EL INDEPENDENTISMO BUSCA OTRO MÁRTIR
El intento del Parlament de adelantarse a la probable inhabilitación de Turull, lo que impediría que fuera president, busca convertir a éste en una nueva «víctima» del Estado
LA renuncia definitiva de Jordi Sànchez a ser candidato a la presidencia de la Generalitat y la apertura de una nueva y apresurada ronda de contactos nocturnos por parte de Roger Torrent en busca de apoyos para Jordi Turull no auguran sino un nuevo parche para afrontar la crisis en Cataluña, burlando la posible decisión que mañana tome el Supremo con la intención de convertir a éste en el nuevo mártir del independentismo. Su división es indudable, y el chantaje de la CUP a ERC y Junts per Catalunya para forzar que los huidos Carles Puigdemont y Josep Comín renuncien a su escaño si quieren investir con votos suficientes a cualquier candidato solo pronostica un mayor enconamiento del conflicto. Cataluña sigue bloqueada porque no hay una voluntad real de pasar página del fracasado golpe de Estado y proponer como nuevo presidente a un candidato sin un futuro penal comprometido. A priori, la designación de Turull es una chapuza inservible para arreglar el desaguisado que el independentismo ha causado en Cataluña, toda vez que no solo está imputado por rebelión y sedición, sino que desde mañana mismo puede quedar formalmente inhabilitado si es procesado y perder automáticamente su escaño y toda opción de presidir la Generalitat. Una vez más Cataluña quedaría paralizada o abocada a nuevas elecciones. Solo se está consiguiendo perder tiempo, estabilidad e inversiones. Y todo ello, en medio del hartazgo de muchos cientos de miles de catalanes independentistas, conscientes de que el delirio separatista no ha sido más que un engaño y de que no habrá opción de reeditarlo. Y, sobre todo, de que el Código Penal y la aplicación del 155 están surtiendo efecto para que los golpistas entiendan que el precio de atentar contra el Estado de Derecho es la cárcel, la huida o el ostracismo político.
Torrent está incurriendo en una conducta cuasi-prevaricadora manteniendo a Cataluña paralizada. Después de retrasar durante semanas un pleno de investidura con el que desatascar los plazos oficiales, anoche trató de improvisar una sesión exprés para hoy, justo antes de que el Supremo pueda inhabilitar a Turull. Mantener sine die a los catalanes en un limbo político, sin expectativas reales de futuro para un Gobierno autonómico libre de cargas judiciales, es sencillamente una tomadura de pelo que cada día cuesta dinero a sus ciudadanos y a todos los españoles. Ya es hora de que el separatismo permita a Cataluña recuperar la cordura y la estabilidad que perdió años atrás con el diseño de su golpe al Estado democrático. De hecho, la decisión del magistrado del Tribunal Supremo de comunicar mañana los primeros procesamientos revela que la investigación está muy avanzada, que los indicios criminales son palmarios y que el futuro de Cataluña debe quedar ya en otras manos.