Europa renace con Sergio García
▶ Después de un mal inicio (1-3), el español llevó a los suyos a ritmo de récord (4-0)
La Ryder Cup es un torneo tan especial que en unos pocos momentos puede cambiar la dinámica de los partidos por completo. Los choques suelen estar tan ajustados y se juegan tan cerca unos de otros, que se transmiten las emociones por completo. Por los gritos, aplausos, comentarios e imágenes de las pantallas gigantes, los jugadores están siempre al tanto de lo que sucede en su duelo particular y en los restantes.
Por eso hay que tratar de aprovechar al máximo las dinámicas positivas y tratar de minimizar las negativas. En el turno de mañana, Estados Unidos supo capitalizar un inmenso momento de suerte de Tony Finau en el hoyo 16 para contagiar a sus hombres y terminar la sesión con (1-3) a su favor; por la tarde, en contra, fueron los locales los que sintieron las alas que les daban Sergio García y Alex Noren en su arrebatador comienzo. «Los primeros nueve hoyos fueron para enmarcarlos y retenerlos en la memoria –comentó el español–, porque han sido nueve hoyos de espectáculo y de grandes golpes. Y poder firmar siete abajo en ese momento fue algo increíble de vivir».
Eso hizo que los compañeros que llevaban por delante se pusieran las pilas (Stenson y Rose y, especialmente, McIlroy y Poulter, que comenzó perdiendo ante Watson y Poulter) y que los de detrás (Molinari y Fleetwood) tomasen carrerilla ante los jóvenes Thomas y Spieth. El paseo triunfal de los anfitriones se tornó absoluto. Con todas las pizarras en azul y las ventajas subiendo, el colorido en las gradas fue adquiriendo más intensidad si cabe. Todos se habían quedado un tanto fríos después del jarro de agua matutino y las buenas noticias sirvieron para despertar los mejores instintos de revancha. «Según marchábamos hacia la salida del 6, ya con todos los marcadores favorables, nos vimos con una energía extra indescriptible. No sé cómo describirlo», señaló un emocionado Molinari, que junto a Fleetwood fue el único en cosechar dos puntos el viernes.
La espiral fue subiendo con tanta intensidad que los europeos terminaron ganando por la vía rápida y con un nuevo registro para la historia: un rosco en los foursomes, algo que nunca antes habían conseguido.
Los resultados fueron de escándalo en la mágica tarde versallesca. Tanto García-Noren como Molinari-Fleetwood endosaron unos dolorosos 5 y 4 a Mickelson-DeChambeau y ThomasSpieth, respectivamente; McIlroy-Poulter un 4 y 2 a Watson-Simpson y Stenson-Rose un 3 y 2 a Johnson-Fowler. Unas cifras inapelables que sirvieron para certificar otros registros más por los dos bandos. García alcanzó a Bernhard Langer en cabeza de los puntos sumados en foursomes (11,5), mientras que Mickelson superó a Nick Faldo en la tabla de más ediciones jugadas (12).
Unas parejas rotundas
Después de los experimentos de la mañana, cuando Thomas Bjorn sacó a un debutante en cada partido y los duetos
quedaron un tanto descompensados, las de la tarde fueron sólidas como rocas. Repitió la de Molinari-Fleetwood que tan buen resultado le había dado por la mañana (no deja de sorprender que se hayan acoplado tan bien, con lo diferentes que son en su carácter) y el capitán optó por lo seguro. Como venía de la debacle mañanera, tenía que poner toda la carne en el asador y colocó en primer lugar a los medallistas olímpicos Rose y Stenson, seguidos por los experimentados McIlroy y Poulter y el más veterano García amparando al debutante que faltaba por entrar en escena, Noren. «Estoy encantadísimo de haber jugado con él, ha estado de maravilla y ha sido una auténtica roca sobre todo teniendo en cuenta que era su primer partido», señaló el de Borriol.
Fue la mejor manera de olvidar las decepciones que provocaron las derrotas de Rose-Rahm ante Koepka-Finau y de Casey-Hatton frente a Spieth/Thomas (ambos por 1 hoyo) y la de McIlroy-Olesen contra JohnsonFowler. Afortunadamente, se pudo des-
Tarde de records
Phil Mickelson se convirtió en el líder en ediciones jugadas (12) y García, en puntos en foursomes (11,5)
cubrir la firmeza de un dúo que parece llamado a darle muchas alegrías al golf europeo, el anglo-italiano de Tommy y Francesco, que batieron sin remisión a los hombres más carismáticos del bando rival, Tiger Woods y Patrick Reed (3 y 1). Se da la circunstancia de que es la segunda vez consecutiva que el italiano gana al Tigre (la anterior fue en la última ronda del Open Británico) y que hoy volverán a enfrentarse en los fourballs matinales. Un nuevo dolor de cabeza para el ex número uno mundial.
Sin triunfalismos
De todas formas, en el bando europeo no quieren que cunda el triunfalismo. La emoción de lo vivido en el green del 14 en la tarde de ayer puede dar pie a que se piense que ya está todo conseguido. Pero nada más lejos de la realidad. «Solo es el primer día, todavía queda mucha tela por cortar. Vamos a relajarnos y a descansar para los siguientes partidos», avisó Sergio. Porque, como remachó Rahm, «aún quedan veinte puntos en juego», .