanto al perfil de las víctimas, explicó Barcones que el 72 por ciento eran los conductores de los vehículos siniestrados, casi ocho de cada diez eran hombres y un tercio mayores de 65 años.
La distracción estuvo presente en más de la mitad y en el 15 por ciento la causa fue una velocidad inadecuada, mientras que en el ocho por ciento las víctimas mortales se vieron envueltas en siniestros en los que el alcohol (siete muertos) y las drogas (tres fallecidos) jugaron un papel determinante. En lo que va de año, la Guardia Civil ha sancionado ya a 3.094 conductores por haber bebido por encima de lo permitido en Castilla y León, 800 positivos más que en 2019, con un incremento del 39 por ciento de los casos detectados.