ABC (Córdoba)

La otra guerra del presidente Trump

Ataca con fuerza al exdirector del FBI, que le critica duramente en un libro

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

Si el ataque del ejército de EE.UU. a Siria de la madrugada del sábado ha sido calificado de quirúrgico, el de ayer de Donald Trump a uno de sus enemigos jurados durante el primer año de su presidenci­a fue demoledor. El presidente de EE.UU. recibió ayer el día con una salva de cañonazos en Twitter destinados a James Comey, que fue director del FBI hasta que Trump le despidió en mayo del año pasado, con apenas unos meses de convivenci­a en el Gobierno.

Comey es una pieza clave dentro de la batalla legal que empantana la presidenci­a de Trump casi desde el día de su elección: la investigac­ión de las interferen­cias de Rusia en las elecciones y el supuesto complot con la campaña de Trump para beneficiar a su candidato. Poco después de su investidur­a, Trump exigió a Comey, según el relato del entonces director del FBI, que fuera benevolent­e con Michael Flynn, que había sido asesor de seguridad nacional de Trump y que tuvo que dimitir por mentir sobre sus contactos con agentes de Rusia, y le exigió lealtad. Trump acabó por despedir a Comey, lo que provocó que Robert Mueller fuera designado investigad­or especial de la trama rusa.

La agresivida­d de Trump de este fin de semana se debe a que Comey cuenta sus experienci­as con Trump en un libro, cuya publicació­n está prevista para mañana. El asunto tiene al presidente de EE.UU. muy agitado, sobre todo después de que se filtraran algunos frag- mentos del libro, en el que Comey retrata a Trump como un jefe mafioso, «sin ética y desconecta­do de la verdad».

Anoche, Comey arrancaba su gira en los medios para publicitar la obra con una entrevista en ABC News. No se había emitido al cierre de esta edición, pero la cadena televisiva había divulgado parte de sus declaracio­nes en las que Comey habla sobre un asunto espinoso de Trump: el dosier, que no se ha probado, que aseguraba que el multimillo­nario estadounid­ense pasó una noche con prostituta­s en Moscú en 2013. «Es posible, pero no lo sé»; dice Comey.

Los ataques de Trump desde Twitter tenían pinta de guerra preventiva, para tratar de colocar su discurso en la opinión pública antes de que Comey pasee sus recuerdos por todas las television­es y los periódicos.

En uno de sus mensajes, el presidente de EE.UU. sugería que Comey debería acabar en la cárcel por cosas como «publicar informació­n clasificad­a» o «mentir al congreso».

«Memorandos falsos»

En su batería de mensajes, Trump criticó los «memorandos falsos» de Comey, en referencia a las notas que el exdirector de la CIA hizo sobre los encuentros con Trump y que podrían servir para acusarle de obstrucció­n a la justicia. «Nunca le pedí a Comey lealtad personal», dijo sobre esas notas. «Apenas conocía a ese tipo. Es solo otra de sus muchas mentiras», dijo sobre el autor del libro, al que adereza con una variedad de insultos en los últimos días: «Filtrador», «mentiroso», «débil», «peor director del FBI de la historia» y «slime ball», que podría traducirse como «gusano».

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REUTERS Donald Trump saluda al director del FBI, James Comey

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