Solo sabes de ellos por las catástrofes
Hay países del mundo en los que apenas reparamos. Tan sólo recordamos que existen cuando los destroza una catástrofe natural, algo que se repite con una periodicidad casi matemática, según la región del mundo. Otra vez ha tocado en Indonesia. En esta ocasión en el norte. Más de cuatrocientos muertos –contabilizados oficialmente–, miles de heridos y decenas de desaparecidos tras un terremoto, tras sus réplicas y el tsunami correspondiente. Y las cifras aumentarán. La única diferencia respecto a los desastres de años atrás es que ahora los vemos prácticamente en directo. Casi cada víctima o testigo lleva una cámara de televisión en el bolsillo. O en la mano.
Por eso la tragedia nos parece mayor. Aunque sea un calco, o incluso menor, que la hecatombe anterior. Ahora oigo los gritos en tiempo real; veo los cadáveres flotando y siento cómo se acerca la enorme ola arrasando casas, coches, animales y gente. Pero, ¿sabe qué? Tengo la impresión de que, a pesar de verlo, oírlo y de compadecernos, el impacto nos durará lo justo. Porque parece que estamos viendo una escena de «Lo imposible», de J. A. Bayona.
Hasta que volvamos a saber de Indonesia o de otra región para la desgracia, por la siguiente catástrofe.
PD: Indonesia es un país clave en el orden mundial. Es el cuarto más poblado del planeta. Su índice de natalidad es de casi tres hijos por mujer (el doble que en Europa). Y lo más llamativo: es el país con mayor número de musulmanes de todo el mundo: 250 millones de fieles en una sola nación. Por aquello de relacionar... En pocos años, el tercer país más poblado será Nigeria (siete hijos por mujer). Y como recordamos hace una semana, China será el país con más fieles católicos en 2030.
Cometemos un grave error al reparar en determinados países, solamente, cuando los destroza una catástrofe.