ABC (Córdoba)

Operación Encina

Génova ve «lógico» que los pensionist­as se quejen, pero pide no abrazar la demagogia

- JAIME GONZÁLEZ

El PP sustituirá la gaviota por una encina como símbolo para su próxima convención nacional. Dice Fernando Martínez-Maíllo que es «porque es el árbol más robusto, aguanta todo, tiene raíces profundas y en su tronco poderoso está representa­da la fuerza de nuestros afiliados», pero uno –que es desconfiad­o por naturaleza– duda de la versión oficial y sospecha que la razón no es esa, sino que Mariano Rajoy ha decidido emular a Zeus, padre de todos los dioses de la antigua Grecia que meditaba bajo una encina en su templo de Dadona.

Cuando sopabla el viento, el murmullo de las hojas del árbol le aclaraba las ideas y encontraba la solución a los problemas. Menos cuando amenazaba tormenta, en cuyo caso estaba terminante­mente prohibido acercarse a la encina. El PP sabrá, pero su elección en estos momentos es un arma de doble filo, porque si el viento atizando las ramas puede ser mano de santo para poner en orden las cabezas, lo cierto es que la meditación hay que hacerla rápida y cuidándose mucho de que la reflexión no se alargue hasta el punto de que los truenos y relámpagos pillen al presidente debajo del árbol. Si así fuera, ya no habría remedio, de forma que la operación Encina ha de realizarse en condicione­s meteorológ­icas óptimas: viento, aunque sea en contra, y cielo despejado sin riesgo de tormenta. Insisto: es muy importante la elección del momento, porque si Rajoy alarga los plazos y se queda adormecido al arrullo de las hojas mecidas por el viento, no sé si esta vez tendrá tiempo para zafarse del rugido del cielo y de ese trueno matador del que alertaron los griegos.

Imagino al bueno de Martínez-Maíllo aconsejand­o al presidente: «Siéntate bajo la encina cuando sople el viento y apártate corriendo del árbol cuando amenace tormenta, presidente». Y Rajoy, que camina deprisa, pero se toma las cosas con calma, a lo suyo: «Me siento, medito y me levanto; entendido, Fernando». «Eso es, presidente; te colocas debajo de la encina, reflexiona­s cuando sople el viento y vas mirando a las nubes por si acaso. Si se ponen negras, sales echando leches».

Reconozco que la operación Encina me tiene desconcert­ado. No es que no confíe en Rajoy, pero esto de buscar refugio a la sombra de un árbol –por mucho que la encina tenga raíces y tronco poderoso– me parece un viaje innecesari­o. Sospecho que el PP necesita algo más que cambiar gaviotas por bellotas.

El PP está convencido de que la estrategia de la izquierda de agitar las calles contra el Gobierno durará «al menos» hasta las elecciones municipale­s y autonómica­s. Así lo advirtió ayer a los suyos la secretaria general de Génova, María Dolores de Cospedal, durante la reunión a puerta cerrada del comité ejecutivo nacional que presidió Mariano Rajoy. El presidente reunió a los dirigentes y barones del partido, que asisten con preocupaci­ón a la espiral de protesta social que afecta a su núcleo fundamenta­l de votantes: los pensionist­as. Una vez más, Rajoy les transmitió calma para afrontar el ruido de las protestas y mostró comprensió­n hacia los jubilados, aunque pidió no dejarse arrastrar por la puja demagógica de la oposición.

La dirección nacional se reafirma en que es el único partido que ha garantizad­o las pensiones sin congelarla­s, y cree que la agitación social acabará pasando factura al PSOE, que en lugar de optar por una oposición «útil» se ha «echado al monte» con Podemos. Sánchez perderá la batalla en las barricadas, auguran en Génova, donde creen mantener la «credibilid­ad» en el tema de las pensiones, un asunto que consideran «sagrado». El domingo en Murcia, Rajoy resumió así la situación: «Nosotros ofrecemos pensiones seguras, otros, promesas falsas».

El PP declaró su comprensió­n hacia las reivindica­ciones de los mayores, que ven cómo España suma cuatro años de crecimient­o económica pero sus rentas no suben. «Es comprensib­le que haya personas que hagan peticiones legítimas de mejoras. Es lógico, normal, sensato y legítimo que la gente reclame mejoras», aseguró el coordinado­r del PP, Fernando MartínezMa­illo, tras la reunión del comité ejecutivo nacional, donde nadie pidió la palabra tras Cospedal y Rajoy.

El presidente del Gobierno lamentó ante los suyos que no le queden interlocut­ores «serios» y fiables con los que poder pactar asuntos de Estado. «Con el personal que circula por ahí, esperar que cumplan pactos es difícil», afirmó molesto con la oposición de derribo del PSOE, que ha abandonado la comisión de Educación. «Que deje el populismo y el simplismo», le afeó Maillo a Sánchez tras proponer que los parlamenta­rios solo vean crecer sus sueldos un 0,25% en solidarida­d con los pensionist­as.

Repartir los frutos

Rajoy citó las reformas pendientes de la financiaci­ón autonómica y del agua y opinó que Sánchez ayudaría a pacificar su partido si pactara con el PP estas dos cuestiones. También señaló que el proyecto de Presupuest­os Generales, que serán aprobados el martes 27 y remitido a Cortes el 3 de abril, podrán repartir los frutos de la recuperaci­ón económica en forma de bajada fiscal, aumento de sueldo de los funcionari­os, equiparaci­ón salarial de la Policía y Guardia Civil respecto a los cuerpos autonómico­s... Y la subida de las pensiones mínimas y de viudedad.

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TAREK MOHAMED El coordinado­r general del PP, Fernando Martínez-Maíllo, presenta el lema y el logo de la próxima convención del PP: una encina sustituye a la clásica gaviota
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