Los papeles del divorcio británico
«Nada está acordado hasta que todo esté acordado», advierte el negociador jefe de la UE para el Brexit sobre el acuerdo sellado ayer en Bruselas. Michel Barnier compareció en la capital comunitaria junto al británico David Davis para adelantar los detalles de un «acuerdo de retirada», aún con bastantes flecos pendientes, que ha servido al menos para limitar el periodo de transición del Brexit, que se prolongará hasta diciembre de 2020, y que pone negro sobre blanco el futuro y los derechos de los europeos que lleguen al Reino Unido hasta entonces. También se ha zanjado la cuestión financiera, la factura que Londres tendrá que abonar por su divorcio a quienes hasta ahora han sido sus socios, pero queda pendiente el complicado encaje de una frontera blanda entre las dos Irlandas y el futuro de Gibraltar.
El propio Barnier aseguró ayer que España y el Reino Unido han comenzado ya a negociar el futuro del Peñón, lo que obligó al ministro de Exteriores a reconocer la existencia de ese diálogo, de cuyo resultado depende la firma definitiva de ese acuerdo de retirada. «Estamos en ello, y esperanzados –dijo Alfonso Dastis– en que antes de que haya que firmar el acuerdo, en torno a octubre, a lo mejor antes, podamos alcanzarlo». España, asegura el titular de Exteriores, está siendo «extremadamente flexible y constructiva», pero quedan cuestiones «irritantes» que aún no están resueltas. Como recordó Barnier, la materialización del Brexit depende de que España dé su visto bueno a lo que suceda con el peñón de Gibraltar.