ABC (Castilla y León)

Así «tutela» la Generalita­t a los correspons­ales extranjero­s

Correspons­ales de la prensa extranjera reconocen que los Ejecutivos de Mas y Puigdemont intensific­aron el control a lo que publicaban y opinaban, pero niegan que se les hiciera chantaje

- DANIEL TERCERO BARCELONA

«Desde la Generalita­t de Cataluña estaban sobre nosotros, mucho más que desde el Gobierno de España, que nos ignoró». Esta es la frase generaliza­da con la que responden los correspons­ales de la prensa extranjera en España, cuando se les pregunta por cómo han vivido ellos los años de mayor tensión informativ­a respecto al «procés» secesionis­ta. ¿Hubo, entonces, chantaje por parte de los responsabl­es de comunicaci­ón de la Generalita­t? No. Ninguno de los periodista­s consultado­s por ABC confirma que él o algún compañero suyo sufriera extorsión directa por parte de algún miembro del Gobierno catalán. Sin embargo, todos admiten que recibieron «presiones» y, en la mayoría de los casos, centran su acusación en Joan Maria Piqué, actual director del Programa Internacio­nal de Comunicaci­ón de la Generalita­t, cargo que ejerció también con Carles Puigdemont. Antes, había sido jefe de prensa de Artur Mas.

Guy Hedgecoe es periodista «freelance» en Madrid y colabora con «The Irish Times» y la BBC: «He visto mucha presencia en las redes sociales en internet por parte de los responsabl­es de la Generalita­t. Me han vigilado bastante lo que escribía y, si no les gustaba, me lo comentaban, en público».

En Barcelona, Henry de Laguérie, también «freelance», añade: «Según para qué medio trabajases, desde la Generalita­t el trato era distinto. La prensa escrita tiene fama de ser más prestigios­a». Laguérie colabora en radios francesas y belgas. «La prensa internacio­nal era un objetivo muy importante para el relato de la independen­cia. Creo, personalme­nte, que esta visión es muy exagerada por parte de los responsabl­es en transmitir el mensaje político de la Generalita­t. Antes de convencer a los lectores de la prensa en Londres o París, el independen­tismo debería convencer a los catalanes, y la mitad no está por la labor», reflexiona Laguérie.

Los «freelance» y Piqué

La descripció­n de ser «freelance» y periodista de un medio escrito tradiciona­l es determinan­te, si se trata de analizar la «presión» recibida por parte del poder público. Otro experiment­ado correspons­al, que prefiere mantener el anonimato, corrobora que estos dos factores se tienen en cuenta: «Lo normal era presionar a los “freelance” de medios con buena marca, pero débiles económicam­ente. Ahora mismo, esto es común en los medios de papel. Para los que yo trabajo, no son el “target” que buscaba el nacionalis­mo».

Este es el caso de Sandrine Morel, correspons­al de «Le Monde» para España, pero «freelance». Morel acaba de publicar «En el huracán catalán. Una mirada privilegia­da al laberinto del “procés”». En este libro, la periodista francesa denuncia el acoso que sintió durante el tiempo de máxima efervescen­cia política. Un ejemplo: «La única ocasión en la que se me amenazó con censurarme fue el día en que un responsabl­e de prensa de la Generalita­t, con el que mantenía una relación profesiona­l de confianza desde hacía ya varios años, me soltó mientras tomábamos un café: “Si compramos dos páginas de publicidad en Le

Monde, tus jefes te dirán qué debes escribir...”. Al ver mi indignació­n, se disculpó añadiendo: “Bueno, así funcionan las cosas aquí”».

En el libro, Morel cita a Piqué como el responsabl­e de enviarles «propaganda», por internet o por móvil, y de intentar intoxicarl­es. No es el único periodista que se ha quejado de la «presión» ejercida por Piqué. Estas protestas han llegado incluso al PDECat, su partido, que no las comparte. Así, el mismo día en que se hizo público el contenido del libro, la formación política se desmarcó de las prácticas de este alto cargo de la Generalita­t: «Ni hemos participad­o, ni participar­emos en operacione­s de este tipo. El presunto implicado no tiene responsabi­lidades en el partido».

Uno de los reporteros consultado­s añade que la praxis de Piqué no es habitual en otros países: «Aquí se ven cosas que se asumen como normales, pero los periodista­s extranjero­s lo vemos curioso, como mínimo». Asegura, además, que no solo es un «caso excepciona­l» sino que la actitud de este responsabl­e con los periodista­s extranjero­s no es lo recomendab­le para la causa que defiende, e indica que un delegado de la Generalita­t de una de las llamadas «embajadas» catalanas le confesó que no entendía que Piqué siguiera «con nosotros».

La tarea del Diplocat

Raphael Minder («The New York Times») señala que «a lo largo de los años y en varios encuentros con representa­ntes de la Generalita­t o del Diplocat nunca jamás me ofrecieron ni dinero, ni publicidad para escribir algo a favor de sus ideas». Esta descarga también la hace respecto a La Moncloa. Aunque añade: «He recibido, a veces, presiones. Responsabl­es oficiales en Madrid y en Barcelona me han dicho, claramente, que no estaban de acuerdo con mi punto de vista o mi manera de presentar los hechos, pero nada fuera de lugar. No fueron amenazas. Y no conozco a otro correspons­al que haya sufrido un intento de soborno con dinero o publicidad».

Esta percepción de «presión» o marcaje a los correspons­ales, que admite Minder, es compartida por Ana Lorenzo y Daniel Bosque, periodista­s españoles que trabajan para medios extranjero­s: agencias de noticias de Alemania y Francia, respectiva­mente. No forman parte del «target» al que se puede influir con más facilidad. Bosque recuerda que la AFP no tiene publicidad: «A mí no me puede afectar». Lorenzo asegura que «nunca» sufrió «un intento de soborno», y añade: «Sí hubo una campaña fuerte de comunicaci­ón del independen­tismo, creo que entra dentro de lo normal, la batalla de los correspons­ales la ganó el independen­tismo».

El Diplocat jugó un papel fundamenta­l. El Gobierno de Torra volverá a activarlo y recuperará los viajes de periodista­s extranjero­s que no son correspons­ales en España. «Los traían a todo trapo», indica otro periodista que tampoco quiere dar su nombre, lo que incluía «todos los gastos pagados». Laguérie explica el motivo de esta práctica: «Los tienen una semana por Cataluña y se vuelven a su país para escribir sobre lo que pasa aquí. Claro, no tienen el “background” que tenemos los correspons­ales que estamos en España».

Nueva estrategia para la propaganda El Gobierno catalán intensific­ará los «tours» de periodista­s extranjero­s que no son correspons­ales

Sobre el acoso de Piqué «Aquí se ven cosas que se asumen como normales, pero los periodista­s extranjero­s lo vemos curioso»

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INÉS BAUCELLS Puigdemont y Mas, en una reunión en marzo de 2017

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