EL INDEPENDENTISMO PIERDE EL CONTROL SOBRE SU JAURÍA
Protegidos y jaleados por el Gobierno catalán desde el golpe, los CDR atacan ahora a los Mossos en Barcelona para impedir una manifestación pro Guardia Civil y Policía
El «a por ellos» volvió a retumbar ayer en las calles de Barcelona. A pocas horas del primer aniversario del referéndum ilegal del 1-O, la capital catalana volvió a las escenas de tensión con el choque de dos manifestaciones de signo opuesto convocadas –expresamente– de forma simultánea. Una, organizada por policías, la otra, por independentistas radicales. Una tormenta perfecta que puso al límite la capacidad de los Mossos d’Esquadra de mantener el orden en un día que acabó con seis detenidos y decenas de heridos.
Si bien los policías y guardias civiles de «Jusapol» marchaban para exigir una mayor equidad salarial, habían escogido la Ciudad Condal, justamente en estos días, para reivindicar también la labor de los uniformados que protagonizaron la «Operación Copérnico» que trató de abortar el 1-O.
La convocatoria había indignado al colectivo independentista, que lo interpretó como una «provocación» y que anticipó su respuesta ocupando desde la noche anterior la plaza Sant Jaume. Con el ambiente ya muy caldeado desde primera hora, ambas marchas encontrándose en Via Laietana. Poco antes del mediodía, una sonora traca marcó el inicio de la batalla campal en forma de «Fiesta Holi». Así, al sonar los petardos, centenares de jóvenes de movimientos «antifascistas» empezaron a lanzar pintura en polvo y petardos contra
Antecedentes
El secesionismo llevaba días vertiendo ataques contra los Mossos y, sobre todo, contra Miquel Buch
Detenidos
La manifestación acabó con seis detenidos, un investigado y un mosso d’Esquadra herido
los Mossos, que intentaban evitar el choque mientras escuchaban proclamas como «No merecéis la “senyera” que lleváis» o «Fuera las fuerzas de ocupación».
El agresivo envite de los manifestantes fue respondido con cargas por los mossos. Estas fueron de una dureza poco habitual desde el inicio del proceso independentista, etapa marcada por la connivencia entre la Policía catalana y el movimiento antisistema, tan presente en Barcelona.
En Via Laietana hubo los primeros enfrentamientos y cargas, que se extendieron durante más de dos horas por todo el centro de la ciudad. Tiendas cerradas, turistas desorientados y carreras por callejones dibujaban un panorama caótico en el que los cánticos contra el consejero de Interior, Miquel Buch, y al presidente de la Generalitat, Quim Torra, se repetían sin cesar.
Las cargas cogieron a algunos manifestantes por sorpresa. «Desde los desalojos del 15-M no recordaba algo así», explicaba a ABC uno de ellos. Lo cierto es que la marcha organizada por Arran, la CUP y los CDR iba desde un primer momento enfocada a «ajustar cuentas» con los agentes de los Mossos. No en vano, el secesionismo llevaba días vertiendo ataques contra los Mossos, y, sobre todo, contra Buch por contradecir la petición del presidente Torra de iniciar una «movilización permanente». La tensión aumentó anteayer, cuando decenas de mossos desalojaron por sorpresa la acampada independentista montada ante la Generalitat.
La CUP y la cabeza de Buch
Las cargas de los Mossos enervaron a la CUP y su líder, Carles Riera, exigió la «dimisión inmediata» del consejero de Interior. «A la Policía y a la Guardia Civil ya no le hace falta reprimir el movimiento democrático de nuestro pueblo porque de eso ya se encargan los Mossos del señor Buch», aseveró Riera antes de exigir al Govern que explicara los motivos por los que sostenía en el cargo al consejero. A la espera de que hoy sigan los actos por el 1-O, se anticipa una crisis que puede hacer tambalear la estabilidad del gobierno de Torra.