EL COLECTIVO DOWN MUESTRA SU OFICIO LABORAL
ABC RECOGE EL TESTIMONIO Y LA EXPERIENCIA DE DOS JÓVENES TRABAJADORES CON EL SÍNDROME
UNA de las maneras más efectivas de romper las barreras mentales que persisten en la sociedad acerca de las personas con una copia extra del cromosoma 21 es esforzarse por que se integren en el mercado de trabajo. Lo tienen claro en la Asociación Síndrome de Down Córdoba, que con cerca de doscientos socios cuenta ya con una dilatada experiencia en este asunto en virtud de un programa de inserción laboral que consigue cada año que unos quince jóvenes discapacitados encuentren un puesto de trabajo. El dato lo aporta José Antonio Cámara, que es el responsable de formación laboral de la entidad. «Nuestra misión es diseñar un itinerario específico para cada persona, porque cada cual tiene unas capacidades y unas potencialidades diferentes», explica este profesional justo cuando se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down.
Los pasos firmes que da la entidad con sede en la calle María Montesori con cada uno de los aspirantes a lograr una plaza en el mercado de trabajo siguen una ruta bien definida. «En primer lugar hay que centrarse en la formación para que el candidato adquiera unas cualidades profesionales y que, además, le preparen para la vida adulta», detalla José Antonio Cámara. La segunda fase consiste en la realización de prácticas en empresas o en organismos públicos que tengan convenios destinados a discapacitados. «Quienes han conseguido superar esos dos momentos pasan a un programa de búsqueda de empleo, en el que nos volcamos en la elaboración de un perfil profesional de cada uno de ellos y en el que intentamos que colaboren», añade el responsable de formación de la Asociación de Síndrome de Down cordobesa.
La siguiente fase es la asunción de
Por fases
Tras una formación, los beneficiarios del programa pasan a sus puestos, primero de forma tutelada
una responsabilidad laboral, que al principio se produce de un modo tutelado y que poco a poco va dejando espacios de autonomía a quien la protagoniza. «Se trata de un método de empleo con apoyo, como nosotros le llamamos, y que se resume en que una persona [o monitor] de aquí de la asociación acompaña a la persona con Down al puesto de trabajo y le enseña cómo tiene que desempeñarlo. De una forma gradual este profesional de apoyo se va retirando», señala Cámara. «Pasamos de una presencia [o tutela] intensiva a una intermitente, hasta que llega el momento es que el trabajador que hemos insertado en una empresa o en una institución está preparado para valerse solo, aunque con la ayuda del apoyo natural, esto es, del que le prestan sus compañeros in situ», resalta.
«Integrados»
Entre las empresas que el responsable de Formación de Síndrome de Down Córdoba cita como ejemplos de preocupación por la incorporación de discapacitados se encuentra la firma francesa Decathlon, que tiene un programa específico dedicado a la inclusión de personas con problemas de salud que se llama «Integrados». «Ellos tienen muy presente a gente como nuestros asociados, y colaboran mucho: en estos momentos hay tres jóvenes con síndrome de Down que trabajan en la tienda principal de nuestra ciudad», subraya José Antonio Cámara.
Esta sensibilidad de la compañía gala de artículos para la práctica del deporte queda patente, además, cuando sus beneficiarios insisten en todo lo bueno que les aporta, por ejemplo, las actividades colectivas, esto es, la organización de partidos de diferentes disciplinas o de sesiones de natación o senderismo entre los trabajadores del centro. «A mí me invitan a estas citas y yo voy encantada. Valoro también mucho que me llamen para las cenas de empresa: hace poco estuvimos los compañeros cenando en la Sociedad de Plateros», precisa en este sentido Ana Leticia Solana Lara, una de las chicas incluidas en su programa de inclusión laboral [ver el reportaje de esta página].