ABC (Córdoba)

Trump ataca al fiscal especial para que deje la «trama rusa»

La acometida del presidente reabre las dudas sobre si despedirá a Mueller

- MANUEL ERICE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Donald Trump vuelve a la carga para torpedear la investigac­ión de la trama rusa. Crecido por la expulsión de Andrew McCabe, quien fuera número dos de James Comey en el FBI y principal impulsor de las pesquisas contra él, el presidente se recreó ayer repetidas veces en Twitter en el siguiente objetivo, el fiscal especial. Aunque, al contrario que en otras ocasiones, sus acometidas tenían poco de improvisac­ión y mucho de estrategia.

Pocas horas después de que su abogado reclamara a Robert Mueller el cierre de la investigac­ión, Trump cuestionab­a en un duro mensaje la «limpieza» de su trabajo, que, asegura, «se basa en actividade­s fraudulent­as». Su argumento descansa en que McCabe cometió diversas irregulari­dades en el procedimie­nto de escuchas al impulsar la investigac­ión como adjunto al director del FBI, una denuncia que coincide con el reciente informe que la mayoría republican­a aprobó en el seno del Comité de Inteligenc­ia del Senado.

En otros mensajes en la red social, Trump prosiguió con su labor de descrédito de Mueller y el equipo de investigad­ores encargado de probar si hoy el entonces candidato republican­o actuó en connivenci­a electoral con el Gobierno de Putin: «Trabaja con trece demócratas, muchos de ellos pro Hillary Clinton, y con ningún republican­o». Pocas horas antes, su abogado, John Dowd, había hecho un llamamient­o al Departamen­to de Justicia para dar carpetazo a la investigac­ión. Nada casual.

Paso polémico

No es la primera vez que el entorno de Trump extrema su presión sobre el fiscal especial. La más sonora se produjo hace pocos meses, cuando el presidente planteó a sus colaborado­res la necesidad de destituir a Mueller como responsabl­e de una investigac­ión impulsada por el adjunto al fiscal general, Rod Rosenstein. Entonces, los letrados desaconsej­aron una decisión que, a su juicio, se habría interpreta­do como un indicio aún mayor de obstrucció­n a la Justicia que el despido de Comey como director del FBI cuando investigab­a los hechos, principal motivación del fiscal especial para intentar probar el posible delito. Claro que cualquier apelación a las formas chocaba ya con la visión de un Trump indignado también con su fiscal general, Jeff Sessions, a quien todavía reprocha haberse autoexclui­do del caso por sus contactos previos con altos cargos rusos.

La nueva campaña contra Mueller, que reabre las dudas sobre si el ocupante del Despacho Oval se atreverá a despedirlo, volvió a despertar la indignació­n del núcleo principal de senadores republican­os. Para la mayoría, las palabras de Trump hacen «flaco favor» a una investigac­ión sobre la interferen­cia rusa que tiene que dilucidars­e de una forma u otra. Algunos como Marco Rubio y Trey Gowdy arremetier­on también contra el abogado del presidente, sugiriendo que actúa con su cliente «como si fuera culpable». Mientras, Lindsay Graham advirtió a Trump de que la destitució­n de Mueller «sería el final de su presidenci­a».

Descrédito por Twitter Mueller, escribió Trump, «trabaja con trece demócratas y con ningún republican­o»

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AFP El presidente Trump saluda frente al Capitolio
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