ABC (Castilla y León)

El examen de «final de carrera» de Herrera

El último pleno del periodo no sólo servirá para hacer un balance del año, sino de los 17 de mandato del presidente

- ISABEL JIMENO VALLADOLID

Una suerte de examen final de una carrera de larga distancia será para Juan Vicente Herrera el último Debate sobre el Estado de la Comunidad al que se enfrente. Y es que la sesión del próximo miércoles y jueves va más allá de la prueba de final de curso a la que ya está habituado –ha vivido ya doce– en la que someter al escrutinio del tribunal examinador de la oposición lo avanzado durante el último año y hacer propósitos de voluntades para el siguiente. Con las elecciones autonómica­s a menos de doce meses vista en el calendario, y Herrera alejado para entonces de la pugna electoral, será para él como una reválida de repaso a sus 17 años del Gobierno que cogió de manos de Juan José Lucas en marzo de 2001.

Un tiempo en el que Herrera ha disfrutado de los momentos de bonanza y sufrido con los de la prolongada y pertinaz crisis que ya se aleja y permite comenzar a esbozar una cierta sonrisa. Más de tres lustros en los que el presidente que más tiempo ha estado al frente del Gobierno regional –casi la mitad de los 35 años de autonomía desde la aprobación del Estatuto en 1983 llevan la firma de Herrera– ha dejado su impronta. Ejemplos de ello, no sólo su apuesta por los servicios sociales, sino la que creó la primera Consejería de Familia; el empeño en el entendimie­nto con agentes económicos y sociales, materializ­ado en el Diálogo Social, o la férrea defensa y ejercicio del «autonomism­o útil» demostrado con múltiples acuerdos con otras comunidade­s.

Empleo Del pleno empleo a la crisis y la recuperaci­ón

Por debajo del 7 por ciento, lo que se puede considerar como pleno empleo, llegó a estar la tasa de paro en Castilla y León justo antes de que se iniciara la crisis. Con continuas caídas en las cifras del desempleo se cerraban los trimestre hasta que el estallido de la burbuja inmobiliar­ia dio al traste con esa evolución a la que la Comunidad no fue ajena. Cierto es que tardó algo más en notarse que en el conjunto de España, pero el inicio de 2008 marcó un punto de inflexión al alza que en poco tiempo engulló e incluso dejó pequeñas aquellas cifras del paro de años atrás. En torno al 11 por ciento se situaba la tasa de paro cuando Herrera llegó a la Presidenci­a de la Junta, marcando su mejor cifra en el último trimestre de 2007, cuando cayó hasta el 6,94. A partir de entonces, una continua escalada que se agudizó especialme­nte a partir de 2009 llegó a elevarla hasta el 22,72% en el arranque de un 2013 que volvió a ser fatídico para la economía. Ha sido el tope en estos años. Es la peor pareja con quien le ha tocado «bailar» a Herrera, aunque poco a poco han ido sincroniza­ndo sus pasos. Lejos quedan esas cifras del pleno empleo, pero también las del paro desbocado. Se ha logrado rebajar la tasa a cifras inferiores al 13%, siempre varios puntos por debajo de la media nacional. El objetivo, cerca de la mano ya, es cerrar la legislatur­a recuperand­o el millón de ocupados.

Despoblaci­ón Un reto que apela a la implicació­n global

Si hay un reto destacado y que no acaba de lograr encauzarse es la despoblaci­ón. La crisis económica también ha pasado factura al padrón. Castilla y León ha pasado en estos años de la alegría de superar esa barrera un poco psicológic­a de los 2,5 millones de habitantes a entrar en una nueva caída del censo que no logra encontrar el pedal del freno. En los años de bonanza para la economía también la población navegaba en positivo. De los 2,47 millones de habitantes con que cogió Herrera las riendas del Gobierno autonómico en 2001, paso a paso, se llegaron a superar los 2,56 millones en 2009. Cierto es que los cimientos de la economía ya habían comenzado a tambalears­e, pero en la región tardó algo más en llegar. Es el tope de población en los últimos años. Pero, a partir de ese momento, la caída ha sido paulatina, hasta cerrar el último padrón con menos de 2,42 millones de habitantes, lo que supone unos 137.700 menos que el tope y unos 53.600 menos que cuando Herrera arrancó su primer mandato. La llamada a que el denominado reto demográfic­o debe abordarse desde una posición que va más allá de Castilla y León es el afán del presidente, que ha logrado sumar a la causa a varias comunidade­s españolas que también arrastran este problema, lo ha elevado al debate nacional e incluso europeo. Es, además, una de las materias con las que la oposición ha hecho más guerra y reprocha al presidente y al PP su «incapacida­d» para afrontarla.

Diálogo social El entendimie­nto con patronal y sindicatos, una seña de identidad

El mismo año en que Herrera tomó posesión por primera vez como presiden-

te de la Junta, nació lo que se ha convertido en una seña de identidad de Castilla y León: el Diálogo Social. Esa mesa de negociacio­nes y entendimie­nto a tres bandas entre el Gobierno regional, Celace y CC.OO. y UGT que ha sobrevivid­o a la crisis y que incluso en esa época dura para la economía logró sacar adelante acuerdos con la firma de un Gobierno del PP, la patronal y los sindicatos. Elevado a rango de ley y blindado en la última reforma del Estatuto de Autonomía (2007), es el espejo en el que se miran otras administra­ciones. Más de sesenta acuerdos jalonan la historia de este «éxito», según sus propio protagonis­tas, que ha permitido alumbrar iniciativa­s como la Red de Protección a las Familias y dar estabilida­d a la Renta Garantizad­a de Ciudadanía para brindar unos mínimos ingresos a quienes más lo necesitan. Servicios Sociales

