LA OPA NACE CON RECELOS
La oferta hostil del BBVA para absorber al Sabadell, en medio de la campaña catalana, provoca el rechazo del Gobierno y los partidos antes de que hablen accionistas y reguladores conclusión es que cabe la sospecha de que una operación buena y razonable para el sector bancario pueda ser mala para los ciudadanos. Claro que estos mismos argumentos deberían haber valido para la fusión de Bankia con Caixabank.
La opa se extenderá durante seis a ocho meses, lapso de tiempo en el que si el 50,01 por ciento de los accionista del Sabadell aprueban la absorción de su entidad por el BBVA, también deberán pronunciarse los distintos reguladores –desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) al Banco Central Europeo (BCE), pasando por la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC)– que deberán dictaminar sobre su impacto en el mercado, la competencia y la estabilidad financiera. Estando tan tasados los procedimientos y plazos, sorprendió la prisa del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, por anunciar que el Gobierno de Pedro Sánchez rechaza la opa hostil «tanto en la forma como en el fondo» y recordó que el Ejecutivo «tiene la última palabra» a la hora de autorizarla en su fase final. La declaración, desafortunada y prematura, resulta, sin embargo, coherente con la tradición intervencionista del Ejecutivo y mereció la réplica del presidente de la patronal, que pidió respeto «para las decisiones privadas». También el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, se apresuró a pedir «prudencia» ante la necesidad de que se cubran todas las formalidades en tiempo y forma.
La única explicación para la precipitación del ministro de Economía es la campaña electoral en Cataluña, región en la que el Sabadell tiene su sede operativa y una fuerte implantación. El primero en politizar la operación fue Carles Puigdemont, que dijo que existe «una estrategia para liquidar la banca catalana», aunque el Sabadell se llevó su sede social a Alicante en 2017. El BBVA ha conseguido poner de acuerdo desde Sumar a Vox contra su opa. Pero es probable que el lunes, conocido el veredicto de las urnas, las cosas se vean de otra manera.
La obsesión colectiva del ‘procesismo’ ha dejado en Cataluña un sistema político e institucional destruido
Son la última línea de defensa del Estado democrático tal y como lo conocemos y los únicos que pueden frenar este caminito a la autocracia y lo milonguero– que lo del BBVA y el Sabadell. Aquí el personal se distrae con una mosca cuando desde hace años tiene al elefante en la habitación, ocupando cada vez más espacio en lo que debería ser la casa (más o menos) de todos pero que ha sido tomada paquidérmicamente por ese sanchismo que, balleta en mano, da friegas de Zotal en cada rincón, frota que te frota, quitando las presuntas manchas del fango de la ‘fachosfera’ y otras paparruchas ideadas por el nuevo régimen para dar algún apresto de «regeneración democrática» a tal adefesio político. Hablamos de régimen, sí, pues semejante ocupación de las instituciones, organismos, resortes y contrapesos (casi hasta el aire) del sistema tiene un innegable aroma a eso que siempre se ha conocido como «autocracia de pensamiento único y estacazo al disidente».
De ahí el penúltimo empellón de hace diez días de ‘Pedro enamorado’ contra los jueces y la prensa, la del otro lado del Muro, claro, porque la de su lado no para de hacerle la ola con delectación («te queremos, presi» en RTVE). Porque jueces y periodistas no adictos son ya el único reducto por donde no ha pasado el rodillo. Se ha visto esta semana con el nuevo y contundente pescozón del Tribunal Supremo a García Ortiz, que, sentencia a sentencia, ya casi da lástima verlo del palizón que lleva en el cuerpo la criatura por su querencia a saltarse la ley, especialmente en su intento de promoción a Dolores Delgado, a la que los magistrados del Supremo le están amargando su fiesta nupcial en la finca de Enrique Ponce con Balta, aquel que en su día fue juez y al que otros magistrados (también del Supremo, siete de siete que formaban el tribunal) expulsaron de la carrera por prevaricar. Al final, el círculo tiende a cerrarse.
De ahí el empeño de Sánchez por controlar lo que ocurre en los tribunales, sabedor de que los jueces son los únicos que pueden complicarle el propósito de instaurar un régimen nuevo donde no cabría (al menos) media España, una colonia política, feliz arcadia de la progresía, que vaya de Telefónica a las Salesas pasando hasta por el Hipódromo. ¡Todo! Y de ahí el rescatar la idea de que sean los fiscales los que instruyan, en detrimento de los jueces, que te pueden salir ranas los muy fachas y sentar en el banquillo y condenar, por ejemplo, a dos presidentes del PSOE (ya saben, ‘cientoypico’ «años de honradez») por corrupción. Y de ahí también el sepultar los tribunales bajo la trampa de la amnistía; contra esa carcunda con puñetas, soluciones ‘imaginativas’. Los jueces son la última línea de defensa del Estado democrático tal y como lo conocemos. Benditos sean.
