Una aproximación histórica a Jesús, en el Aula de Cultura
▶ Antonio Piñero presenta hoy, con García de Cortázar, su último libro
Antonio Piñero, catedrático emérito de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid, resume la razón de ser de su nuevo libro en una hartura que le persigue desde hace años, como un fantasma que arrastra unas oxidadas cadenas tras de sí. Siempre hay alguien en el público, en las aulas, en las tertulias e incluso en su entorno que le termina cuestionando sobre cómo puede afirmar sin lugar a dudas que existió un carpintero del siglo I llamado Jesús de Nazaret.
Su respuesta, plasmada en las páginas de «Aproximación al Jesús histórico» (Editorial Trotta), se remite una y otra vez al método científico. «No es lo mismo cimentar una religión sobre algo etéreo y vaporoso que hacerlo en un terreno sólido como es la historia. El Jesús histórico es fácil de documentar», señala Piñero sobre la pregunta que más veces le han hecho a lo largo de su trayectoria.
Acompañado del historiador y director de la Fundación Vocento, Fernando García de Cortázar, este catedrático presenta hoy su última obra a las 19:30 horas en el Museo ABC (C/Amaniel, 29. Madrid). En un libro no muy extenso, Piñero pone sobre la mesa lo que se sabe sobre la figura histórica de Jesús, y lo enfrenta a aquellos que sostienen que solo es una construcción literaria. El resultado es una aproximación técnica, pero de forma sencilla, ordenada y clara, a las numerosas razones por las que se puede diferenciar claramente a Jesús de Nazaret, «un judío que conocía las escrituras, vivía en la Judea del siglo I y estaba convencido de que el final del mundo llegaría pronto», del Jesucristo celestial, sentado a la derecha de Dios Padre, que es lo que interpretan los cristianos posteriormente. «Usted podrá o no creer en el segundo, pero del primero hay suficientes pruebas históricas. No sirve de nada mezclar ambas figuras», comenta el autor.
La conferencia en el Aula de Cultura de ABC, al igual que el libro, espera desmontar también la falsa creencia de que los historiadores del cristianismo primitivo no tienen suficientes fuentes o bases para reconstruir aquel periodo. «Los historiadores no escribimos o interpretamos lo que nos da la gana. Desde finales del siglo XVIII, se ha desarrollado un sistema para datar los textos antiguos y acercarse a ellos de forma seria», afirma.
«Quiero demostrar que hay un método detrás de mi trabajo, pero también acercar a la gente al cristianismo primitivo. Porque una persona que se defina como cristiano cultural puede identificarse perfectamente con sus orígenes y toda la figura que sustenta la civilización occidental. Se quiera o no: el cristianismo está en la base de la cultura europea».
El rigor «No es lo mismo cimentar una religión sobre algo vaporoso que en un terreno sólido como la historia»