Un Isco espectacular se exhibe ante sus paisanos
El malagueño fue el protagonista de la victoria del Real Madrid contra un Málaga entregado. Marcó el primero de falta y dio la asistencia a Casemiro
La cuestión Benzema Sin Cristiano y sin Bale, el francés estuvo errático como rematador y lució solo en la jugada del 0-2
Lo primero que hubo en el partido fueron aplausos del público a Isco, y protestas contra Al Thani, el deño, «el jeque del Qatar», como recordaba una letrilla local que terminaba en lo que da la gallina. El Madrid salía en un 4-3-3 ofensivo con mucha posesión. Quizás se planteó como uno de los partidos más sencillos de la temporada. Jugaba bien el Madrid, con mucho movimiento arriba aunque pronto se notó la ausencia de una referencia convincente en el área. Benzema, gran habilitador de espacios, era un espantapájaros arriba.
La banda derecha surtía de balones, pero en el área todo se volvía poco significativo, blando, con un Benzema siempre hipotenso. Mayor peligro provocó una llegada de Kovacic, que paró con clase Roberto.
El balón era del Madrid y en el Málaga había intentos por construir algo por Adrián y Chory, que se buscaban por el campo con técnica desesperación. Las contras del Málaga eran abortadas de raíz por un Madrid muy atento y colocado.
Lucas perdonó una ocasión clara tras la combinación entre Benzema e Isco, que ya era el centro del partido. Todo rotaba a su alrededor como si formara parte de una de sus ruletas. Cada poco tiempo había cánticos contra Al Thani, que para el malaguismo es un poco como ese jeque que interpretaba Antonio Ozores en «Los energéticos».
Isco provocó una falta en el 29 y se la pidió a Ramos, que concedió. El golpeo fue perfecto, la barrera no precisamente numantina, y subió el 0-1. Pidió en seguida disculpas al público, que le ovacionó con más cariño si cabe. Isco está para que hagan una película de su vida, que evidentemente debería interpretar Antonio Banderas.
Pudo marcar después el segundo en una jugada personal y por momentos llegó a encantarse en ráfagas de exhibición y narcisismo rotatorio ante un público más entregado de lo normal. Estaba en casa, Isco, y hasta le pedían que lanzase las faltas del Málaga. El partido, que había empezado como un suave atardecer, cogía aires veraniegos. El Madrid llegó mucho, pero los balones centrados a Benzema morían todos en un mismo y acuático «plof».
Falta de control
Al final de la primera parte comenzó a llegar el Málaga. Ricca subió su banda con peligro por primera vez, y luego Casemiro y Keylor le hicieron un regalo a Iturra que el mismo Keylor corrigió. El fútbol del Madrid había pasado de alegre y diligente a insufrible por el intermedio de lo soporífero.
El Madrid retomó el partido tras el descanso. Buen despliegue de Kovacic y ambición por la izquierda de Theo, que mantiene sin embargo una falta de control sobre la pelota que da a cada subida suya un final azaroso. El Madrid casi se quedaba en punto muerto, pero le funcionaba el motorcillo autónomo de su banda derecha. También estuvo alerta Vallejo, veloz, concentrado y con más cuajo, como si hubiera madurado contra la Juventus lo que en todo el año.
Con un partido placentero, el segundo gol del Madrid lo marcó Casemiro rematando una contra espectacular. La asistencia le sumará a Isco, pero tanto mérito tuvo el desmayado pase de Benzema, que convierte la generosidad en desdén. Con ese tipo de pases parece que quiera subrayar su indife- rencia hacia el fútbol estadístico. Todos los benzemitas irguieron a la vez su meñique de degustadores de huevas de esturión. Después siguió su errático pim, pam, pum y por momentos se notó que parte del publico malaguis-
ta también quería silbarle, lo que hubiera sido insólito. El pase de Benzema, además de bonito, persistía en algo mortificante que tiene este jugador, pues iba a permitir que Casemiro le igualara con cinco goles en el campeonato. Acababa de hacer un hermoso nudo en la soga de datos con la que irían a ahorcarle.
Sonó el unánime «Isco, Isco» en su cambio y quedó Benzema de batuta de goma dirigiendo las contras juveniles de Lucas, Ceballos y Mayoral. El Málaga siguió intentando su gol (Rolan pudo) y el malaguismo acordándose de su dueño, el jeque. El partido murió siendo amistoso y acabó con el gol local de Rolan.