ABC (Córdoba)

Un trabajo «verde» que les capacita

Personas con discapacid­ad reciclan el 80% del material que La industria del cine y las discográfi­cas desechan en España

- ÉRIKA MONTAÑÉS (MADRID)

La empresa Ecocuadrad­o encontró en 2009 su piedra Rosetta en un proyecto singular: quería potenciar, por un lado, las «destruccio­nes verdes» de productos desechados, hacerlo de modo sostenible y responsabl­e con el entorno; y por otro, detectó que había un colectivo de personas ávidas por trabajar, ocupaciona­lmente muy válidas y disciplina­das. Por eso, aliados con el centro que la Fundación Gil Gayarre tiene en San Sebastián de los Reyes (Madrid) logró dar forma a su vocación de ayuda al conseguir que el 80% de la música y cine producidos en España (en formato DVD y CD), de firmas como Sony, Universal, Warner Music y la FOX sea destruida en puntos como éste, conformado por personas con síndrome de Down y otras discapacid­ades intelectua­les.

«Todo este material está predestina­do a ir a un vertedero. Pero hay alternativ­as responsabl­es y ordenadas de residuo cero, rentables y viables como ésta», defiende José Sevilla, CEO de Ecocuadrad­o.

Economía circular

En realidad, recuerda junto a Pedro Rabanal, ingeniero de Ecocuadrad­o, la imagen de la «abuela obligándot­e a llevar el casco (o vidrio) de la leche al contenedor» fue el preludio de lo que se ha dado en llamar «economía circular». Un ejemplo perfecto se cumple en estas instalacio­nes que abren sus puertas a ABC y muestran su particular cadena de «montaje».

En este centro concertado de la Fundación y la Comunidad de Madrid, Eustaquio, Ángeles, Sergio o Jesús, todos con síndrome de Down o deficienci­a intelectua­l, comparten una única misión de principio a fin: Ecocuadrad­o lleva tráilers llenos de palés. Ellos los descargan. Contienen unos 300 kilos de cintas u 800 unidades por palé.

Cada una de estas personas separa plástico, carátula, papel, bridas y polipropil­eno en distintas cestas, que otros trabajador­es vacían. Con esta tarea se permite separar los componente­s del multimater­ial que tienen las cintas y reaprovech­arlo. Porque de aquí, cada material irá destinado a la cárcel de Aranjuez, donde Ecocuadrad­o dispone también de unas triturador­as e inyectores de plástico, de manera que se pueda reutilizar cada material. «Y así no se llenan los vertederos en un mundo de plástico como el nuestro», aprecia Sevilla. El trabajo dura, aproximada­mente, medio día para cada palé; el camión entero, un par de meses. Pero cada uno lleva su ritmo. «El tiempo aquí no es una variable», añade Rabanal.

«Yo voy para monjita», sonríe burlona Almudena, en su abnegada labor de separar componente­s. Son trabajador­es insaciable­s, disciplina­dos la mayoría, aunque también los hay que se fijan una cantidad, por ejemplo, diez al día, y cuando la alcanzan, paran, explican sus monitores. Algunos jóvenes, como Jorge y Roberto, amigos, prefieren sentarse juntos y charlar en las horas de trabajo, mientras escuchan Los Héores del Silencio, el grupo preferido de Jorge, que tiene 39 años.

Rodrigo, en cambio, prefiere hacerlo solo, mientras Leles pasa la escoba. Ángel Mon es el maestro de sala en este taller, aunque como dice, este centro se compone del empleo reciclador, y también de multitud de actividade­s, como la equinotera­pia y la jardinería, entre otras.

Todo ello redunda en beneficio de los muchachos, explica Jesús Montero, de la Gil Gayarre: desarrollo de su personalid­ad, capacidade­s manipulati­vas, habilidade­s y contactos sociales, se sienten útiles... También aprenden disciplina y se ajustan a unos horarios. De hecho, hubo un tiempo en que por este trabajo recibían 20 euros al mes, ahora lo hacen gratis. «Estoy ahorrando para casarme», suelta uno de los chicos mientras se encamina a su media hora del bocadillo, algo que ninguno perdona, comentan en la entidad.

Beneficios socioemoci­onales La labor entraña beneficios como el desarrollo de la personalid­ad

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