El apaciguamiento con Torra inquieta a los barones
Díaz, Page o Lambán no se mantendrán en silencio sobre Cataluña
Desde que Pedro Sánchez recuperó la Secretaría General en las primarias contra Susana Díaz, en el PSOE no hay oposición. Muy pocos días después de aquel duelo se constató que el «susanismo» no era un movimiento que fuera más allá del rechazo a Sánchez. Con él en Ferraz, los principales barones del partido se retiraron a los cuarteles de invierno de sus comunidades autónomas.
La llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa agravó esa incapacidad de cuestionar al secretario general. Pero la preocupación por el rápido deterioro del nuevo Gobierno se deja sentir. Las políticas que el Ejecutivo anuncia como bandera son un escaparate de cara a las elecciones municipales y autonómicas del próximo año, reconocen. Pero la ausencia de resultados concretos y, especialmente, el discurso respecto a Cataluña empiezan a generar preocupación.
Con los presidentes autonómicos jugándose la reelección en mayo de 2019, las críticas a la política del Gobierno con Cataluña empiezan a abrirse paso. Los que se enfrentaron a Sánchez en el lance de las primarias mantienen el discurso de antaño. Pero hay notables diferencias entre ellos. Mientras el extremeño Guillermo Fernández Vara se alineó muy pronto con la nueva dirección y evita críticas abiertas a la gestión de Sánchez, son el castellanomanchego Emiliano García-Page y el aragonés Javier Lambán quienes menos dudan a la hora de alzar la voz.
Evitar las críticas
El valenciano Ximo Puig tiene la presión de gobernar con Compromís, pero a la vez se encuentra cómodo en el discurso de las singularidades. Y queda Susana Díaz. La presidenta de la Junta de Andalucía se ha caracterizado desde su derrota por evitar, en público, las críticas a Sánchez. Pero el conflicto territorial le deja margen para mantenerse firme y buscar réditos en términos autonómicos.
Esta semana la presidenta andaluza entró en el debate nacional a cuenta de los indultos a los presos independentistas, defendido por la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera. «No es momento de hablar de indultos. Estamos en el momento del procedimiento judicial, y la ley tiene que ser igual para todo el mundo», defendió Díaz.
Tanto el Gobierno como el líder del PSC han colocado otro elemento en el debate: la prisión preventiva de los líderes independentistas, que consideran excesiva. Cuando Iceta pronunció esas palabras en Madrid no dudó en salir a contestarle García-Page con mucha dureza. «Creo que aquí ya hay mucha gente que ha hecho un máster acelerado en Derecho Penal. Sinceramente no sé con qué intención lo dirá el secretario de los socialistas en Cataluña. Yo soy abogado, pero me parece que hay que rechazar siempre cualquier intento de crear una situación ambiental que presione a los jueces, en nsidera «inconveniente» porque «desvía la responsabilidad de Puigdemont al estar fugado». García-Page sí destaca que en el Gobierno de Sánchez «haya voluntad de mejorar las formas» porque «la sobreactuación que había solo beneficia al independentismo».
El presidente aragonés, Javier Lambán, alertó durante el debate de política general de su comunidad contra la «política de apaciguamiento» de los últimos gobiernos con Cataluña, asemejándola al fracaso de la estrategia fallida de Chamberlain y Dadalier con Adolf Hitler previa a la II Guerra Mundial. A preguntas de este diario, Lambán se muestra claro: «Desde la política no debe presionarse a los jueces. Los políticos catalanes presos lo están por presuntos delitos perfectamente tipificados», asegura. Pero sí dice compartir «el esfuerzo» de Sánchez por «restaurar la normalidad institucional a través de los mecanismos ya establecidos para ello». Lo que no le impide tener una valoración pesimista: «Creo que la deriva de degradación moral, política y hasta estética del independentismo es imparable y muy grande el daño que le están infligiendo a España y, sobre todo, a Cataluña».