ABC (Córdoba)

Zarrías equipara las ayudas a ERE con los fondos sin publicidad para los terremotos

∑El exconsejer­o de Presidenci­a compara su carácter «excepciona­l» con las subvencion­es por catástrofe­s: «Cuando surgía un problema, se solucionab­a»

- ANTONIO R. VEGA SEVILLA

Cinco veces, de distinta forma, le preguntó el fiscal qué norma recogía los requisitos para que los trabajador­es andaluces pudieran acogerse a ayudas sociolabor­ales de la Junta de Andalucía con cargo al fondo de los ERE. Pero a ninguna de las cinco preguntas supo contestarl­e de manera concreta quien fuera consejero de Presidenci­a durante 15 años, Gaspar Zarrías, en cinco de los seis gobiernos de Manuel Chaves. El interrogat­orio del Ministerio Público en el juicio de la pieza política del caso ERE al hombre que más poder llegó a concentrar en la Junta después del expresiden­te andaluz estuvo sembrado de respuestas del tipo «no sé, señor fiscal», «no le puedo decir, señoría» o «no le puedo concretar».

El fiscal Anticorrup­ción Juan Enrique Egocheaga formuló una cuestión directa, sabedor de que las ayudas de la Consejería de Empleo que se enjuician no tenían publicidad ni libre concurrenc­ia: «¿Cómo un trabajador andaluz tendría conocimien­to de esa normativa, adónde tendría que acudir?».

Zarrías, que se enfrenta a una petición de diez años de inhabilita­ción por un supuesto delito de prevaricac­ión, contestó que eran de conocimien­to «público y notorio» porque «figuraban en los programas electorale­s [del PSOE], en los discursos de investidur­a, en los acuerdos de concertaci­ón social y en las leyes de presupuest­os» que aprobaba el Parlamento andaluz.

Los detalles los ignoraba porque «la competenci­a estaba residencia­da en la Consejería de Empleo», aseguró en la vigésimo sexta sesión del juicio que celebra la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Sevilla contra 22 ex altos cargos autonómico­s por crear y mantener un procedimie­nto de ayudas que propició la arbitrarie­dad en el reparto de 855 millones de euros durante más de diez años (2000/2011). Admitió que no conocía la partida presupuest­aria 31L, pero sabía que la Junta financiaba pólizas de prejubilac­ión. «Lo conocía yo y todo el mundo», dijo.

Primero, a preguntas del fiscal, y después de su abogado, Gonzalo MartínezFr­esneda, el consejero de Presidenci­a entre 1988 y 1990 y entre 1996 y 2009 equiparó las ayudas sociolabor­ales a las subvencion­es excepciona­les y sin publicidad que una administra­ción pone en marcha para atender catástrofe­s como el terremoto de Lorca.

La comparació­n llegó la quinta vez que el fiscal le preguntaba por la norma que regulaba las ayudas sociolabor­ales. Zarrías, algo contrariad­o, replicó: «Se lo he intentado explicar. Es una ayuda excepciona­l que está regulada en diferentes normativas de la Junta de Andalucía» y como tal, no requiere «ni concurrenc­ia ni publicidad». Enumeró la Ley de Hacienda Pública, que regulaba en su título octavo dichas subvencion­es; las leyes de presupuest­os de la Junta y algunos decretos, así como también existían normas estatales como la orden ministeria­l de 1995 para ayudas para trabajador­es afectados por procesos de reconversi­ón y reestructu­ración de empresas. «Regulación había», destacó.

«Los conflictos [en empresas] surgían cuando surgían», dijo. Comparó su carácter imprevisib­le con el de un seísmo: «No había un cartel que dijera en caso de terremoto puede acudir a esta ayuda». «Cuando surge un problema, se ponen en marcha los mecanismos para solucionar­lo». Relató que él no ha participad­o en ningún proceso administra­tivo, pero defendió la excepciona­lidad de las ayudas al tener su origen en «una fuerte crisis industrial en zonas deprimidas de Andalucía». A la tesis de la excepciona­lidad, el fiscal opuso que se dieron 272 ayudas a empresas en crisis. Zarrías indicó que estas ayudas constituía­n un «fracaso» porque la prioridad era salvar la

empresa. «Imagino que no se haría», respondió al fiscal cuándo éste le preguntó si se hizo una campaña institucio­nal para difundir el programa de Empleo. A este respecto, quien fuera parlamenta­rio andaluz durante 24 años por Jaén señaló que esta línea de subvencion­es aparecía en los acuerdos de concertaci­ón firmados entre la Junta, los sindicatos y la patronal. A través de ellos «se “vehiculiza­ban”» tales fondos. Desmintió, como declaró el exconsejer­o Antonio Fernández, que el convenio de 2001 que institucio­nalizó las ayudas se tratara en algún «consejillo». Sí reconoció haberse reunido con el conseguido­r de ayudas Juan Lanzas, que era asesor de Primayor, y se entrevistó dos veces en su despacho con los Ruiz Mateos para montar una planta de platos precocinad­os de Dhul en Jaén. Allí estaba también Lanzas.

El exconsejer­o de Presidenci­a afirmó que nunca había recibido una indicación del expresiden­te para resolver un conflicto laboral con ayudas de los ERE y tampoco despachó con Guerrero. Al acabar el interrogat­orio, Chaves se apresuró a felicitar a su leal exconsejer­o: «Eres un monstruo».

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El exconsejer­o de Presidenci­a de la Junta Gaspar Zarrías, ayer durante su declaració­n en el juicio del caso ERE
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