IGNACIO RUIZ-QUINTANO
El historiador de las ideas J. Barzun nos recuerda que el psiquiatra escocés Ronald D. Laing se hizo un nombre con la paradoja de que la locura es la respuesta cuerda ante un mundo demente, y para mostrar cómo la típica mente moderna funciona de forma circular ilustró el absurdo de la locura de sus pacientes elaborando una serie de versos cortos:
—Eres una continua molestia, [literalmente, en inglés, «un dolor de muelas»]/ para evitar que sigas siendo una molestia para mí/ me protejo tensando los músculos del cuello,/ lo cual me produce la molestia que tú eres.
Los súbditos de las patocracias enloquecemos de asco, que no es enloquecer de locura pacífica y pintoresca, como el abuelo militar de Ruano, que «murió en sus nieblas».
—Se le recluyó en el Palacio de Hoz, donde un día a la semana, los jueves, se le llevaba en un coche una ‘femme de rue’, a quien él recibía muy acicalado y ceremonioso. Desde el viernes se pasaba todos los días preguntando cuándo era jueves.
El abuelo (Miguel se llamaba) tenía la manía de dar de merendar a los muebles de su habitación. Lo sacaban a tomar el sol de Santander a un balcón de la casa, donde él dialogaba con los «señores» que sólo él veía, escena que impresionó tanto al nieto que éste le escribió un poema en Berlín. Comenzaba: «Está vacío el balcón/ del loco. (…)». Y concluía: «Don Miguel, nada, cipreses,/ la viuda haciendo novenas./ Secos limoneros su/ nombre en la memoria secan./ Y el arma de infantería/ no lo recuerda».
En nuestra patocracia el balcón del loco es la pensión del búmer. En la patocracia ‘avant la lettre’ de los Ceaucescu era recurso de supervivencia sacar al abuelo muerto al balcón, preservado como si estuviera vivo por el frío, para seguir cobrando la pensión.
«Nuestras fuerzas estratégicas (es decir, nucleares) están siempre preparadas para el combate». El discurso de Putin en la celebración del Día de la Victoria, que conmemora la rendición de Alemania en la II Guerra Mundial, contuvo la misma proporción de jactancia que de afrenta, siempre en formato de arenga a las tropas que formaban en la Plaza Roja de Moscú. «El destino de la patria, su futuro, depende ahora de cada uno de nosotros. Celebramos el Día de la Victoria en el contexto de una operación militar especial», esa que Putin dijo que iba a durar dos semanas y en febrero cumplió dos años. Redondeó la amenaza la portavoz de Asuntos Exteriores, Maria Zajarova, que quiso ser más clara (y amenazante) que su jefe: «Quiero advertir una vez más a Washington, Londres y Bruselas de que cualquier acción agresiva contra Crimea recibirá un golpe en represalia que será aplastante».
Una borrasca de incertidumbre sobrevuela a los partidos que pasado mañana comparecen ante las urnas (legales, no como las del 1-O) de las elecciones autonómicas en Cataluña. Las dudas y los nervios se suscitan no sólo sobre el resultado final, sino si este será útil o en unos meses los catalanes volverán a ser llamados a las urnas porque el paisaje que se abra la noche del domingo sea de bloqueo. Especialmente inquietos están en ERC, donde el papel subsidiario respecto al PSC que ha asumido ha sido aprovechado por Junts para denunciar que los de Aragonès han salido rendidos de casa y sumisos ante el «socialismo estatalista». En el frente constitucionalista, la batalla entre PP y Vox sigue abierta, y en la extrema izquierda los Comunes temen un pinchazo que también sería de Sumar, que en solo un año acumularía su cuarto batacazo, a uno por elección. Son tan peculiares estos comicios que la gente acude a otro país a un mitin, y puede que se complete el Parlament con un par de escaños de un partido xenófobo, separatista y de ultraderecha. ¿Quién da más?
