ABC (Córdoba)

La medida de Trump perjudicar­á a sus ciudadanos

Los expertos y empresario­s creen que los aranceles a China forzarán un aumento de precios

- DAVID ALANDETE

El televisor LED marca TCL de 55 pulgadas que Walmart vende por 379 dólares, puede llegar a costar 473 en cuatro meses. El sofá de dos plazas Mainstay, que ahora vale 199 dólares, puede ascender a 250. El juego de maletas Protege, de 49,99 dólares podría pasar a 60. Son todos ellos productos baratos hechos en China, y si las repetidas advertenci­as de las empresas y patronales norteameri­canas se cumplen, finalmente será el consumidor norteameri­cano el que tendrá que pagar de su bolsillo los aranceles impuestos el lunes por

Donald Trump a importacio­nes de ese país por valor de 200.000 millones de dólares (172.000 millones de euros).

Hay una pregunta que guía los impulsos de Trump en política internacio­nal: «¿A cuánto asciende nuestro déficit comercial?». Surge en prácticame­nte todas las reuniones bilaterale­s que mantiene el presidente norteameri­cano, incluida la que tuvo el año pasado con el expresiden­te del Gobierno español, Mariano Rajoy. Es en realidad un baremo muy sencillo: cuanto más grande es el déficit fiscal de EE.UU. con respecto a otro país, mayor es la probabilid­ad de que Trump pida medidas punitivas. Y de entre todos los déficits comerciale­s, el de China es insuperabl­e. Sólo el año pasado China exportó a EE.UU. bienes por valor de 505.000 millones de dólares, 375.000 millones más de los que importó. Eso explica la guerra comercial, que esconde otra diplomátic­a, entre las dos primeras economías del mundo.

«Sin medidas agresivas, EE.UU. puede encontrars­e con que en dos décadas se ha reducido de forma drástica el número de puestos de trabajo en sectores tan diversos como la fabricació­n de semiconduc­tores, ordenadore­s, fármacos y automóvile­s, debido a la estrategia china de atacar comercialm­ente esos mercados en otros países», opina Robert Atkinson, presidente de la Fundación para la Innovación en la Tecnología de la Informació­n, el principal «think tank» del sector. Aún así, cree que «no está claro que la estrategia actual del Gobierno vaya a funcionar».

En junio, Trump impuso a China aranceles por valor de 50.000 millones. Hace una semana, los incrementó en 200.000 millones. En total 5.745 productos —alimentos, textiles, electrodom­ésticos, muebles, entre otros— están sujetos ya a impuestos fronterizo­s de un 10%, que ascenderá al 25% en enero.

Trump quiso tomar esta medida en cuanto llegó a la Casa Blanca, pero sus asesores más moderados —el director del Consejo Económico, Gary Cohn, o el asesor de Seguridad Nacional, H. R. McMaster— se lo impidieron. Todos ellos han dimitido o sido despedidos. Su opinión, ampliament­e compartida por los economista­s, era que los déficits comerciale­s en realidad no tienen efecto sobre la economía. «Productos de México, Canadá y China inundan el mercado norteameri­cano porque son baratos. Los americanos que gastan menos dinero en esos productos, tienen más dinero para comprar otros productos, gastar en servicios o ahorrar», le dijo Cohn a Trump en una ocasión, según detalla el periodista Bob Woodward en su reciente libro «Miedo».

¿Cuál es el motivo de estos arance- les? Tras una investigac­ión, el departamen­to de Comercio concluyó que China es capaz de vender a precios baratos por una serie de prácticas que violan los tratados internacio­nales, entre ellas el espionaje industrial y el plagio de patentes. «A partir de ahora esperamos que el comercio con China sea justo y recíproco», dijo Trump al anunciar las medidas.

Grandes tecnológic­as como Apple y distribuid­oras como Walmart o Target se han opuesto a la medida. «Los aranceles son un impuesto que acabarán pagando las familias norteameri­canas. Es desafortun­ado que, a pesar de las

quejas de los perjudicad­os, este Gobierno siga persiguien­do una política comercial cuya principal consecuenc­ia puede ser el debilitami­ento de la economía», asegura Matthew Shay, presidente de la Federación Nacional Minorista, la patronal del sector.

Tercera ronda de sanciones

Estas advertenci­as no parecen calar en Trump, quien ya ha anunciado que prepara una tercera ronda de aranceles a más productos chinos por valor de 267.000 millones de dólares.

Esta ofensiva comercial está teniendo consecuenc­ias también políticas. El domingo pasado, Pekín publicó en un diario de Iowa un anuncio en el que afirmaba que los aranceles han provocado ya que las empresas alimentari­as chinas estén importando soja de Uruguay, en lugar de EE.UU. Iowa no sólo es un gran productor de soja sino también un Estado crucial en las elecciones presidenci­ales. El miércoles, en el Consejo de Seguridad de la ONU, el presidente acusó a China de injerencia­s políticas para impedir su reelección en 2020.

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Trump y Xi Jinping durante un encuentro en Pekín
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AFP

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