La ciencia al pie de las calles cordobesas
Centenares de personas participan en una iniciativa de la UCO para difundir su investigación en diferentes escenarios de la ciudad
¿« Y cómo podemos saber que todos estos alimentos son los más saludables para nosotros?», preguntaba con entusiasmo una de las investigadoras apostadas ante su expositor de los Jardines del Rectorado. «Porque me lo dice mi mamá», respondió una chiquitina del grupo que escuchaba con atención a las indicaciones de la científica. Tras una sonrisa cómplice inicial, y tratando de no perder la compostura para evitar reírse, la mujer se metía de lleno en una explicación más rigurosa, pero no por ello aburrida, sobre laboratorios, datos y experimentos. Justo al lado, una exquisita muestra con aceite de oliva virgen extra (aove) de Baena que se podía degustar con trocitos de pan blanco a modo de ejemplo.
Porque de eso se trata. La Noche Europea de los Investigadores, que este año cumple su séptima edición, básicamente sirve para sacar a la calle los últimos descubrimientos de la ciencia y los motivos por los que la vida es ahora mucho más cómoda y saludable que hace un siglo. Se muestran abiertamente, de una forma amena y didáctica, para empapar las mentes de los visitantes, en su inmensa mayoría estudiantes de Infantil y Bachillerato que arrastran a sus encantados progenitores a visitar una Feria de los Ingenios, con el encanto y el atractivo de un circo en miniatura.
Allí se podía conocer la composición de los huesos de un cráneo de diferentes animales carnívoros (de agudos colmillos) y herbívoros (con su cornamenta incorporada), se podía hacer volar algún que otro dron (algunos de los cuales acabaron estampados en la fuente de los Jardines del Rectorado) o se experimentaba cómo era tener los pelos literalmente de punta gracias a los efectos de la electricidad estática.
Guía paciente y científica
Todo muy práctico. Todo de fácil manejo y siempre guiados con infinita paciencia por científicos encantados con hacer ver lo que tienen entre manos en su día a día de laboratorio y aula universitaria.
De hecho, este año han sido alrededor de 350 los investigadores participantes, cuando en 2014 fueron 150. Se ha duplicado la cifra inicial y eso, en palabras del director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESACSIC), Joan Font, viene a demostrar a las claras «que los que trabajan en esto se mueren por enseñar a la sociedad lo que están haciendo» cuando tienen puestas sus batas blancas. Ayer vestían, por el contrario, con la camiseta negra del evento que se ha convertido en todo un icono.
No es lo único que ha crecido desde entonces. Los visitantes, igualmente, han ido a más. El propio rector, José Carlos Gómez Villamandos, quien no quiso perder la ocasión para estrechar pequeñas manos infantiles actuando de perfecto anfitrión, lo puso de manifiesto: «el pasado año sumaron 9.000
frente a los 4.000 de la primera edición, y estoy seguro que este año se volverá a superar esa cifra». Desde luego eventos para ello había, ya que se pasaron de las 51 actividades de 2017 a las 75 actuales.
¿Y por qué se ha trasladado desde los Jardines del Duque de Rivas, frente a la Pérgola, hasta el Rectorado, que supone un espacio algo más comprimido y estrecho? Según el rector, porque se ha querido, igualmente, invitar a la sociedad cordobesa a su Universidad para que la conozcan y la palpen y vean el entorno donde se genera todo ese conocimiento de carácter práctico. «La idea es hacer ver a estos jóvenes que nos visitan que gracias a esta investigación vivimos mejor, en mejores condiciones de alimentación y salud y pensando que el estado de bienestar que conocemos tiene su base en la ciencia, la investigación y los avances que comportan», señaló durante su visita a las instalaciones de los Jardines del Rectorado, donde se habían ubicado 25 equipos didácticos con sus correspondientes expositores para que los más pequeños los pudieran recorrer con la boca abierta, la mente dispuesta y auténtico hambre de conocimiento.
Y como suele ser habitual, lo más práctico es lo más sugerente y llamativo y siempre cobra forma de probetas, matraces o tubos de ensayo, cuanto más humeantes y coloridos, mejor, así como microscopios o experimentos de los que huelen o manchan.
Pero la actividad no se limitó al edificio neurálgico de la UCO. Ya por la mañana, como señaló la presidenta del Imgema, Amparo Pernichi (IU), en el Real Jardín Botánico tuvieron lugar hasta 11 actividades para escolares de toda la provincia, mientras que en patios y restaurantes de la ciudad se celebraban catas de vinagre, se impartían conferencias sobre turismo o se charlaba sobre ciencia acodados en la barra de un bar.
Precisamente, en el Boh Bar se había organizado una cata con tres vinagres de la Denominación de Origen Montilla-Moriles, desde el más suave hasta uno elaborado a base de Pedro Ximénez, para dar a conocer una producción que, según expuso Isabel López, técnico del Ifapa de Cabra y alma mater de la Denominación de Origen para el Vinagre del mismo nombre, «todavía necesita un fuerte empujón para darse a conocer al público y que se adquiera en el mercado». Una opinión con la que coincidió la presidenta la Asociación Amigos Amantes del Vino y Vinagre (Vinavin), Rocío Márquez, que también colaboraba en la organización de este evento.
Viviendas turísticas
Entre tanto, en el Patio que sirve de sede a la Asociación Claveles y Gitanillas, ubicado en la calle San Juan de Palomares, número 11, el investigador del IESA-CSIC licenciado en Matemáticas, con la especialidad de Estadística. Manuel Trujillo Carmona, expuso la actual situación en Córdoba entre los hoteles y las viviendas turísticas. Según lo expuesto ayer, por los datos recabados para un estudio recién terminado, en la capital hay 1.500 viviendas de ese tipo, de las que aproximadamente la mitad están ya perfectamente reguladas.
Su efecto sobre las pernoctaciones aún no se ha hecho notar, «pero nos constan que están ya trabajando de forma oficial para que se contabilicen en breve», con lo que la capital cordobesa sumará esas pernoctaciones a las actuales, si bien no están sirviendo para desestacionalizar el turismo, que sigue prefiriendo de forma masiva la primavera a acudir en otra época del año. Por cierto que el investigador estimó que las viviendas turísticas no están repercutiendo sobre la bajada de clientela en los hoteles, cuestión «que se ha notado algo durante el verano, que no es precisamente la temporada alta en la capital».
Unas cifras que van a más Desde 2014 hasta hoy se pasó de 150 a 350 científicos; de 4.000 a 9.000 visitantes y de 51 a 75 actividades Temáticas de interés La Noche incluye desde una Feria con 25 expositores, hasta catas de vinagre o charlas sobre el nuevo turismo