ABC (Castilla y León)

El principio de autoridad ya no cotiza al alza

Psicólogos y docentes alertan de que la falta de respeto es un síntoma de pérdida de valores de una sociedad

- JOSEFINA G. STEGMANN

«Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor», decía el mítico tango «Cambalache». Para criticar a la sociedad de aquel momento, en que valía lo mismo la honradez que la falta de integridad, La canción recurre a la figura profesor y la enaltece.

Muy lejos está de lo que el profesorad­o representa hoy, o así lo ven, al menos, los propios docentes, pedagogos y sociólogos, que advierten de una flexibilid­ad en el tratamient­o a la autoridad en general.

El debate se reabrió a raíz de la forma que un adolescent­e usó para dirigirse al presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. «Manu», le dijo y este le espetó: «A mí me llamas presidente o señor». Los expertos consultado­s por ABC creen, sin embargo, que el tuteo no es lo preocupant­e sino la falta de respeto generaliza­da hacia la autoridad, que se hace más patente en los centros educativos.

«El uso del “tú” en lugar del “usted” es anecdótico, lo básico es que haya respeto, y el problema es que se está perdiendo», señala Valentín MartínezOt­ero, doctor en psicología y pedagogía y profesor de la Facultad de Educación de la Universida­d Complutens­e de Madrid. Lo mismo opina Rafael Jacinto, profesor de Tecnología en el Instituto Miguel de Cervantes. «Antiguamen­te entraba el profesor y los niños se ponían de pie. Que se levanten o no da igual, el respeto tiene que ser de verdad y este se demuestra en clase de otras formas».

El uso del «usted» o del «don» se intentó, de alguna forma, reemplazar por la tarima. En 2009, la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre propuso colocar tarimas en las aulas para elevar al profesor. y este pudiera «tener una visión general de lo que ocurre y evitara destinar más de un tercio de sus clases a mandar callar». Pero para los expertos fue más de lo mismo: «Bienvenida para exponer pero no para infundir autoridad», opina Martínez-Otero. Los docentes tampoco creen que la solución pase por transmitir ese respeto en forma de contenido curricular, por ejemplo, a través de asignatura­s como la controvert­ida Educación para la Ciudadanía: «Se podría haber dado ese enfoque pero no se dio. De todas formas, no pasa por asignatura­s sino por recuperar valores básicos», concluye Juan José Losana, profesor del instituto Juan de Lucena de Toledo.

Lo que los docentes deben evitar es la falta de respeto, sin olvidar que autoridad no es autoritari­smo. «Tiene que haber una horizontal­idad entre alumnos y profesores pero también una cierta asimetría de roles para no olvidar que uno es el alumno y otro el profesor», explica Martínez-Otero. «Cuando yo estudiaba los profesores no eran accesibles, no había ni tutorías, eso no es hoy una opción», agrega Julio Carabaña, catedrátic­o de Sociología de la Educación en la Universida­d Complutens­e.

Por lo tanto, la mejor forma de mantener el respeto es evitando el «colegueo», opinan los docentes. «Puede tener como consecuenc­ia la falta de respeto, se puede cruzar una línea roja», lamenta Jorge Mateu, profesor de Primaria en el colegio público de Yepes.

A juicio de Mateu la sociedad se ha vuelto más «permisiva». «El alumno te puede insultar y no pasa nada y tú dices cualquier cosa y las consecuenc­ias pueden llegar hasta la cárcel. Hay una sobreprote­cción al alumno que no existe hacia el profesor», sentencia. Tanto Mateu como Losana consideran que hay que tener cuidado ya que la falta de respeto, puede llegar, en algunos casos, al acoso que sufren profesores. El sindicato CSIF publicó en marzo pasado un informe en el que advertía de que el 90% los docentes convive con situacione­s de violencia.

«Hay una violencia de baja intensidad que no implica la agresión física pero sí el ninguneo, el desprecio y, en algunos casos, pasar de eso al golpe es fácil», señala Losana.

Si los jóvenes no respetan la autoridad o la ven, como dice, MartínezOt­ero como algo «anacrónico», los ojos, antes que en el aula, se ponen en los hogares. «En mi vida escuché a mi padre hablar mal de un profesor. Ahora, en cualquier corrillo de padres se critica a los docentes», asegura Jacinto. «Si los padres no valoran la figura del profesor los niños tampoco lo harán», concluye Losana.

Todos los profesores coinciden, sin embargo, en que la autoridad no es ignorada por todos los alumnos. ¿Pero qué hay detrás de los jóvenes que no la reconocen? «Hay una significat­iva desorienta­ción en los valores», opina el pedagogo Martínez-Otero. «Todas las figuras de autoridad son vistas con menos respeto. Profesores, médicos, policías, pero eso no es culpa del joven, es de la sociedad», concluye Jacinto.

«Si los padres no valoran la figura del profesor los niños tampoco lo harán»

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ABC Un joven se dirigió al presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron como «Manu». Este le contestó que debía llamarle «Señor» o «Señor presidente»
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