ABC (Castilla y León)

La reinvenció­n de Riqui Puig

El canterano del Barcelona está triunfando en Los Angeles Galaxy tras ser relegado al ostracismo por los técnicos del club catalán. Íntimo de Piqué, fue acusado de poco compromiso y de filtrar informació­n

- SERGI FONT BARCELONA

Como muchas otras perlas de la cantera del Barcelona, Ricard Puig Martí, conocido en los campos de fútbol como Riqui Puig, tuvo que emigrar para que se le reconocier­a su talento. Y solo ha necesitado poco más de medio año para que la MLS se rinda a sus pies y reconozca la valía que solo pudo exhibir con cuentagota­s en el Camp Nou. El virtuoso centrocamp­ista ha sido elegido recienteme­nte por Los Angeles Galaxy como jugador franquicia, una figura creada para importar calidad a la Liga norteameri­cana permitiend­o una serie de salvedades como vulnerar los límites salariales impuestos por la competició­n. Esta figura, denominada ‘designated player’ nació con la llegada de David Beckham al torneo en 2007 y cada equipo dispone de tres plazas. Riqui Puig ya ha entrado en el selecto grupo en el que en su día figuraron el propio Beckham, Rooney, Pirlo, Lampard, Henry o David Villa. «De momento no echo de menos el Barcelona, soy feliz. Quiero ser una estrella y devolver la confianza que me han dado con títulos», asegura desde Los Ángeles.

Por la sangre de Puig corre el fútbol. Su padre, Carlos, también fue futbolista y jugó como lateral izquierdo en el Terrassa, club en el que Riqui inició su carrera, jugando en el Jàbac, equipo de las categorías inferiores y que es una fábrica de talentos. De ahí salieron Sergio Busquets y Víctor Sánchez. Con ocho años ya era un loco de los deportes. Mientras seguía a su hermano Ton, que jugaba al hockey hierba en el juvenil del Club Egara, le daba a la raqueta. Los que lo conocían en aquella época aseguran que se le daba mejor el tenis que el fútbol, pero el pequeño Riqui escogió el balón, maravillad­o por el ambiente que vivía cada domingo viendo a su padre correr la banda del Olímpico de Terrassa. Su talento era innato y lo demostró la primera vez que jugó un partidillo de fútbol-7. Dos controles orientados y un par de paredes fueron suficiente­s para que el Jàbac le hiciera un hueco en su alevín.

Su progresión despertó el interés de clubes como el Espanyol y el Barcelona, pero su familia no le dejó irse de Tarrasa hasta que cumplió los 14 años y finalmente aceptó con una condición: debía mantener un buen nivel en los estudios. Guillermo Amor y Albert Puig consiguier­on reclutarlo para el Barça, para el cadete de Franc Artiga y, ante el riesgo de que se dejara tentar por los cantos de sirena de otros clubes, el Barça lo blindó como jugador del filial en 2018. Durante esa pretempora­da, Ernesto Valverde se lo llevó de gira junto a otros 12 canteranos. Pero todas las expectativ­as que tenía se frenaron cada vez que se acercaba al primer equipo.

No tuvo continuida­d con Valverde, ni con Setién, ni con Koeman. Precisamen­te, turbulenta fue la relación con el neerlandés, que le señaló públicamen­te la puerta de salida y en reiteradas ocasiones apuntó que debía entrenarse mejor, acusándolo incluso delante de la plantilla de filtrar informació­n a la prensa. En pequeños círculos, Koeman deslizaba que Puig estaba más preocupado por jugar al golf y bajar su hándicap que de lograr una plaza en el once titular. Fue jugando al golf, precisamen­te, donde coincidió con Pep Guardiola y recibió un consejo que siguió a pie juntillas. «Andrés Iniesta no fue titular en el Barça hasta los 24 o 25 años. Me consta que Riqui es un chico fuerte y se trata de persistir e ir hacia adelante. Si está determinad­o a hacerlo y a seguir, el fútbol siempre te acaba devolviend­o lo que le das», aseguró Pep durante el ‘Legends Trophy’ de golf.

Sin minutos con Xavi

La llegada de Xavi, su gran ídolo y referente sobre el terreno de juego, parecía que iba a cambiar su suerte. «En 20 minutos ya ves que es un jugador del Barcelona… Creo que puede triunfar, solo necesita una oportunida­d», aseguró, aunque luego no le abrió esa puerta.

Entre sus detractore­s asoma el argumento de su escaso compromiso defensivo en el equipo. «Nadie discute su talento, pero el Barcelona juega con uno menos cuando pierde el balón porque Riqui no defiende», aseguraban desde el vestuario. También se le critica su actitud. Después de que mostrara en las redes sociales unas fotos en su casa con sus iniciales bordadas en unos cojines, junto a una manta de marca, desde el club se filtraban motivos extradepor­tivos para explicar su ostracismo. «Ansu Fati viene vestido con la ropa del club y Riqui de Gucci», se oía por los pasillos de la Ciudad Deportiva. Tampoco lo ayudó la filtración de unos audios grabados mientras departía con unos compañeros de autoescuel­a. «¿Ferran Torres? Guardiola ni lo quería. El año pasado jugó 12 partidos», se escucha claramente.

Íntimo amigo de Gerard Piqué, era habitual verlos juntos de fiesta por las noches de Barcelona, e incluso se asegura que Puig fue el que intermedió entre el exfutbolis­ta y Clara Chía (era camarera en una discoteca a la que iba el grupo de Riqui y de su hermana), su actual pareja, lo que acabó provocando la separación con Shakira.

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// REUTERS Riqui Puig, con su club, Los Ángeles Galaxy

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