LA GENERACIÓN DE ORO
Bélgica es el equipo que mejor juego ha desplegado en este Mundial. Hazard, Lukaku y De Bruyne forman un temible triplete atacante. Los diablos rojos fueron la bestia negra de España cuando nuestra selección cayó a penaltis en México 1986
Bélgica es una nación con fama de mediocre. Baudelaire, que pasó sus últimos años en Bruselas, echaba pestes sobre los belgas. A mí siempre me han parecido injustos los tópicos que circulan sobre un país en el que sus abadías fabrican una maravillosa cerveza y donde se encuentra el mejor chocolate. Bélgica merece respeto, aunque sólo sea por ser la patria de Tintín.
Roberto Martínez, el entrenador español de los diablos rojos, se parece al profesor Tornasol porque ha inventado un equipo que juega muy bien al fútbol y tiene facilidad para marcar goles. Ha metido ocho a Panamá y Túnez, gracias al talento de Hazard, Lukaku y De Bruyne. José Luis Garci ha apostado por Bélgica para ganar el torneo, lo cual parecía tirar el dinero.
Su mejor puesto fue el cuarto en el Mundial de México en 1986. Ahora ocupa la quinta posición en el ranking de la FIFA gracias a los buenos resultados cosechados durante el último año. Un dato que avala su potencial es que 14 de sus 23 seleccionados juegan en la Premier League. Alguien ha hablado de «la generación de oro» del fútbol belga.
Veremos donde es capaz de llegar en Rusia, pero pocos se acuerdan ya de que Bélgica fue la bestia negra de España hace más de 30 años. Precisamente en el Mundial de 1986, los diablos rojos nos eliminaron a penaltis. Tras la histórica goleada a Dinamarca con una actuación estelar de Butragueño, nos enviaron a casa. Ceulemans fue una pesadilla para la zaga española. Pero los viejos aficionados todavía tienen la espina clavada de aquella derrota en Lieja en 1970 en la que España malogró su clasificación para el primer Mundial en México. Perdió dos a uno en un partido dramático en el que Iribar regaló un gol al resbalarse. Que se lo digan a De Gea para su consuelo. Jugaban Gallego, Glaría, Velázquez, Claramunt, Grosso y Amancio. La imagen más impactante de aquel encuentro fue la expulsión de Eladio, lateral azulgrana, sacado violentamente del campo por la Policía belga, que le agredió. España presentó una protesta que no sirvió de nada. Pero de eso han pasado ya 48 años.