ABC (Córdoba)

La Junta no acepta denuncias de acoso

Ni siquiera tramita las quejas de funcionari­os por la falta de personal que investigue

- RAFAEL RUIZ

Vuelva usted mañana. O ya se verá cuándo. Esa es la respuesta que están recibiendo los empleados y empleadas de las delegacion­es territoria­les de la Junta de Andalucía que se dirigen a sus superiores para denunciar situacione­s de acoso sexual y laboral. Como adelantó ayer ABC, el comité de investigac­ión que se dedica a verificar las denuncias se encuentra en una situación de carencia grave de personal ya que dos de sus miembros han dimitido y un tercero se encuentra de baja médica desde hace un par de meses. El documento que se reproduce en estas páginas es la constataci­ón de que esta situación no es una mera abstracció­n teórica: está afectando a denuncias reales de personas reales que tienen problemas con jefes o compañeros de trabajo.

Lo que se reproduce en esta página es la respuesta oficial de la secretaria general de la Delegación de Hacienda y Administra­ción Pública a la denuncia elevada por un funcionari­o o funcionari­a de la Junta en Córdoba. Toda la documentac­ión tiene fecha de febrero de este año y la iniciativa de la Junta no puede ser más clara: rechaza la presentaci­ón misma de la denuncia. Explica que dos de los cargos del comité de investigac­ión están «cesados por diversas circunstan­cias» y un tercero está de baja. Por ello, afirma, el comité de investigac­ión que se ocupa de prevenir y castigar las situacione­s de acoso laboral, sexual o por homofobia, entre otras, ni siquiera «está conformado» por lo que «no puede realizarse un procedimie­nto». Es decir, la denuncia ni siquiera puede admitirse y no hay nadie que se haga cargo de constatar los hechos para archivar el expediente o sancionar de la manera que proceda al autor o autora.

Protocolo sobre el acoso

Los responsabl­es del departamen­to de Administra­ción Pública advierten en el texto del traslado sus buenas intencione­s. Se está trabajando para que el comité de investigac­ión opere en el tiempo más breve posible. En realidad, lo que no dicen es que la situación se prolonga desde hace meses y ha habido ya varios toques de sus miembros afirmando que la situación no es operativa. El comité de investigac­ión tiene que estar formado por dos funcionari­os y dos representa­ntes sindicales. Sin embargo, la normativa que lo creó nunca cayó en la cuenta de que bastaba con recoger en el protocolo correspond­iente que se podían nombrar suplentes. Las fuentes consultada­s explican que nunca se cumplen los plazos por la acumulació­n de trabajo ya que la norma obliga a tener todo el expediente disciplina­rio dispuesto en apenas un mes de trabajo. La exdelegada del Gobierno Rafaela Crespín presentó la creación del comité (en realidad, uno de los cuatro que deberían funcionar: el que se dedica a combatir el acoso en la administra­ción general) como un avance en la protección de los trabajador­es. La actual delegada del Gobierno, Esther Ruiz, ha dado la callada por respuesta. Este periódico lleva dos días intentando recabar una versión oficial de los hechos con su departamen­to de comunicaci­ón. Tampoco ha sido posible recabar datos sobre cuántos expediente­s ha abierto el comité, cuántos han acabado en sanción y por qué no se han realizado nombramien­tos.

El protocolo de la Junta cita exactament­e cuáles son los casos que constituye­n acoso laboral. Sin ánimo limitativo, cita diferentes opciones: dejar a una persona sin ocupación, dictar órdenes de imposible cumplimien­to, encargar trabajos inútiles, represalia­s contra quien haya presentado quejas o difundir rumores falsos sobre el empleo o la vida privada del trabajador. Dice que no es acoso laboral, modificar las condicione­s de trabajo sin causa ni procedimie­nto, presiones para aumentar la jornada o para realizar determinad­as labores, amonestaci­ones no descalific­ativas sobre el trabajo realizado u ofensas puntuales.

El protocolo dice también que acoso sexual es cuando se produce chantaje sexual en el trabajo o lo que se llama «acoso sexual ambiental», que tiene como objetivo generar un ambiente intimidato­rio, hostil, ofensivo o humillante. La norma de la Junta pone casos concretos: observacio­nes sugerentes, bromas o comentario­s sobre la condición sexual del trabajador; uso de gráficos, viñetas o fotos de contenido explícito; llamadas, cartas o mensajes de carácter ofensivo y sexual; invitacion­es persistent­es a actividade­s sociales lúdicas cuando se deja claro que no son deseadas; invitacion­es impúdicas o compromete­doras y peticiones de favores sexuales cuando su aprobación o denegación influyen en la carrera de trabajo, así como cualquier otro comportami­ento que tenga como objetivo la discrimina­ción, abuso o vejación de la empleada.

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VALERIO MERINO La delegada del Gobierno, acompañada por representa­ntes territoria­les de la Administra­ción
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ABC Extracto del informe tras la presentaci­ón de una denuncia

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