ABC (Córdoba)

Una odisea para empezar

▶ La selección llega un día tarde a Austria por un vuelo retrasado y tiene dificultad­es al reconocer el circuito

- J. CARLOS CARABIAS

Una hora de retraso en un vuelo de Iberia embarcó a la selección española de ciclismo en una peripecia estresante para inaugurar el Mundial de mañana en Innsbruck. En la reluciente capital del Tirol y su esplendoro­so casco antiguo lleno de flores y color, circundada la ciudad por un desfilader­o de crestas montañosas en los Alpes que guardan un valle verde como la esperanza, el equipo español empezó a preparar en plan contrarrel­oj una cita que invoca a Alejandro Valverde.

El grupo escogido por Javier Mínguez había llenado los pulmones de aire y la sangre de glóbulos rojos en una concentrac­ión de una semana en Sierra Nevada. Desde el aeropuerto de Granada se dispuso la selección a reunirse con Jonathan Castroviej­o, el ciclista del Sky que disputó el miércoles el Mundial contrarrel­oj y que esperaba a sus compañeros en un tranquilo hotel de Hopfgarten. Pero el vuelo de Iberia desde Granada a Madrid se retrasó una hora y comenzó la odisea para los ciclistas.

La selección llegó al aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas con la lengua fuera, sin apenas tiempo para enlazar con el último vuelo del día de Madrid a Múnich. Los ciclistas aterrizaro­n en la puerta de embarque con el avión todavía sin comenzar el despegue, enganchado al «finger» de acceso. Pero por más que rogaron que les abrieran la puerta, su reclamació­n no fue atendida. Colapso logístico. Los corredores tuvieron que hacer noche en Madrid, en un hotel cercano al aeropuerto y ocuparse de que en la Federación les ubicasen ayer en un vuelo directo a Múnich.

Cambio de vuelo

Los ciclistas encontraro­n acomodo a las nueve de la mañana, en un avión que llegaba a mediodía a la capital bávara. La intendenci­a de la Federación se puso en marcha para fletar varios coches que recogiesen a los deportista­s en el aeropuerto de Múnich y depositarl­os a toda velocidad en el trazado de Innsbruck donde se celebrará la carrera del domingo.

Con las bicicletas preparadas desde Hopfgarten hasta Innsbruck en otro vehículo, los ciclistas se bajaron del avión, se subieron a los coches, recorriero­n los 150 kilómetros que separan Múnich de Innsbruck en una hora y media y se aprestaron a montar en las bicis. Valverde, el capitán español, no conoce el circuito de Innsbruck y su tremenda ascensión a Gramartbod­en, la cima con tramos al 28 por ciento que asusta a la mayoría de los inscritos y espolea a otros, como el murciano.

Sucedió que en el programa se disputaba la prueba sub 23 y el trazado estaba cerrado cuando llegaron los españoles. La expedición se dio la vuelta, buscó una alternativ­a para inspeccion­ar la exigente subida y tampoco lo consiguió, ya que el tramo de ascensión también estaba clausurado a esas horas.

Los ciclistas, que llevaban unas horas de cierto estrés desde que el vuelo de Granada anunció el retraso fatal, cogieron las bicicletas para estirar las piernas, destensar los músculos y amenizar el agotamient­o psicológic­o de dos días de agobio. Por una hora de demora, la selección española y su líder, Alejandro Valverde, ha masticado una sesión de innecesari­a tensión.

Así plasmó ese malestar el conquense Jesús Herrada, cargando contra la compañía aérea española. «Gracias @iberia por dejar a la selección española en tierra camino del mundial de @ibk_tirol2018, se retrasa vuestro vuelo Granada - Madrid, llegamos a la puerta de embarque con última llamada en pantalla y no nos dejáis entrar cuando el retraso ha sido por vuestra culpa».

Logística

Por una demora de una hora, Valverde y sus compañeros variaron toda la planificac­ión del viaje

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RFEC La selección española, en el reconocimi­ento del circuito
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