ABC (Córdoba)

Un Córdoba vergonzoso, indecente y humillado

∑El equipo es derrotado (4-2) otra vez, ahora por el Granada en Los Cármenes ∑Carlos Abad evita una goleada más escandalos­a y Sandoval esquiva su final

- JAVIER GÓMEZ

Vergüenza. Indecente. No hay adjetivos que definan mejor el esperpento que hizo ayer el Córdoba en Los Cármenes. Cayó solo por 4-2, pero pudieron ser siete o diez. Calamitosa la primera mitad. Tan digna como insuficien­te también fue la segunda. ¡Carlos Abad fue héroe de un equipo que recibió cuatro dianas! En el despropósi­to colectivo, a José Ramón Sandoval, que queda más tocado para sus detractore­s pero sigue vivo un día más pese la imagen y el marcador, le dio por hacer un cambio extraño a los 18 minutos. Pegó un tiro en ataque cuando el medio deambulaba y la defensa se desangraba. No fue el problema.

Sandoval cumplió su palabra y apenas hizo retoques. Consolidó el 4-3-3 como dibujo táctico. Solo hizo dos movimiento­s en el once obligados: la vuelta de Carlos Abad a la portería y la entrada de Jovanovic por el descartado De las Cuevas.

La continuida­d no tuvo premio para el conjunto blanquiver­de (ayer de azul y blanco en Los Cármenes). Todo lo contrario. Fue un desastre absoluto. Especialme­nte en defensa, aunque con problemas en todas las líneas. Solo una excepción: Carlos Abad. El portero no dio abasto para mantener al equipo con vida. Fue imposible. El Granada devoró al Córdoba sin piedad. De paso, profundizó en la herida de Sandoval, que sale dañado pero aún de pie —hoy entrena y estará otra semana mínimo, salvo cambio radical— en el banquillo —al menos era la intención anoche—.

Sería injusto decir que el Granada encontró un agujero en la banda derecha cordobesis­ta, que lo hizo. También lo halló en la izquierda. Y en la incompeten­cia de un centro del campo que no da el nivel de Segunda con Bambock de pivote defensivo y Blati y Aguado desapareci­dos. Los centrales, encogidos. Lamentable todo, sin olvidar la inexistent­e ayuda de Romero y Jovanovic en los costados. La imagen incluso fue peor que en el patético inicio del curso pasado. Para llorar. No hay excusas en el campo. Se van limitando en el banquillo. Pero que nadie se olvide que tampoco le quedan excusas al palco. El Córdoba sigue de veraneo, ese monstruo que se ha comido la ilusión del 2 junio.

El vendaval nazarí ante un inoperante Córdoba pudo acabar fácilmente con una gravísima manita en 25 minutos. No lo hizo por la agilidad de Carlos Abad y la falta de puntería de los atacantes locales. Este equipo lleva años en crisis permanente, queriendo vivir por encima de sus posibilida­des, pero lo de ayer superó todo.

Casi como siempre, el Granada, sin avisar, se puso por delante en el marcador. El Granada marcó en la primera llegada. Gol de Fede Vico. Falló en los dos laterales. Quezada permitió el centro y Fernández no estaba en su zona. Zurdazo del cordobés raso y cruzado (1-0, minuto 6).

Luego, Abad salvó el segundo varias veces. Hizo dos paradones brutales a Fede Vico y Antonio Puertas (min. 8) en sendos mano a mano (Fernández había roto el fuera de juego). También tapó el canario un trallazo de Vadillo (min. 15). El meneo era del tal calibre que a Sandoval se le ocurrió mover el banquillo. Erró. Tocó lo único que no debía. Quitó a Piovaccari, amonestado, e introdujo a Expósito (min. 18). Al minuto, casi como castigo, el Granada abrió brecha. Ramos descompuso a todos, dio un pase la muerte y Vadillo remató solo (¿dónde estaba Bambock?) a la red (2-0, min. 19). Todo listo.

Y pudo ser peor. Mucho peor. El Granada se encontró dos veces con la madera en el 25. Puertas, de chilena, lanzó al poste. El rechazo lo envió Fede Vico al larguero, sin portero y en el área pequeña. La defensa era un coladero ante las llegadas de los mediapunta­s locales, facilitada­s todas por un medio del campo inoperante. Por eso Vadillo (min. 32) tuvo el tercero. Salvó el mano a mano una manopla de Abad, el mejor. Incluso, Martínez (central) probó de chilena (min. 35).

LA FIGURA

Hasta Adrián Ramos, de cabeza, tuvo el siguiente tras una falta (min. 43). El Córdoba se marchó al descanso con la sensación de que podía haber encajado media docena. Indecente.

En la segunda mitad, no hubo partido, aunque llegase el maquillaje o el barniz cordobesis­ta. Un penalti a Jovanovic dio el 2-1 desde los once metros que marcó Aythami (2-1, min. 48). Puro espejismo. El Granada hizo la goma. Se atrincheró. Sesteó. Cuando vio cerca al rival, golpeó de nuevo. Así, Montoro clavó el 3-1 desde fuera del área, tras tocar en Blati y Aythami (31, min. 53). Jovanovic perdonó solo el 3-2, pero lo logró, milagrosam­ente, Bambock desde la frontal (min. 84). Espejismo que tumbó Rodri (4-2, min. 93).

LO MEJOR

Una ausencia absoluta de capacidad defensiva, especialme­nte en el centro del campo, le llevó a un 2-0 en solo 19 minutos

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El cordobesis­ta Blati Touré toca el esférico en presencia de Germán, en el Granada-Córdoba de ayer en Los Cármenes
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