SEMINARISTA Y CAPILLITA
Hoy es del día del Seminario, el día de San José. Los curas y las cofradías no se han llevado bien históricamente, aunque una y otra parte hayan convivido y hayan tenido que entenderse con más o menos ganas, acierto, luces y sombras.
Ha habido curas, y obispos, que han sido más perjudiciales para las cofradías y la Semana Santa que algunos extremistas de ultraizquierda del pasado y del presente. Pero, en honor a la verdad, hay que decir que también los ha habido muy comprometidos y volcados con las mismas.
Me quedo con estos. Hoy parece que hay gran consenso en el clero respecto al valor de las cofradías, aunque siga habiendo reticencias. Las cofradías, también hay que reconocer que no son toros de fácil lidia. Suelen ser toros de cuerno retorcido.
Pero las cofradías necesitan de los curas. Y como son escasos, hay que cuidarlos. Sus funciones son imprescindibles y harto delicadas, por ello interesa mucho a las cofradías que sus relaciones con ellos sean cordiales. Pero ojo, sin caer en el peloteo ni en el clericalismo, nociva actitud de los seglares, muchas veces alentada por el clero.
Hay curas que se dejan la piel al servicio de sus parroquias o al servicio que le tenga encomendada la diócesis. Hay curas que se pasan horas y horas encajonados en un confesionario, para que las cabras locas descarriadas vayamos a confesar. Curas, algunos muy mayores, que me pregunto cómo pueden aguantar la incomodidad de esas duchas del alma, que son los confesionarios, con el frío, o el calor, que hace a veces en los templos. Curas que acompañan y atienden a deshoras. Curas que dan la cara por los que no tienen formación, u oportunidad de defenderse y salir adelante. Curas que no se quejan y que siempre sonríen.
¿Que hay otra clase de curas? Pues claro que sí, como en todo. Pero uno que se compromete y cumple, vale más que todos los que metan la pata.
Las cofradías están siendo un semillero de curitas y curas que van terminando sus estudios, o ejerciendo ya en sus destinos. Estos, reconocen que se han sentido atraídos por la vida capillita, por los cultos, la convivencia, las procesiones, etc. Sin duda, las cofradías, a pesar de toda la hojarasca fea e imperfecta que también tienen, hacen un gran servicio a la Iglesia, no a la jerarquía, a la Iglesia, siendo un caldo de cultivo en el que surgen vocaciones. ¡Feliz día del Seminario, chavales! Gracias por vuestra vocación. Y que cuando seáis curas, vicarios, obispos, cardenales o piononos, os acordéis y cuidéis siempre de las cofradías.