Dmercado La casa de Salvador
«Una cocina sencilla, sin complicaciones técnicas, donde no existen, por fortuna, los alardes y sofismas asiáticos tan en boga»
El entorno de la avenida de La Libertad partió como un proyecto urbanístico y comercial con ciertas pretensiones de calidad que hizo que popularmente se le denominara «la milla de oro». Aunque las expectativas tal vez fueran desmesuradas no hay lugar a dudas que ha conseguido desarrollarse como un núcleo de actividad mercantil de cierta magnitud en la ciudad.
En la zona más destacable, en torno al Hotel Córdoba Center, se han ido configurado un conjunto de restaurantes de distintas temáticas pero con un denominador común: cocina ágil y desenfadada, no exenta de calidad. Hace pocos días ha abierto sus puertas un nuevo restaurante, Dmercado, bajo la batuta de Salvador Jurado que ha sido durante muchos años jefe de sala de dos impecables restaurantes como son Picnic y Victoria 57.
Salvador controla la sala sin aspavientos, ni estridencias; reconociendo al cliente, dándole su lugar y respiro, sin atosigamientos innece- sarios. Se entiende perfectamente en esta casa que para la buena marcha del negocio la afabilidad y la corrección son principios básicos. Aquí la dirección de la sala se hace notar sobre otros de igual categoría. El local, muy acogedor, tiene una decoración actual, con los colores de moda (gamas de blancos y grises) que resuma bienestar y tranquilidad. La sala principal se complementa con varias mesas en la terraza exterior.
La carta es escueta pero más que suficiente para satisfacer los gustos personales más variados; tres o cuatro platos por apartado (una buena parte se sirven en medias raciones) y dando cierta centralidad a los arroces. Se trata de una cocina sencilla, sin grandes complicaciones técnicas, donde no existen, por fortuna, los alardes y sofismas asiáticos tan en boga. Todavía están en pleno rodaje y se aprecian ciertas carencias en algunos platos que, sin lugar a dudas, dada la solidez de sus profesionales, se irán limando con prontitud.
Unas exquisitas croquetas de jamón y pollo y unas tostas crujientes con pan de cristal pueden ser una magnifica antesala antes de compartir uno de los tres arroces que se proponen a diario: marinero, ibérico con verduras o negro con alioli. La carta de vinos es un compendio de sensatez y conocimiento: bodegas reconocibles, con marchamo garantizado de calidad, a unos precios muy asequibles.
En síntesis un restaurante muy agradable con una informalidad controlada, ideal para compartir todos las platos donde la relación entre el grado de bienestar y su precio es imbatible.