LA JUSTICIA, UN ENFERMO CRÓNICO
Los jueces y fiscales convocan huelgas por la falta de respuesta del Ministerio de Justicia a una situación retributiva que está paralizada desde 2010, sin revisiones ni actualizaciones por el departamento de Pilar Llop de emponzoñar la huelga de los antiguos secretarios judiciales con motivaciones políticas fue un fracaso y no debería incurrir en el mismo error con los jueces. La próxima semana se reúne la ‘mesa de retribuciones’ que acoge a todos los implicados. Es una oportunidad para dar una solución justa a jueces y fiscales, cuya voluntad mayoritaria es ir a la huelga si fracasan las negociaciones. Las asociaciones progresistas de ambos cuerpos de funcionarios comparten la reivindicación salarial, pero no se atreven a apoyar el paro convocado por sus compañeros de otras asociaciones.
La Justicia en España, además de ser un servicio esencial, es el enfermo crónico del Estado. Está sometida a un carrusel permanente de reformas legislativas en todos los órdenes, de organización de tribunales y de leyes procesales. Hay pendientes ahora mismo en el Congreso importantes proyectos que afectan directamente a la administración de Justicia. Sin embargo, parece condenada a vivir un estado permanente de incapacidad para dar respuesta diligente a las demandas de los ciudadanos. No sería justo, en absoluto, culpar de esta situación a unos jueces cuya plantilla es corta a la vista de la litigiosidad que se produce año tras año; cuya retribución no se corresponde con la alta responsabilidad que tienen asignada; y que cuentan con oficinas judiciales precarias y poco formadas, en todo caso insuficientes para prestar el apoyo que requiere una justicia eficaz y eficiente. Hay que hablar de retribución, por supuesto, pero también de medios, como los que tiene Hacienda, de prestigio social, de respeto político –el que no practican los ministros que insultan a los jueces que no juzgan como quieren– y de lealtad constitucional, por ejemplo, para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Subir más o menos unas nóminas no aborda el problema estructural de una administración de Justicia que, en muchas ocasiones, recibe la desconfianza de los ciudadanos por culpas que le son ajenas.
Sánchez le ha cogido pánico a la calle. Se mueve encapsulado en una burbuja virtual de ‘performances’ con figurantes
«Nadie ha salido del totalitarismo acatando y obedeciendo»
Ese constituye en un Estado social y democrático de Derecho (definición pedestre de ‘socialdemocracia’), donde el Estado de Derecho no mete a su cárcel a Griñán (de nombre José Antonio por el Ausente), pero saca al Ausente de su sepulcro, necrofagia que azoraría a los caníbales, como diría Saint-Just, pero que sirve de lavadero de la Historia y tiene al país como la comedia de los horrores de Tourneur.
—Tras cuarenta años de democracia, la Ley de Memoria permite acabar con el indignante altar al dictador Primo de Rivera –tuitea un eminente Jaume Asens, pues se anuncia como «abogado, politólogo, filósofo y político», o sea, diputado del Estado de Partidos, mientras la derecha oficial baila el ‘Thriller’ de Michael Jackson en mostrencos ‘spots’ electorales en Las Ventas, con lo que cobran sentido las palabras de Lucas («Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»), cuando echaron suertes para la repartija.
En un momento como éste, cuando «hasta el silencio es un acto», la frivolidad hace en España su obra maestra, convirtiendo en meme cuanto toca. Para lavar el origen del Régimen sacaron de su