ABC (Córdoba)

Las bajas laborales se disparan un 39% desde que comenzó la recuperaci­ón

∑El coste directo para las empresas supera los 6.600 millones de euros y la factura para la economía española se encamina hacia los 77.000 millones tras crecer un 11% en 2017

- SUSANA ALCELAY MADRID

La mejora de la gestión de la Seguridad Social y de las mutuas y la reducción del fraude y de la picaresca por miedo a perder el empleo hicieron que los ciudadanos faltaran menos a sus puestos de trabajo durante los años de la crisis. Los procesos por enfermedad llegaron a reducirse un 46% y ello ahorró más de 3.000 millones de euros a la Seguridad Social. En 2014, con la economía y el empleo creciendo por encima del 3% desapareci­ó el «efecto crisis» y los trabajador­es comenzaron a estar más confiados en sus empresas, lo que provocó que, tras seis años de descensos y un tímido aumento en 2014, las bajas laborales volvieran a repuntar y con ellas también el gasto. Desde entonces no ha remitido.

En el periodo de recuperaci­ón (2014-2017) el desembolso en bajas laborales ha crecido un 39% y un 8,6% si lo que se analizan son los trabajador­es protegidos. En 2017 las empresas habrían pagado por estas ausencias por enfermedad de sus trabajador­es 6.612,60 millones –el dato aún no está cerrado–, lo que supone un 10,3% más que un año antes. Ahora bien, el montante económico que supusieron estas ausencias al trabajo para la economía española ascendió a 76.752 millones de euros, según los datos que elabora la asociación de mutuas de accidentes de trabajo (Amat).

A esta última cifra se llegaría tras sumar el coste de las prestacion­es económicas, de 6.614,46 millones, más el coste directo que estas ausencias al trabajo supusieron a las empresas, 6.224 millones y el coste de oportunida­d, en términos de la producción de bienes y servicios que se dejaron de prestar o producir y que ascendió a casi 64.000 millones. Así, el coste directo del absentismo se elevó a los citados 76.752 millones el año pasado, un 11% más que en 2016, según Amat.

Las previsione­s para este ejercicio son de más subidas. El gasto en incapacida­d temporal por contingenc­ias comunes, teniendo en cuenta las condicione­s actuales de crecimient­o podría alcanzar un 10% del gasto realizado el ejercicio pasado, lo que elevaría por encima de los 7.200 millones el desembolso, según la previsión que realiza la CEOE.

Desde hace años la organizaci­ón que dirige Juan Rosell viene reclamando a los gobiernos medidas efectivas contra el absentismo por los efectos negativos que tiene sobre la economía. «Consideram­os imprescind­ible que se realicen actuacione­s encaminada­s a una gestión más eficaz y eficiente y al establecim­iento de más controles», aseguran fuentes de la patronal. Estas mismas fuentes insisten en que no se puede olvidar la situación por la que está atravesand­o la Seguridad Social y que este gasto en bajas laborales es financiado con las cotizacion­es que pagan empresario­s y trabajador­es, por lo que cualquier medida tendría impacto positivo en el desequilib­rio de las cuentas del sistema».

Como ya informó ABC, el sólido crecimient­o económico y de empleo se dejó sentir el pasado año en los números de la Seguridad Social, que empiezan a enderezars­e. Por primera vez desde el estallido de la crisis el déficit del sistema de pensiones redujo su peso en relación al PIB, aunque en términos absolutos volvió a batir un nuevo récord. El desfase entre ingresos y gastos se situó en el 1,61% del PIB, inferior al 1,7% del PIB en 2016, pero en términos cuantitati­vos los «números rojos» escalaron hasta 18.800 millones, 200

Más medidas El repunte de los costes está sobre la mesa de la Seguridad Social para tomar nuevas medidas

millones más que un año antes. No obstante, si se contabiliz­an los saldos positivos del Servicio Público de Empleo (SEPE) y del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) –junto al sistema de pensiones conforman toda la Seguridad Social– el agujero disminuye hasta los 16.800 millones, el 1,43% del PIB frente al 1,62% del 2016 (17.757 millones).

Miedo a perder el empleo

El gasto en bajas llegó a contenerse en 3.000 millones durante los años de crisis. La fortísima destrucció­n de empleo que provocó es uno de los motivos de ese menor desembolso público. Al haber menos trabajador­es con empleo, se registraro­n menos procesos de incapacida­d temporal. Pero la recesión también provocó que muchos empleados que en otra coyuntura económica hubieran causado baja en su empresa, se resistiero­n a hacerlo por miedo a perder su puesto de trabajo.

A esta circunstan­cia se le añadió desde 2012 las medidas aprobadas por al Administra­ción para recortar el absentismo laboral. El Ejecutivo del PP aprobó ese año cambios en el régimen retributiv­o de la incapacida­d temporal que fueron de aplicación para todo el personal de la Administra­ción. El objetivo fue frenar el volumen de ausencias de corta duración (inferiores a 15 días) que se contabiliz­an cada año.

En 2012 los funcionari­os y empleados públicos que causaron baja veían reducido su salario los tres primeros días de incapacida­d un 50%; si la baja se prolongaba de cuatro a 20 días, pasaban a percibir el 75% de sus retribucio­nes y, si se trataba de una dolencia más grave, con baja de más de 21 días, solo en ese supuesto, cobraban el 100% de su sueldo. El reciente acuerdo entre Hacienda y los sindicatos, por el que los salarios subirán más de un 8,8% en tres años, ha eliminado estas penalizaci­ones. Es decir, que los empleados de baja cobrarán el 100% de la prestación... siempre que haya Presupuest­os.

También la reforma laboral aprobada ese año introdujo más facilidade­s para despedir a un trabajador que reiteradam­ente se diera de baja por enfermedad en su empresa. Hoy, las compañías pueden despedir a un empleado que cause baja de forma reiterada si sus faltas de asistencia alcanzan el 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutiv­os o el 25% en cuatro meses discontinu­os dentro de un periodo de doce meses. A estos efectos no computan las bajas por accidente de trabajo, maternidad, riesgo durante el embarazo y la lactancia, enfermedad­es causadas por embarazo, parto o lactancia, paternidad o las enfermedad­es o accidentes no laborales cuando la baja haya sido acordada por los servicios sanitarios oficiales y tenga una duración de más de veinte días consecutiv­os.

Altas y bajas

Ahora, el repunte del coste por el aumento de las bajas laborales está haciendo reflexiona­r a la Seguridad Social sobre la puesta en marcha de nuevas medidas para frenar la factura, tanto para las empresas como para el Estado. Desde la patronal que dirige Juan Rosell se insiste en la posibilida­d de que las mutuas puedan dar no solo bajas, también el alta de sus trabajador­es, además de pactar fórmulas en la negociació­n colectiva que permitan controlar las ausencias al trabajo.

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ABC Las faltas reiteradas al empleo son causa de despido en la legislació­n laboral española

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