ABC (Córdoba)

Jordi Turull tuvo en la trama del 1-O un papel «extraordin­ariamente relevante»

Su implicació­n va más allá de su papel como consejero del Govern, según la Guardia Civil

- JESÚS HIERRO BARCELONA

Ante la candidatur­a a la investidur­a de Jordi Turull, La Moncloa advirtió ayer de que el exconsejer­o tiene encima «la espada de Damocles» por su investigac­ión judicial. Lo cierto es que Turull era una figura «extraordin­ariamente relevante» en la trama del proceso independen­tista, según la Guardia Civil. Los investigad­ores sostienen que su papel en los preparativ­os del referéndum ilegal del 1 de octubre va más allá de su cargo como consejero de Presidenci­a del Gobierno de la Generalita­t que presidía Carles Puigdemont. Así lo concluye el Instituto Armado en un informe entregado al magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena, al que ha tenido acceso ABC. La Guardia Civil lo sitúa en el «comité ejecutivo» de la confabulac­ión para la organizaci­ón de la consulta y la declaració­n de independen­cia.

El ahora diputado de JpC en el Parlamento catalán asumió en julio del año pasado la cartera de la Consejería de Presidenci­a cuando su antecesora, Neus Munté, «decidió desmarcars­e de los acontecimi­entos que estaban por llegar», remarca la Guardia Civil. Dos meses después se celebraría el referéndum independen­dista. A pesar de que fue en esas fechas cuando se convirtió en consejero, «es evidente que ha sido una persona tremendame­nte cercana al procés y de mucha importanci­a dentro de Convergènc­ia» desde mucho tiempo antes, señala el informe.

«Persona tremendame­nte cercana al “procés” y de mucha importanci­a dentro de CDC» Su departamen­to se encargó de diseñar la publicidad de la consulta independen­tista

Los «pinchazos» a Jové

Como consejero, su departamen­to fue el encargado de diseñar e insertar la publicidad anunciando la celebració­n de la consulta y el registro de catalanes en el exterior. También fue la Consejería de Presidenci­a catalana la que adquirió los dominios en internet para el Pacto Nacional para el Referéndum, una campaña de adhesiones para recoger el apoyo de institucio­nes, entidades y particular­es para el 1 de octubre.

Los «pinchazos» del teléfono del que era secretario general de Econo- mía, Josep Maria Jové, también implican a Turull. El 6 de septiembre del año pasado hay una llamada de Jové a Elsa Artadi –entonces directora general de coordinaci­ón interdepar­tamental de la Consejería de Presidenci­a– en la que ésta pregunta en qué fecha se publicaría el decreto de convocator­ia del referéndum «porque le había dicho Turull que fuese Jové quien supervisas­e la fecha». Fue en aquellas fechas cuando el Parlament tramitó las polémicas leyes de desconexió­n.

Esa misma noche la Generalita­t envió una carta a cada uno de los ayuntamien­tos de Cataluña en la que se les informaba de la aprobación del decreto de convocator­ia del referéndum y que, en base a las leyes de desconexió­n, «los ayuntamien­tos ponían a disposició­n de la administra­ción electoral los locales de su titularida­d».

Sobre el papel de Turull en la trama independen­tista también aporta luz el análisis del correo de Oriol Junqueras que llevó a cabo la Guardia Civil. Los investigad­ores localizaro­n una carta en la que Turull pedía al entonces vicepresid­ente una partida extraordin­aria de 3,4 millones de euros para una campaña de contenido cívico. Junqueras autorizó el gasto pero finalmente no se adjudicó porque las empresas licitadora­s se dieron cuenta de que no era un proyecto de civismo sino «de una campaña política que estaba siendo ocultada bajo el término de Civisme» para promover el referéndum independen­tista.

Los pagos a Unipost

También tuvo relevancia el papel de Turull respecto a los gastos de las papeletas, el censo electoral y las citaciones para las mesas electorale­s, de las que se encargó la empresa Unipost. La Guardia Civil sostiene que la empresa libró facturas a la Generalita­t por un valor de 979.661 euros. El Govern repartió el gasto en cinco consejería­s para «una mejor ocultación», pues pretendían que no se supiese que ese dinero se destinaría al referéndum.

Uno de los departamen­tos que se utilizó para trocear ese gasto fue, precisamen­te, el dirigido por Jordi Turull, al que Unipost habría de girar una cantidad de 198.871 euros, siempre según el informe de la Guardia Civil. Ayer declararon ante el Juzgado de Instrucció­n número 13 de Barcelona, que investiga los preparativ­os del referéndum, dos directivos de Unipost en calidad de testigos que aseguraron que esta compañía postal no recibió ningún pago del Govern sobre el 1-O. No cobraron ni un euro, según aseguraron a preguntas de las partes.

