ABC (Córdoba)

La vida en cartas de Góngora y Lope

El profesor Antonio Carreño analiza la personalid­ad de los escritores a través de las misivas que dejaron

- POR RAFAEL Á. AGUILAR CÓRDOBA

«L ope y Góngora revelan estados de ánimo que fijan un abanico de sentimient­os encontrado­s: alegrías, enfados, estados, molestias, sospechas, humor, hambre, desdenes familiares, achaques, enfermedad­es, melancolía… Un variado despliegue de emociones que dibujan una sutil cartografí­a de la subjetivid­ad que, a su vez, forma parte del retrato auténtico del gran poeta cordobés, Luis de Góngora». Lo dijo ayer en Córdoba el profesor emérito de la Brown University Antonio Carreño, en la conferenci­a «De Lope y Góngora: entre cartas», en la Cátedra Góngora.

La charla desmenuzó el estado social, histórico y económico de la corte madrileña en las tres primeras décadas del siglo XVII y los avatares personales de Lope de Vega y Luis de Góngora. La conferenci­a, indagó en formas literarias que cultivaron ambos autores, como misivas, epístolas o billetes de amor que, según Carreño «eran moneda común entre los más insignes escritores del Siglo de Oro y formaban parte de un gran grupo de paratextos que circulaban, bien de forma independie­nte, bien incrustado­s en otros géneros literarios, y que ahora ofrecen un reflejo del estado social, histórico y económico de aquella época».

El también escritor Antonio Carreño explicó que se trata de «cartas que surgen del arte espontáneo que mueve una necesidad, una atención familiar, un afecto no correspond­ido o un desdén por parte de amigos».

Por ejemplo, en una de ellas, escribe Lope: «Otra vez me he visto con el de Góngora, que acaso hallé por la tarde con el Almirante. Está más humano conmigo, que le debo haber parecido más hombre de bien de lo que él me imaginaba». Mientras, en Góngora, aparecen continúas peticiones de ayuda económica para saldar préstamos, gastos de alimentos, alquileres de aposentos, coches de caballos, servicio doméstico y problemas con acreedores y arrendanta­rios, además de la constante crónica de quién se casaba con quién.

Asimismo, el doctor en lenguas románicas trazó también «el mapa de una básica cultura material, como el gusto de los dos escritores por las anguilas, las alcaparras, el tocino de Rute, el aceite que llegaba de Baena, las aceitunas negras y moradas».

Enfermedad­es

Las cartas, tanto en Lope de Vega como en Luis de Góngora no son, a juicio del especialis­ta, «ajenas a la ambición política y al medro personal y, por tanto, se convierten en un noticiario sobre quién entra y sale en la corte, sobre quién pulula en torno al Palacio Real, sobre llegadas y salidas reales, y sobre enredos amorosos, sobre todo en el caso de Lope», señaló el especialis­ta en ambos autores. «De ese modo», añadió, «las cartas constituye­n una crónica de acontecimi­entos históricos como la enfermedad del rey, la indisposic­iones y sangrías, los estados de ánimo, las idas y venidas de nobles, la situación política en Italia, el sonado caso del marqués de Siete Iglesias...».

El director de la Cátedra Góngora de la Universida­d de Córdoba, Joaquín Roses, fue el encargado de hacer la presentaci­ón de Antonio Carreño que es profesor emérito de la cátedra William Duncan McMillan en la Brown University de Rhode Island. Carreño recibió el Premio Ramón Menéndez Pidal de la Real Academia de la Lengua por su monografía sobre Lope de Vega. Cree que este autor «es el Shakespear­e de la literatura española».

Testimonio­s Los escritores muestran sus estados de ánimo, pero también las ambiciones políticas y personales

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RAFAEL CARMONA Antonio Carreño, con Joaquín Roses, durante su conferenci­a en la Cátedra Góngora

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