Las dos guerras mundiales. La Guerra Fría después. La llegada del hombre a la Luna y la caída del muro de Berlín. La irrupción de internet e incluso la pandemia mundial del Covid-19. Mientras ocurrían todas esas cosas en el mundo, los peces búfalo del lago Apache, en el desierto de Arizona, nadaban ajenos a todo esto. Puede parecer que no hay relación entre todos estos hechos y los despreocupados animales: al fin y al cabo, los peces no tienen conciencia de lo que hacemos los humanos; lo peculiar de este relato es que la vida de todos esos peces discurrió a la vez de todos y cada uno de estos capítulos históricos, desde la Gran Guerra hasta hoy mismo. Porque, según constató una investigación publicada en la revista ‘Scientific Reports’ el pasado mes de octubre, estos seres acuáticos que superan el metro de longitud y que pesan casi 40 kilos, tienen más de 80 años. Incluso algunos más de un siglo. Este estudio ha colocado a los peces búfalo como la especie más longeva de agua dulce descubierta hasta la fecha.
«Es probable que exista un tesoro de información sobre el envejecimiento, la longevidad y la senescencia insignificante escondido dentro del género ‘Ictiobus’, explica Alec Lackmann, ictiólogo y profesor de la Universidad de Minnesota Duluth y quien lleva varios años estudiando a estos peces. Aunque el estudio se limitó a datar su edad, los autores sospechan que la longevidad de estos animales puede estar relacionada con las condiciones del propio lago donde viven: los peces búfalo no son originarios de allí, sino del centro de América del Norte. El Gobierno los depositó en 1918 un poco más arriba, en el lago Roosevelt, y de ahí bajaron por el río Salado hasta el lago Apache, donde han permanecido en una población más o menos estable hasta ahora. Sin embargo, en el estudio observaron algo que les sorprendió: no encontraron po
por las bajas temperaturas de su medio, así como una extraordinaria regeneración del ADN, ostenta el récord entre los vertebrados con casi de 300 años –si bien se cree que podría alcanzar el medio milenio–. Pero no se acaban ahí los ‘matusalenes’ de la naturaleza y existen ejemplares aún más espectaculares: a un espécimen de esponja de mar, ‘Monorhaphis chuni’, recolectada en el mar de China, se le han calculado 11.000 años; y a otra ‘compañera’ de la misma clase, la ‘Anoxycalyx joubini’, se le han atribuido 15.000. Aquí, la clave está en su simplicidad: son sencillas y, a la par, poseen todo un arsenal de células madre para reemplazar a las ‘caídas en combate’.
Y luego está la conocida como ‘medusa inmortal’. La ‘Turritopsis dohrnii’ es capaz de rebobinar su metabolismo hasta las primeras fases de su vida, a pólipo, para volver a reiniciar su ciclo cuando las condiciones sean más favorables. De hecho, fueron investigadores de la Universidad de Oviedo dirigidos por el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular Carlos López-Otín quienes desentrañaron su genoma por primera vez, publicando sus conclusiones en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS). Los datos revelaron que, al contrario de lo que se podría pensar, no había uno, sino varios factores y mecanismos que actuaban todos juntos para favorecer el rejuvenecimiento de la especie. estar detrás de su increíble regeneración: «Es muy determinante el tipo de reproducción: los animales con capacidad asexual suelen tener mejor regeneración; además, los animales de agua dulce se regeneran mejor que los de agua salada», señala Cuadrado. Pero, más allá de que aprendamos de ellas a regenerar nuestras extremidades (o incluso cabezas, quién sabe), las planarias podrían también tener la clave para combatir algunas enfermedades humanas, entre ellas el cáncer. «Puedes dividirlas casi célula a célula, y a pesar de su constante regeneración, no tienen cáncer. Sus células se replican de forma totalmente controlada, al contrario que pasa con los tumores». Además, son capaces, en situaciones de estrés, de alargar los telómeros, piezas clave del envejecimiento celular no solo en las planarias, sino también en humanos.
Aquí entra la poco agraciada rata topo desnuda, un roedor que, si bien es el más longevo de su género (puede vivir hasta 30 años), lo realmente llamativo es que es inmune al cáncer y no siente ciertos tipos de dolor. No solo eso: vive en colonias subterráneas donde el grupo se reparte las tareas como lo harían las abejas o las hormigas. Las peculiaridades de este animal no terminan ahí: poseen su propia ‘reina rata’, como la reina de las abejas, la única de la colonia que tiene crías hasta que muere, siendo vieja. Sin embargo, al contrario que con los insectos alados, la reina rata topo no nace, sino que se hace, y cualquier fémina de la colonia puede llevar a cabo este rol.
«Si averiguamos cómo pueden hacerlo, podríamos desarrollar nuevos fármacos que ayuden a la salud humana», señaló Miguel Brieño-Enríquez, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.) tras publicar el hallazgo de su equipo al respecto en la revista ‘Nature Communications’. «Esperamos usar lo que estamos aprendiendo para proteger la función ovárica más adelante en la vida y prolongar la fertilidad».