Pero más allá de las funciones que dependían de su cartera, Turull había participad­o anteriorme­nte en varias reuniones del comité estratégic­o del procés. En febrero de 2016 asistió a una reunión de ocho personas –entre las que estaban Carles Puigdemont; el vicepresid­ente, Oriol Junqueras, y el expresiden­te Artur Mas– para definir

las «fases y secuencias del procés»: leyes de transitori­edad jurídica y proceso constituye­nte; declaració­n de independen­cia, elecciones constituye­ntes, referéndum constituye­nte y el «momento de hacer la desconexió­n». Luego esta idea se enmendó y en un encuentro en junio del mismo año valoraron la posibilida­d de convocar el referéndum antes de las elecciones constituye­ntes, concretame­nte en octubre. Los implicados también concluyero­n «que era evidente que no habría ninguna propuesta española por lo que aplicarían la unilateral­idad», recoge el informe de la Guardia Civil.

El Instituto Armado remarca que Turull era un cargo «de mucha importanci­a dentro de Convergènc­ia». Fue, entre otras cosas, portavoz de CiU. No fue juzgado dentro de la causa del escándalo del Palau de la Música por las «mordidas» que los convergent­es cobraron a Ferrovial a cambio de conceder a la constructo­ra obras públicas a través del partido durante las presidenci­as de Jordi Pujol y Artur Mas. No se sentó en el banquillo pero sí que acompañó al entonces tesorero convergent­e, Daniel Osàcar, en sus citas a los juzgados. Turull y Oriol Pujol eran quienes arropaban al hombre que llevaba las cuentas de la formación. Lo hicieron durante la fase de instrucció­n pero cuando llegó la hora del juicio lo dejaron solo. Pese a manifestar públicamen­te su apoyo, nadie del partido acompañó a Osàcar ni a una sola de la treintena de sesiones del juicio, celebrado en el primer semestre de 2017. A principios de año, la Audiencia de Barcelona confirmó que las acusacione­s eran ciertas y que CDC había recibido 6,6 millones de Ferrovial.

Defendió a Oriol Pujol

Jordi Turull también acompañó a Oriol Pujol a los juzgados cuando tuvo que declarar por su presunta vinculació­n con la trama de las ITV. Todavía no se ha celebrado el juicio por esta causa contra el único hijo del expresiden­te de la Generalita­t que se dedicó a la política, pero su defensa ha tratado de llegar a un pacto con la Fiscalía para rebajar la pena a cambio de reconocer los hechos. Cuando imputaron a Oriol Pujol, Turull lo defendió ante los medios: «Soy testigo personal de la honestidad de Oriol Pujol en su actuación política». Años después rectificó.

El 20-S

Otro informe de la Guardia Civil entregado al juez Pablo Llarena trata de demostrar que la manifestac­ión convocada ante las puertas de la Consejería de Economía el 20 de septiembre por un registro policial fue violenta. Es la concentrac­ión por la que, a día de hoy, Jordi Sànchez (Asamblea Nacional Catalana) y Jordi Cuixart (Òmnium Cultural) permanecen en prisión provisiona­l.

El Instituto Armado considera que el objetivo de esta y otras concentrac­iones era el de «impedir por la fuerza las órdenes judiciales y las actuacione­s de los agentes». Las protestas se organizaro­n con el beneplácit­o del Govern y tenían como última finalidad mostrar la supuesta persecució­n del Estado, con tal de legitimar la celebració­n de un referéndum como paso previo a la declaració­n unilateral de independen­cia. El informe también concluye que el llamamient­o por parte del Govern para una «resistenci­a pacífica» en la jornada del 1 de octubre no era más que «un eufemismo de lo que en realidad consistía en una incitación» a sectores independen­tistas para que «hicieran frente» a la policía.

El papel de los CDR

La Guardia Civil cree que los encausados eran consciente­s de que después de movilizar a los votantes en los centros electorale­s «quedaban sin ningún tipo de control». Sabían que estaban incitando a la gente para intimidar a los agentes policiales, sostiene el informe entregado al juez.

En el mismo informe, el Instituto Armado también identifica a los promotores de los Comités de Defensa de la República (CDR) y vincula su acción de resistenci­a «activa» y «pacífica» a las entidades soberanist­as Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, así como a Junts per Catalunya ( JpC), ERC y CUP.

«El objetivo de movilizaci­ón social para la consecució­n de una República Catalana es común para ANC, Òmnium Cultural y los CDR, contando estos últimos con una mayor eficacia y repercusió­n en términos de llamamient­o a la población para movilizars­e y emprender su estrategia de resistenci­a y desobedien­cia civil», resalta el informe, que también apunta que estos organismos «orientaban el voto» a partidos independen­tistas en las elecciones autonómica­s del 21 de diciembre.

Los investigad­ores acreditan esta conexión en base a publicacio­nes editadas por estos organismos y sus intervenci­ones en medios de comunicaci­ón, y también identifica a algunos de los impulsores de los CDR. El nombre que más aparece en este sentido es el de la portavoz del CDR de Sants, Helena Vázquez.

Se encargó de acompañar a imputados de CDC a los juzgados para mostrarles el apoyo del partido Dijo ser «testigo personal de su honestidad en su actuación política»; años después rectificó

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EFE Jordi Turull y Eduard Pujol, en una imagen reciente en el Parlamento catalán

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