Don Vultaggio.
PRESIDENTE DE ARIZONA BEVERAGES
Alrededor, en perfecto orden, como en un loco museo de los refrescos, se alinean diseños pasados y actuales de botellas y latas de té helado, cerveza, zumos, agua… En medio, Don Vultaggio llena el despacho con su enorme envergadura –más de dos metros de altura– y el orgullo de ser el rey del cotarro. Su compañía, Arizona Beverages, es la segunda marca de té enlatado más grande de Estados Unidos solo por detrás de Lipton. Vende 3.000 millones de envases de sus productos al año y su fortuna personal está estimada en 3.000 millones de dólares.
Como tanto gusta en el ‘país de las oportunidades’, Vultaggio empezó desde abajo, vendiendo cerveza con una furgoneta a las tiendas de los barrios más complicados de su Brooklyn natal. Eran los años 70 y el empresario contaba con un socio, John Ferolito –con el que más tarde tuvo una agria disputa–, y una oficina sucia en una Nueva York violenta. Como ha contado a la revista Forbes, les robaron más de cien veces. En los años 80 empezó a elaborar su propia cerveza y en 1992 se lanzó al negocio del té. ¿El secreto del éxito? Venderlo en una lata más grande, decorada con vistosos colores pastel, a 99 centavos, el mismo precio que la competencia pero con más cantidad. Su té Arizona fue un éxito rotundo.
Ahora, a sus 65 años, Vultaggio presume de un despacho fastuoso en Woodbury, a las afueras de Nueva York. El empresario cuenta con su propio equipo de carpinteros, que le ha creado un mobiliario que incluye una recepción en forma de lata o un salón inspirado en un vagón de metro. En su oficina, una gran mesa sirve para organizar, cada tarde, reuniones de negocios amenizadas con las exquisiteces que elabora su chef privado, Armando. Regadas, cómo no, con productos de Arizona Beverages.