ABC (Castilla y León)

Japón y Senegal se juegan el liderato del grupo H entre alabanzas a sus aficiones, que limpian las gradas de los estadios al acabar los partidos Triunfa el civismo japonés

- JAVIER ASPRÓN ENVIADO ESPECIAL A KRASNODAR

Pocos minutos después de las sorprenden­tes victorias de Japón y Senegal en la primera jornada mundialist­a, empezaron a extenderse a velocidad de vértigo por las redes sociales dos vídeos de similares caracterís­ticas. En uno, aficionado­s japoneses se afanaban en recoger basura en el Mordovia Arena de Saransk después de que su selección se impusiera a Colombia. En el otro, hinchas senegalese­s, perfectame­nte uniformado­s con los colores de la bandera de su país, apilaban también desperdici­os en la grada del Otkrytie Arena de Moscú mientras sonreían por haber derrotado a la Polonia de Robert Lewandowsk­i. Ni siquiera la euforia por esos inesperado­s triunfos impidió que cumplieran con aquello que considerab­an su obligación: limpiar lo que habían ensuciado.

Ambas aficiones se llevaron el aplauso unánime de las miles de personas que visionaron los vídeos por una lección de civismo difícil de encontrar en cualquier campo de fútbol. Hoy, Japón y Senegal cruzan sus caminos en la segunda jornada con un partido en Ekaterimbu­rgo y el liderato del grupo H en juego, aunque el foco volverá a ponerse en sus aficionado­s.

Hace cuatro años, en el Mundial de Brasil, la actitud de los aficionado­s japoneses en las gradas ya llamó la atención. Portando sus propias bolsas de basura, los hinchas nipones permanecía­n en el campo tras el partido y paseaban por las gradas recogiendo toda clase de residuos. «Los japoneses hacemos eso en cualquier sitio, nunca dejamos desperdici­os tirados en un lugar público, es algo cultural», dijo entonces uno de esos aficionado­s a la agencia DPA.

Educación escolar

La clave de este civismo está en las escuelas, donde al margen de las asignatura­s habituales se intenta inculcar a los niños valores relacionad­os con la limpieza y los buenos modales, dos aspectos fundamenta­les en esa sociedad. Es lo que allí se llama el «O-soji», un ritual por el cual los alumnos dedican varias horas semanales a barrer las aulas, quitar el polvo e incluso limpiar los baños. Un sistema criticado en otros países, pero que en Japón consideran el sostén de la buena educación que impera en sus calles.

La actitud de la afición japonesa fue tomada como modelo en Brasil, donde otras muchas hinchadas comenzaron a llevarse sus propias bolsas en las que depositar sus desperdici­os, y ahora se confía en que vuelva a ocurrir lo mismo. De hecho, numerosos seguidores colombiano­s decidieron unirse a esta singular operación limpieza. Que cunda el ejemplo.

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AFP Aficionado­s japoneses recogen la basura de las gradas en Saransk
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