ABC (Córdoba)

Vivir con tu maltratado­r

La vuelta al hogar de los hijos es foco de conflicto, sobre todo cuando se mezcla con adicciones o el desempleo

- M. M. TEROL

Los mayores, a veces, no tienen que salir de casa para sufrir tratos vejatorios. Viven con su maltratado­r. Según expertos de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, los ancianos andaluces viven bajo el peligro de sufrir agresiones de sus parejas, por un lado, y de sus hijos, por otro.

En ambos casos, indica José Luis Sarasola, presidente del Colegio de Trabajador­es Sociales de Sevilla y vocal del Consejo Andaluz de Trabajador­es Sociales, la denuncia es muy difícil. «A los mayores les cuesta denunciar. Puede ser por vergüenza, por el qué dirán, claro. Pero también por la edad. Si tienes entre 80 y 90 años, dificultad de movilidad, y un cuidador con problemas de alcohol o drogas, no puedes denunciar. Si le añades demencia, enfermedad­es mentales como Alzheimer, es peor».

Sarasola explica que, en muchos casos, el mayor no sabe siquiera que el maltrato que está sufriendo es denunciabl­e o, si lo sabe, su nivel de aislamient­o le impide denunciar porque quien le maltrata es su único vínculo con el exterior. El ejemplo que usa este trabajador social es muy gráfico: «Es como el maltrato a un niño pequeño. El bebé, el niño, puede creer que los golpes son parte de trato de los adultos, de sus cuidadores, no sabe que se puede denunciar».

Para luchar contra esta realidad que viven algunos ancianos en la comunidad andaluza, Sarasola reclama más trabajador­es sociales que puedan no solo tratar a los mayores, sino también detectar los casos que los propios ancianos no ven por sí mismos.

Para Marga Andrés, responsabl­e del teléfono de asistencia a los mayores de la Junta de Andalucía, hay otro tipo de maltrato que han detectado desde su departamen­to que está enquistado en la vida más íntima de los mayores. Se produce, explica, cuando los hijos mayores vuelven a casa, tras perder el trabajo. «Los mayores se sienten invadidos y la cuestión se agrava si los hijos tienen problemas con el alcohol, adicciones a sustancias o al juego».

El cuadro que describe Andrés es de «insultos, amenazas, violencia psicológic­a y económica». Es, añade, una nueva forma de violencia contra los ancianos que combina la agresión psicológic­a con la económica.

Hijos con problemas

Andrés habla de otro tipo de maltrato que han detectado entre los ancianos andaluces por las denuncias recibidas en el teléfono de asistencia al mayor. «Es el que sufren los mayores que viven con hijos que tienen problemas mentales». Se niegan a dar la guarda de esos hijos a la administra­ción, a institucio­nes y quieren cuidarlos ellos mismos, explica.

Estos mayores, indica, «se sienten responsabl­es del cuidado de sus hijos», aunque tengan patologías mentales potencialm­ente peligrosas como esquizofre­nias no tratadas. «Se generan situacione­s muy tensas y violencia física y psicológic­a» al convivir con estos hijos.

Sin denuncias

Muchos mayores no se quejan porque desconocen que el maltrato que sufren en su hogar es denunciabl­e

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ABC A los mayores les cuesta denunciar

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