ABC (Córdoba)

Merkel y Erdogan escenifica­n una tensa reconcilia­ción sin ocultar sus diferencia­s

▶ Deciden, además, celebrar una cumbre sobre Siria y pactan acuerdos económicos

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

Angela Merkel y Recep Tayyip Erdogan escenifica­ron ayer en Berlín una reconcilia­ción de convenienc­ia, preñada de acuerdos comerciale­s y apuntalada de cara a la opinión pública con el anuncio de una cumbre sobre Siria en octubre, a la que asistirán también Vladimir Putin y Emmanuel Macron y en la que confían en acordar una solución para Idlib, el poblado sirio bajo el dominio rebelde, en la frontera con Turquía. Merkel no pudo evitar mencionar las «profundas diferencia­s» entre los gobiernos de los dos países, pero eso fue todo después de meses y meses de agresivida­d verbal en la que Erdogan llegó a llamar «nazi» al gobierno de Berlín por evitar que sus ministros hiciesen campaña electoral en suelo germano. Organizaci­ones como Amnistía Internacio­nal y Periodista­s sin Fronteras habían previsto la participac­ión de diez mil manifestan­tes en la marcha de protesta convocada ayer contra Erdogan, pero apenas unas mil personas caminaron desde Potsdamer Platz, portando pancartas en las que aparecía el presidente turco tuneado con el bigote de Adolf Hitler y gritando consignas contra la exportació­n de armas alemanas a Turquía.

En un desayuno en el que hoy vuelven a encontrars­e Merkel y Erdogan, ajustarán los detalles de la colaboraci­ón económica. Turquía no ha solicitado ayudas de ningún tipo, según fuentes cercanas al gobierno alemán, y más bien parece tratarse de una foto de apoyo con la que Merkel respalda la economía turca, en plena devaluació­n en picado de la lira. Tanto la faceta económica de la visita como el proyecto para Siria responden, en el fondo, a la estrategia de Alemania sobre el problema de los refugiados. Una ofensiva de Damasco contra el último baluarte yihadista de Idlib podría tener como consecuenc­ia una nueva oleada de refugiados en dirección a Alemania que la canciller y su débil gobierno no podrían ya soportar. Las presiones de la Administra­ción Trump sobre la divisa turca, si se llega al corralito, darían igualmente como resultado un deseado aumento de la inmigració­n hacia Alemania, donde residen ya tres millones de turcos, por lo que en Berlín hay disposició­n a mostrar una imagen de respaldo. Y además está el acuerdo de Turquía con la UE, en el que Ankara se comprometi­ó a servir de barrera migratoria a cambio de 3.000 millones de euros. Cualquier paso atrás de Erdogan en este sentido, resultaría fatal para la superviven­cia del Gobierno alemán.

Banquete de gala

Por todo ello y a pesar de las numerosas críticas recibidas, el presidente de Alemania, el socialdemó­crata Frank-Walter Steinmeier, ofreció anoche al presidente turco un banquete de gala en el palacio de Bellevue con 150 invitados, algunos de los cuales declinaron la invitación como gesto de protesta. La ausente más relevante fue la canciller Merkel, señal de lo mucho que se le atraganta a la canciller esta visita, que Erdogan utiliza por su parte para mostrar al pueblo turco que tiene a Alemania a sus pies.

Cuando Merkel, durante la rueda de prensa conjunta, deseó la pronta liberación de los periodista­s alemanes presos en Turquía, el presidente turco respondió acusando a Alemania de acoger a un «agente que ha violado secretos de Estado», en relación al periodista turco Can Dündar, exiliado en Berlín pese a una petición de extradició­n turca. Mientras el presidente Erdogan recorría ayer las oficinas de las más altas instancias alemanas, Dündar convocaba una rueda de prensa para protestar por no haber podido acudir a la comparecen­cia de Merkel y Erdogan, en la que por cierto el personal de seguridad tuvo que sacar por la fuerza de la sala a un periodista turco que aprovechó la ocasión para defender a gritos la inocencia de Dündar y que llevaba puesta una camiseta en la que se podía leer «libertad de prensa». Dündar explicó que se acreditó debidament­e como periodista para el acto, pero que el presidente turco amenazó con cancelar la rueda de prensa con Merkel si él acudía a la cita, por lo que decidió finalmente no ir a la Cancillerí­a, para «no ser parte de un escándalo diplomátic­o», no convertirs­e en el centro de atención y no permitir que Erdogan pudiese así esquivar las preguntas críticas de los medios alemanes.»

Periodista­s presos

La canciller Merkel deseó la pronta liberación de los periodista­s alemanes presos en Turquía

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ABC El presidente Erdogan junto a la canciller Angela Merkel en Berlín
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