ABC (Castilla y León)

La Manada se encierra por miedo a la reacción de la calle

Los cinco llegaron ayer a Sevilla tras salir de la cárcel y no salieron de sus casas. Solo las familias celebraron el regreso a la ciudad

- ELENA MARTOS SEVILLA

Los cinco miembros de la Manada llegaron ayer a Sevilla tras abandonar las cárceles de Pamplona y Alcalá de Henares (Madrid), donde estaban recluidos tras conocer la condena a nueve años por abusos sexuales a una joven durante las fiestas de San Fermín de 2016. Desde que se hizo público el auto de libertad bajo fianza ordenado por la Audiencia Provincial de Navarra, los barrios en los que residen han concentrad­o la atención mediática.

El regreso a casa fue escalonado y de madrugada. Sólo José Ángel Prenda fue el único captado por las cámaras cuando accedía a su domicilio, en Amate, donde lo recibió su familia con jolgorio. Desde muy temprano, la afluencia de allegados fue constante, repitiéndo­se los efusivos saludos que los periodista­s podían percibir desde fuera. Incluso uno de los invitados a entrar llevaba una gran ración de churros para el desayuno. Las caras de alegría y el silencio ante los micrófonos fueron la tónica de la mañana, durante la que no hubo más declaració­n que la de su abogado, Agustín Martínez, el único que ha ejercido como portavoz durante todo este tiempo.

«Besos y abrazos»

El letrado explicó que «ya está en casa, poniéndose al día con su familia. Están dándose besos y abrazos», pues recordó que durante los dos años que ha estado en prisión no ha podido ver a sus padres, «ambos mayores e impedidos». Martínez recalcó que «ahora tiene que adaptarse a su situación e intentar normalizar su vida». «Hoy —señaló— estará rodeado por sus padres y sus hermanas», para los que pidió respeto.

Apenas unos minutos después salió del domicilio el progenitor, en silla de ruedas y con la cabeza gacha, para conversar con sus vecinos y compañeros de la peña sevillista contigua a la vivienda.

El abogado pidió a los periodista­s que no lo abordasen pues «se encuentra delicado tras sufrir un ictus y sale a la calle porque necesita hacerlo».

Precisamen­te los que compartier­on ese momento con el padre de José Ángel Prenda explicaron a ABC que «la familia está muy afectada y son los que se han llevado la peor parte». Aclararon que «ambos son mayores y están muy delicados» y que «desde que pasó lo que pasó, casi no salen a la ca-

lle». Por eso lamentaron el revuelo mediático que ha generado el caso y dijeron confiar en que con el tiempo termine pasando.

«Lo he visto crecer»

Sobre el delito por el que se ha condenado a los cinco jóvenes, las opiniones fueron dispares. Unos aludieron a «las malas compañías», como la razón de este «tropiezo en el camino». Otra de las vecinas recordó que «Joselito siempre ha sido un niño muy normal» y dijo no entender «cómo ha podido hacer lo que ha hecho». Antes de cerrar la puerta despachó a la prensa con un «yo qué te voy a decir de él si lo he visto crecer».

«Era un chaval normal»

Más tranquila transcurri­ó la mañana en los domicilios del resto de los miembros del grupo, que permanecie­ron atrinchera­dos en sus viviendas. Ninguno de los vecinos que quisieron hablar con ABC dijo haberlos visto e incluso compartier­on el deseo de que «ojalá no me los tenga que cruzar».

El rechazo quedó patente entre los que no tienen una relación directa con las familias. Distinto es cuando hay una convivenci­a diaria, como la de Juan, vecino del Cerro del Águila, que coincide con el padre de Alfonso Cabezuelo, propietari­o de un taller mecánico en el barrio. Admitió que «está destrozado» y lamentan todo lo ocurrido.

Sobre Cabezuelo, dijo, «era un chaval normal, con un trabajo fijo, con su novia y ha tenido que vender la casa para pagar los gastos del juicio».

Con normalidad transcurri­ó también la mañana en la peluquería en la que trabajaba Jesús Escudero, en Triana. Lleva varios años contratado, pero «no ha hecho demasiada vida en el barrio», aseguró la dependient­a de uno de los negocios cercanos. Carteles con su foto se pegaron el viernes junto a la de sus amigos en la entrada de la calle San Jacinto, esquina con López de Gomara, pero ayer ya habían sido arrancados, apenas quedaba el recorte de uno de ellos sin más referencia­s.

En el entorno, el Mundial era mucho más tema de conversaci­ón que la libertad de La Manada.

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ABC Un hombre se tapa la cara al llegar a la vivienda del barrio sevillano de Amate donde residen algunos de los cinco condenados
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 ?? ABC ?? El abogado Agustín Martínez, ayer en la casa familiar del Prenda
ABC El abogado Agustín Martínez, ayer en la casa familiar del Prenda

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