NO ES EL MOMENTO DE GASTAR MÁS
PESE a la ligereza del Gobierno al evaluarlo y restarle importancia, el informe del Banco de España que constata una desaceleración del crecimiento de la economía es grave. Las condiciones que tanto ayudaron a la recuperación se desvanecen y, en cambio, crece la sensación de descontrol político que, a una velocidad inédita en la historia democrática, Pedro Sánchez ha añadido a una coyuntura internacional que resultaba previsible.
Frente a la obcecación del dirigente socialista con el aumento del gasto público, la ministra de Economía, Nadia Calviño, no puede ignorar que cuando el Banco Central Europeo suba los tipos de interés, lo que sucederá más pronto que tarde, los costes financieros del Estado se dispararán. España es, además, uno de los países más vulnerables a la crisis que puede estallar en Italia, como han podido comprobar los mercados bursátiles. Nadie en La Moncloa parece ver que los precios del petróleo vuelven a estar al alza, factor que puede dañar seriamente la competitividad de muchas empresas, ni que, siendo Gran Bretaña un socio económico fundamental para España, la perspectiva de un Brexit sin acuerdo debería aconsejar cierta dosis de prudencia. El diagnóstico es tan evidente que hasta el Banco de España ha constatado que las familias españolas han empezado a ahorrar más, como reacción a la incertidumbre.
Desgraciadamente, nada de esto parece inquietar al inefable doctor en Economía, empeñado en subir impuestos, aflojar el control del déficit y comprometer la sostenibilidad de las pensiones con medidas demagógicas, cuando resulta evidente que en vez de esas recetas, fracasadas y procedentes del siglo pasado, se necesita moderación en el gasto y un permanente impulso reformador, obligados para no desengancharnos de la vertiginosa evolución de la economía mundial.