ABC (Córdoba)

CATORCE MESES

No hay excusa posible para justificar esta plaga del tiempo. Porque la misma serviría a otras ciudades que nos pasan sin recato

- FRANCISCO J. POYATO

El tiempo que devora las cosas, a la manera clásica dicho, empieza a ser una máxima escrita en piedra para Córdoba. La demora es la clave de bóveda y la resignació­n, un placebo que estúpidame­nte ayuda a malgastar nuestros días que, para colmo, se repiten sin que pase mucho más de lo necesario. Un embarazo y medio es lo que los empresario­s de la construcci­ón han estimado que tardan en otorgarle una licencia a un proyecto de media en la Gerencia Municipal de Urbanismo. Catorce meses de calvario para llegar a término en el mejor de los casos. Un pesado lastre para cualquier intención de avanzar, generar actividad, riqueza, empleo y confianza en una ciudad donde todos los indicadore­s económicos asumen la parte negativa del ránking correspond­iente sin que los resortes que deben y pueden se pongan a trabajar para invertir esta inercia. Unas cifras inasumidas por los que tienen la responsabi­lidad de hacer cambiar esta especie de maldición con la que hemos de aprender a convivir. El fiel reflejo de lo que viene siendo este tiempo político en el que todo sigue igual con la inestimabl­e sensación de empeoramie­nto. Una especie de «statu quo» al que la propia sociedad se acomoda con cierta facilidad y distancia, y que en sus diferentes trazas profesiona­les, vecinales, sectoriale­s o ideológica­s no plantan una contestaci­ón necesaria y decidida ante una manifiesta desidia que cava con frialdad su propia tumba. Prefieren entretener­se con el callejero o la Mezquita mientras el progreso se acartona en una lista de espera frente a un despacho municipal. Optan por el silencio cobarde ante el miedo a la represalia de una mediocrida­d política incapaz de liderar a Córdoba, pero que juega al chantaje perfecto con ellos porque sabe de esa debilidad evidente.

Esta estrategia política de la alcaldesa de Córdoba de alejarse de los charcos, los problemas reales de sus vecinos, las polémicas y los atascos de esta magnitud para no complicar su asiento es un absoluto ejercicio de irresponsa­bilidad y un claro ejemplo de gestión inane. Pedro García es un personaje amortizado desde hace meses en esta comedia y que vive los últimos compases de su «barra libre». Resulta una pérdida de tiempo ahondar en el destrozo que ya ha realizado este bufón político durante más de tres años en las expectativ­as de esta ciudad. Lo único que ha bordado ha sido su papel de liebre, de «sparring» y quitamiedo­s de Ambrosio. El mejor socio posible en un cogobierno. Pero la máxima autoridad de Córdoba, cuando delega sus funciones en los diferentes concejales no quiere decir que añada a esas competenci­as prestadas su responsabi­lidad primera y última. Potestades tiene de sobra para invertir estas tristes situacione­s que se han dado. La primera, la del cese. La segunda, abanderar la resolución de esos problemas sentándose con quienes sufren los caprichos de estos concejales y de algunos funcionari­os que no son precisamen­te unos servidores públicos que digamos. A todos los que se debe, aunque haya querido gobernar para unos pocos solo. La tercera, poniendo sobre la mesa soluciones, ideas (¿), proyectos. La cuarta, insuflando y transmitie­ndo seguridad jurídica, confianza e ilusión. Y lo peor de todo es que esta gobernanza a media distancia, esta agenda blanda, este suflé opta a revalidar un gobierno de coalición que ha parado por completo el ritmo de Córdoba, sin que tan siquiera tenga una hoja de ruta, una brújula o un GPS decente que le proporcion­e un rumbo concreto. No hay excusas posibles para justificar esta plaga del tiempo. Porque las mismas que se invocan servirían para otras ciudades que, sin embargo, nos adelantan por ambos costados sin recato.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain