Un experto alerta del miedo como el gran arma del yihadismo
Reclama narrativas contundentes en iconos como la Mezquita evitando la propaganda radical
El catedrático de Psicología de la Universidad de Granada, Humberto Trujillo, impartió ayer la conferencia que llevaba por título «La cultura del miedo como herramienta yihadista» dentro del ciclo «Democracia, radicalismo y sociedad civil» organizado por el Instituto de Seguridad y Cultura. Durante su intervención, reclamó narrativas contudentes en iconos concretos como la Mezquita y la Alhambra de Granada reclamando sus valores occidentales para que no sean parte de la propaganda yihadista.
En el primero de los casos, según explicó el profesor, la cultura del miedo «es un instrumento de manipulación muy eficaz, puesto que permite captar a aquellas personas poco robustas desde el punto de vista psicológico y que son incapaces de conseguir sus propios objetivos vitales y de dar respuesta a los múltiples problemas existentes en su entorno».
En cuanto a la población que comparte estos valores, el yihadismo busca todos los medios a su alcance para generar desequilibrios y dudas con la idea de «hacerles caer en un estado de indefensión y de resignación», siendo los atentados su representación más conocida. Según destacó, la simbología utilizado por estos terroristas para lograr sus fines son variopintos, aunque todos ellos se aglutinan en la bandera negra del Daesh.
Este catedrático otorga una gran relevancia a todo lo que tenga que ver con el terror en relación a estos grupos extremistas hasta el punto de afirmar que «el yihadismo se sustenta fundamentalmente en la estrategia del miedo». «Si ellos no lograsen generar desequilibrios e inquietud en la población sus ideas carecerían de ninguna fuerza», según apuntó. Trujillo indicó que las personas de los países occidentales son menos sensibles a la manipulación producida a través de determinadas símbolos, «aunque eso no quiere decir que la población musulmana sea más propensa en caer estas redes de captación».
Desde su punto de vista, este fenómeno es muy complejo al contar con muchas aristas. Sin embargo, «todo pasa por el poder, es decir, las personas que se dejan llevar por estas ideologías extremistas buscan ese poder que no han logrado en su etapa vital anterior». En este sentido, «se convierten en unas persona nuevas que pueden llegar a tal nivel de alienación que incluso terminan por inmolarse para, según su ideología, seguir ganando poder incluso después de la muerte». Internet y las redes sociales juegan un papel muy destacado en este proceso que ha de combatirse.