ABC (Córdoba)

El Barça arrasa y se duerme

Triunfo sencillo del líder, que se gustó en el primer tiempo y luego gestionó el marcador

- SALVADOR SOSTRES BARCELONA

Partido de viejas rivalidade­s, tan viejas que ninguno de los dos equipos parecían recordarla­s. Hora siestera, sol y sombra en el césped, el Barcelona sin Suárez y con Paco Alcácer, con Coutinho y sin Iniesta. Primer concepto de la tarde: ni Rakitic es Busquets (lesionado y de baja para las tres próximas semanas) ni Paulinho llega a ser Rakitic.

Pero lo siguiente que ocurrió escampó las dudas y Messi aceleró una larga jugada del equipo y al borde del área abrió para que Alba, de un preciso centro, le pusiera un balón franco a Alcácer, que batió a Kepa. Jordi Alba recibió de Messi en fuera de juego. Por poco (medio cuerpo), pero clarísimo.

Messi continuó dirigiendo a su orquesta y de un doble quiebro en el área casi marca el segundo. Coutinho chutó al larguero. Luego, entre Alba, Paulinho y también Coutinho trenzaron un bello ataque que no llegó a gol por un inoportuno tropiezo de Messi. Umtiti, cada vez más irascible, vio la amarilla por enredar en el área a la salida de un córner. Hasta Piqué acudió a llamarle la atención. El Athletic sufría y daba una pobrísima imagen. El Cuco Ziganda no paraba de mirar el marcador. En 20 minutos les había pasado tantas cosas, y tan malas, a sus chicos, que parecía desear que llegara el descanso.

El Barça jugaba fácil, divirtiénd­ose, no acababa de marcar el segundo, pero la sensación era de que podía llegar en cualquier momento. A partir del minuto 25 el Athletic tomó un poco las riendas de su destino, el Barça cedió espacios y posesión del balón y el partido se instaló en el intercambi­o de golpes. Falló Dembélé lo que no puede fallarse. Este chico está todavía a medio hacer, su progresión no es una línea recta y el crédito que gana hoy con una o algunas acciones de mérito lo dilapida al día siguiente con fallos de paquete.

Y precisamen­te en esta línea, Dembélé fue capaz de asistir a Messi en el balcón del área para que el argentino, de un disparo duro, seco y ajustado consiguier­a el tanto del 2-0. Insólitame­nte –nunca lo había visto– Messi realizó un extraño baile como celebració­n. Quien también quiso añadirse a la fiesta fue Coutinho, justo dos minutos más tarde, pero volvió a estrellar el balón al larguero. Muy bien Piqué, atento, impenetrab­le durante todo el partido.

Dembélé, también por protestar, fue amonestado. Messi le recordó entonces a Jaime Latre la cantidad de faltas que llevaba recibidas sin que ningún rival hubiera sido sancionado. A la jugada siguiente, una clara falta de Lekue supuso la primera cartulina amarilla para un jugador del Athletic.

Justo antes del descanso, tercer palo de la tarde, siempre del Barça, en este caso de Paulinho. Sólo la suerte y algunos milímetros libraban a los de Ziganda de una paliza memorable.

El primer disparo vasco llegó en el tercer minuto de la segunda parte, donde volvieron los visitantes más concentrad­os, más incisivos y amenazante­s. Presión altísima del Athletic, que tuvo sus momentos de dominio. Algunas situacione­s de peligro, ligero descontrol azulgrana. Poca cosa, es cierto, pero al Barça le costaba superar la presión hombre a hombre de los de Ziganda y salir con el balón jugado. Los de Valverde gestionaba­n su resultado. No dominaban el juego, pero dominaban el escenario. El Athletic jugaba la segunda mitad como si los jugadores se hubieran dicho: «una cosa es perder y la otra hacer el ridículo». Acudían con orgullo a los balones disputados, no daban ninguna jugada por perdida y presentaba­n de un modo creíble sus credencial­es para lograr el gol que les metiera en el partido. Iniesta –aclamado y con el Camp Nou en pie– entró por Dembélé.

Pero Iniesta y Messi son muy listos, saben muy bien lo que quieren y cómo conseguirl­o, y durmieron el partido tocando y tocando e hipnotizan­do al rival, que pese al honor con que afrontaron la segunda parte, tuvieron un protagonis­mo mediocre y aburrido. Deprimente sopor. Lo intentaron todo, pero consiguier­on muy poco, o casi nada.

Inicio definitivo En media hora, el Barça resolvió con los goles de Alcácer y Messi y castigó la indolencia del Athletic

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REUTERS Kepa no puede hacer nada para evitar el segundo gol del Barcelona, obra de Leo Messi

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