ABC (Córdoba)

Dovizioso golpea primero en otro duelo con Márquez

El italiano gana por 27 milésimas al español en Qatar, con Rossi tercero en el podio

- LAURA MARTA

Moto, pilotaje, paciencia, inteligenc­ia. Andrea Dovizioso siempre ha tenido casi todo para ser campeón. En el «casi» se escondía cierto descaro y convencimi­ento. Siempre entre las sombras que dejaban los focos de los demás: la superiorid­ad de Valentino Rossi, la finura de Jorge Lorenzo, el desparpajo de Marc Márquez. Hasta que en 2017 se convenció de que también podía estar en el centro de la foto, de las miradas, de los flashes. Subcampeón, con seis victorias, donde realmente encontró ese «casi» fue en los duelos directos con Márquez. Venció en los dos (Austria y Japón). Con ese recuerdo en el manillar se impuso también ayer, en el Gran Premio de Qatar, en el primer mano a mano del curso 2018 con el español. Primera victoria, y líder del Mundial.

De poco sirven las pruebas de pretempora­da o incluso los entrenamie­ntos del fin de semana. Ni siquiera es demasiado significat­ivo quién consiga la primera posición de la parrilla, pues una vuelta refleja solo una mínima parte de lo que significan las 22 que ayer se disputaron en el trazado de Losail. Lo sabe bien Johann Zarco, hombre de la «pole» y líder de la carrera 16 giros bajo los focos qataríes.

El francés demostró una vez más que poco le importa llevar una Yamaha de otras ediciones o que sea solo su segundo año en MotoGP. Mostró templanza hasta que las fuerzas le fallaron por el empuje de los que siempre van a estar ahí, por mucho que la potencia de las motos se asemeje o las esperanzas se igualen.

Tres de tres

Los que siempre están volvieron a demostrar por qué se disputaron el título el año pasado. Andrea Dovizioso, Marc Márquez, Valentino Rossi. Experienci­a, madurez, valentía, hegemonía. Sin arriesgar, sin perder centímetro­s en pista, aguantaron una primera parte de la carrera con más tensión que adelantami­entos. Salvo el de Ducati, que demostró que está hecho para ganar con una remontada desde la novena plaza. A la mitad de carrera, ya enseñó los dientes a la Yamaha y la Honda, y los tres se estudiaron sin importarle­s que Zarco siguiera primero.

Al francés le pudo el desgaste y el cansancio. A falta de seis vueltas cedió ante la evidencia y permitió que Dovizioso le tomara la plaza. En el mismo movimiento, Márquez se impulsó a la segunda posición y Rossi tomó la tercera. Empezaba otro Gran Premio. Como si no hubieran pasado casi cuatro meses desde la última carrera en Valencia todo volvía a ser igual: Rossi mantuvo el ritmo y no se metió en más líos para aguantar el bronce. Delante, el Dovizioso constante –277 grandes premios consecutiv­os, desde su debut en 2002–, concentrad­o y estratégic­o mantuvo la calma mientras Márquez le susurraba al oído. Ha estudiado tanto a su rival que sabía que el español lo intentaría, como siempre, hasta la última curva. Se permitió perder la primera plaza durante un suspiro. No más. Exprimió la Ducati en curvas y la recta final y le ganó el pulso a Márquez. Por solo 27 milésimas. Un dato sin importanci­a porque lo que subyace es la forma y la contundenc­ia. Tres duelos, tres triunfos. «No empecé bien y he tenido calma para recuperar. Sabía que Marc lo intentaría. Hemos sabido aguantar y volver a batirlo», se expresó el nuevo líder. «Iba más que al límite. Algún día lo haré, pero de nuevo me ha ganado», admitió Márquez. El Mundial empieza con presagio de grandes duelos entre ambos. Dovizioso tiene todo, también la receta 2018 volver a frenar a Márquez.

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