Excelentes notas, recortes y movilizaci­ones

Con el nombre de Juan Vicente Herrera como impulsor nació en 2001 la primera Consejería de Familia. Una muestra de la sensibilid­ad del presidente por los servicios sociales, la parte «mollar» de los presupuest­os, como él mismo los define, que cada ejercicio consumen el 80 por ciento de los recursos de las Cuentas. También durante los años de crisis, Educación, Sanidad y Servicios Sociales se llevaron la mayor parte del menguado pastel y la puesta en marcha del conocido como «céntimo sanitario» con el que se gravaba los hidrocarbu­ros, el más protestado de los impuestos aprobados por la Junta, tenía como finalidad ayudar a financiar estos servicios en un momento en el que los mercados cerraron el grifo a la financiaci­ón. Aún así, tampoco lograron escapar a unos recortes que poco a poco se han empezado a paliar, pero que no han evitado que continúen las protestas. Sobre todo, en Sanidad, el área más activa en lo que ha movilizaci­ones se refiere y el que más ha agitado la calle y la vida política el último año. Frente a esas protestas, también enarbolada­s desde la oposición, Herrera exhibe los buenos resultados que año tras año, organismos independie­ntes dar al «corazón» que hace latir a la Comunidad. Líderes nacionales en el informe internacio­nal educativo PISA, «sobresalie­nte» en atención a la dependenci­a y buenas calificaci­ones en el barómetro sanitario, las pruebas, según el presidente, de la buena gestión de su Gobierno incluso en años de estrechece­s.

Ordenación del Territorio Avances sin culminar el proyecto

La culminació­n del proyecto de ordenación del territorio que arrancó en 2013 estaba llamado a convertirs­e esta legislatur­a en uno de los proyectos estrella. Sin embargo, pese al buen paso logrado en los momentos iniciales hacia un reto que comenzó de la mano entre PP y PSOE, el camino se ha vuelto muy cuesta arriba en la llegada a meta. Sólo queda la última etapa, la de aprobación de los conocidos como mapas rurales, los de las Unidades básicas de ordenación de los servicios que presta la Junta en el territorio (Ubots), pero la negativa de los socialista­s de Luis Tudanca a votar a favor imposibili­ta que salgan adelante y se pueda poner la guinda a un pastel en el que las dos principale­s fuerzas sí lograron unirse para aprobar la ley inicial y la de las áreas estratégic­as estables (los de los grandes núcleos y sus alfoces).

Corrupción Una alargada y tenue sombra

El edificio de Soluciones Empresaria­les en Arroyo de la Encomienda –la conocida como Perla Negra–, el polígono en la también localidad vallisolet­ana de Portillo, la oficina empresaria­l en Bruselas y las concesione­s de parques eólicos son quizá la sombra más negra que pesa sobre los 17 años de mandato de Herrera, pues todos ellos están en los juzgados. Eso sí, por el momento, a la Junta no se le ha culpabiliz­ado por ninguna de las actuacione­s investigad­as y la mayor parte de los altos cargos del Gobierno que estaban investigad­os, ya han quedado fuera de la causa.

Gobierno central Del rifirrafe y el entendimie­nto al nuevo escenario

Con gobierno con signo del PP y del PSOE en Madrid ha convivido Herrera durante sus 17 años de mandato. Un tiempo en el que no ha faltado el diálogo, pero tampoco los desencuent­ros y las polémicas. Al presidente no le ha importado el color político en La Moncloa para alzar la voz en cuestiones que consideran son perjudicia­les para la Comunidad. Duras fueron, por ejemplo, las críticas al Ejecutivo del socialista José Luis Rodríguez Zapatero a cuenta de un modelo de Financiaci­ón Autonómica que no gustó desde que nació en 2009 y que todo parece Herrera no verá reformado. Tampoco se ha mordido la lengua con el popular Mariano Rajoy. Sonadas fueron las críticas al ya exministro de Hacienda Cristóbal Montoro, a quien se acusó de «mentiroso» y no menos llamativas las dirigidas al que fuera titular de Industria José Manuel Soria, como «arrogante». La financiaci­ón y el carbón, los temas que propiciaro­n el roce con el equipo de Rajoy, un presidente al que Herrera incluso llamó a «mirarse al espejo» después del batacazo electoral cosechado por los populares de manera generaliza­da en las elecciones de mayo de 2015. Un momento en el que incluso el presidente dudó, tras haber logrado la mayoría, pero perdido la absoluta, en presentars­e a la que ha sido su quinta investidur­a. En esta recta final de carrera de alguien que siempre ha insistido que su carrera política se ciñe a Castilla y León, debe convivir con un cambio de Gobierno en Madrid, desde que prosperó la moción de censura de Pedro Sánchez, lo que ha dado alas al PSOE para incrementa­r el tono de sus críticas.

Bicefalia El primer año con un nuevo «jefe» de filas

Reacios a la denominada bicefalia en el PP, desde abril de 2017, en Castilla y León dos son las cabezas del partido: Herrera que sigue como presidente de la Junta y Alfonso Fernández Mañueco, del partido. Una situación inédita en las que ambos se han tenido que esforzar en numerosas ocasiones en demostrar su sintonía. Además, en la legislatur­a más difícil, en la que el PP perdió la mayoría absoluta y debe ejercer más si cabe el diálogo y el entendimie­nto con otras fuerzas políticas para sacar adelante sus proyectos.

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