ABC (Córdoba)

Cariñosa despedida a Padilla

▶ También arranca una oreja Roca Rey en una mansa corrida de García Jiménez

- ROSARIO PÉREZ ANDRÉS AMORÓS

No hay dos sin tres. Y Francisco de Manuel, sin ser su mejor tarde, quiso reivindica­rse como el novillero puntero y dio la única vuelta al ruedo. No fue el único diagnóstic­o: también se confirmaba que, a lo largo de la temporada, muchos novillos han portado más seriedad que algunos toros. Mala cosa: no puede ser que una figura se enfrente a la cabra de la Legión y un novel a un bisonte... Ayer, sin ir más lejos, saltaron dos sobreros (con fecha de octubre de 2014) que mañana podrían lidiarse como toros. El parte ratificaba que no son buenos tiempos para la novillería: las circunstan­cias no favorecen, la paciencia es un bien escaso y Madrid se convierte en tabla de salvación o naufragio. Otra verdad: no hay más cera que la arde.

Y la realidad fue que solo De Manuel prendió la chispa con el acaballado tercero, un buen novillo de Fuente Ymbro, que lidió un interesant­e conjunto. El madrileño –que banderille­ó con entrega– plasmó la faena más lucida y solvente, con pasajes ilusionant­es, temple y maneras. Menos ambición tuvo ante el octavo, un deslucido sobrero de Hato Blanco.

La joya del conjunto fue el quinto, un extraordin­ario y serio «Jurista». Un deseoso Pablo Mora dejó algún muletazo suelto de buen aire, pero le recriminar­on la colocación. Ya había acusado su verdor en el difícil segundo, más cerca del genio que de la casta. Se vio desbordado, pero algún matador hubiese tirado por la calle de en medio... Juanito, con un lote medio, dejó momentos toreros y esperanzad­ores, aunque vividos con frialdad. Intentó subir la temperatur­a con los invertidos y las bernadinas, pero creció la del público, no la de la afición (y ahí van otras dos realidades).

Cabeza fría se necesita para analizar la situación novilleril y sus leyes: aquí no pone orden ni un «Jurista». ¡Qué gozo volver a Sevilla por San Miguel! Esta vez, no hay veranillo sino «una calor antigua» (como escribió Antonio Burgos. Con un gran cartel, se agotaron los billetes hace días. Da gloria ver la Plaza de los Toros repleta de gente ilusionada. Por desgracia, la mansedumbr­e, flojera y falta de casta de los toros de Matilla da al traste con todo. El cariño que merece Juan José Padilla, en su despedida, logra el premio de un trofeo; otro arranca a fuerza de valor Roca Rey, en el último toro de su temporada. Morante deja pinceladas exquisitas. En conjunto, muchísimo menos de lo esperado: con esta birria de toros, la decepción es inevitable.

Sacan a saludar a Padilla, al comienzo. El primero, bien lidiado por Duarte, tardea y protesta. Intenta comenzar de rodillas pero el toro se lo impide, desarmándo­lo: es un «esaborío» (dice mi vecino Eugenio) que no quiere embestir, sólo alarga la gaita, para defenderse. Se muestra muy seguro con la espada. Resumen: no ha habido toro.

Morante no quiso torear en la Feria de Abril, quizá por huir de la televisión (la cómoda estrategia de José Tomás). No ayuda eso a la Fiesta. ¿Lo haría su admirado Joselito, que, en siete años de alternativ­a, toreó veintidós corridas como único espada? «Per aspera ad astra», decían los latinos, y es el lema de nuestro Ejército del Aire: «A las estrellas sólo se llega por el esfuerzo…» El segundo huye y se para. Dibuja Morante fáciles verónicas. Intenta replicar a las ceñidas chicuelina­s de Roca Rey pero el toro se lo impide.Aprovechan­do el viaje, deja algunas pinceladas estéticas… y se acabó. La gente ha estado deseando aplaudirle toda la tarde.

Ambición juvenil

Niño Sabio de Lima y Virrey Perulero del toreo ha proclamado Antonio Burgos a Andrés Roca Rey, al final de su arrollador­a temporada. Su triunfo estaba cantado: tiene cabeza clara, valor sereno, ambición juvenil. ¿Quién se resiste a esa unión? Unos toros tan mansos y descastado­s como los de esta tarde. El tercero se le cuela y lo lidia; se queda sin picar y surgen las lógicas protestas. Comienza con muletazos cambiados de rodillas pero el toro huye y se lastima la mano. Sin cuadrar, pincha.

El cuarto viene cruzado, de salida. Brinda Padilla su último toro, en esta Plaza, a los doctores Indalecio y García Perla. Apenas comienza la faena, arranca la música: ¡buen detalle de la sensibilid­ad sevillana! Con oficio, le va sacado algunos muletazos, tira de recursos, desplante de rodillas. (Antes de entrar a matar, agradece el gesto de la banda). De nuevo, muy seguro con la espada. El público exige la oreja: en la clamorosa vuelta al ruedo, va despidiénd­ose de muchos operarios, recoge globos negros y las banderas española y pirata, se guarda un poquito de albero. Es el justo premio a toda una carrera de valor y honradez.

En el quinto, Morante dibuja preciosas verónicas y una serpentina. Ilusiona el comienzo de faena, con ayudados, cargando la suerte, pero el toro huye, da dos vueltas al ruedo, barbeando tablas. Mañana será otro día.

Devuelto por flojo el sexto, el sobrero es tan flojo y manso como sus hermanos. En su último toro de la temporada, Roca Rey le saca lo poquísimo que tiene, acaba asustando con sus bernadinas, cambiando el viaje, y arranca una oreja.

En su segunda etapa, Padilla logró el sueño de abrir la Puerta del Príncipe. Feliz y melancólic­o –supongo– se despide de esta Plaza: ya no volverá a escuchar el descorrer del cerrojo, ni adivinará la mirada de la Giralda, para ver las buenas faenas…

¡Felicidade­s, torero!

HOY Toros de Juan Pedro Domecq para Morante, Manzanares y Cadaval, que se doctora

 ?? RAUL DOBALDO ?? Juan José Padilla pasea la oreja de su último toro en Sevilla
RAUL DOBALDO Juan José Padilla pasea la oreja de su último toro en Sevilla

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain