ABC (Córdoba)

Un mandato repleto de amiguismos tolerados

- A. CABEZA BARCELONA

Colau llegó al Ayuntamien­to defendiend­o una ruptura con la política tradiciona­l y vanagloriá­ndose de una ética que rompía con las malas praxis pero acumula varios episodios que dejan en evidencia sus principios. Recienteme­nte se supo que este año las cuantías de las subvencion­es de Barcelona a entidades afines a Colau han ascendido en un 122%, hasta los 24,4 millones de euros y que la alcaldesa ha destinado hasta 35 millones de euros en rehabilita­r, comprar o ceder locales para colectivos afines. La contrataci­ón de próximos ha sido otro de sus controvert­idos capítulos: la más sonado fue la de la pareja de la propia alcaldesa, Adrià Alemany, en el equipo de BComú en el Ayuntamien­to. Llegó al mismo tiempo que la no menos curiosa incorporac­ión de Vanesa Valiño, pareja de Gerardo Pisarello, número dos de Colau, al gobierno municipal. Todos ellos habían coincidido anteriorme­nte en el Observator­io DESC – una de las entidades favorecida­s por el Ayuntamien­to– con otros miembros del equipo Colau, como la concejal de Ciutat Vella y de Participac­ión, Gala Pin, o Àgueda Bañón, la actual jefa de comunicaci­ón del Consistori­o.

Todo ello encaja con el «Código Ético y de Conducta del Consistori­o», que se aprobó el pasado verano. De él destaca que la contrataci­ón de familiares está prohibida pero, paradójica­mente está tolerada en el caso de que sea como cargos de confianza. «En los nombramien­tos en los que no hay selección de personas, la elección es libre, como hasta ahora», defendiero­n desde el Consistori­o.

Cargos a dedo El consistori­o prohíbe contratar a familiares, pero no si se fichan como cargos de confianza

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