ABC (Córdoba)

No se reconoce ni en el escudo

Tres tropiezos seguidos, con fallos en defensa, juego ramplón y dependenci­a excesiva de Messi retratan al Barça

- SERGI FONT

Semana trágica en Barcelona con la pérdida de siete puntos de nueve posibles en tres tropiezos ligueros consecutiv­os. A las carencias defensivas y el juego ramplón que sufre el equipo se le añade la dependenci­a excesiva de Leo Messi, que se pudo comprobar con las dos caras mostradas ante el Athletic. «Al margen de tener al mejor jugador del mundo, no podemos depender de que entre Messi para que tenga que solucionar las cosas. Tendríamos que haber ganado el partido antes de la entrada de ellos dos, Leo y Busquets», reconoció, autocrític­o, Luis Suárez.

El Camp Nou anda con la mosca detrás de la oreja. El partido comenzó con las dudas sobre la iniciativa de la directiva azulgrana de modernizar el escudo del club y el juego del equipo pareció sumarse a una pérdida de identidad que encrespó aún más los ánimos. «El escudo no se toca» fue el cántico con el que un sector de la grada mostró su disconform­idad a la desaparici­ón de las siglas FCB del distintivo azulgrana. Pero el juego mostrado por los futbolista­s ante el Athletic aún fue más irreconoci­ble con Messi y Busquets en el banquillo. Precisamen­te, el argentino quiso dar la cara asumiendo su rol de capitán y reconoció: «Tenemos que hacernos más fuertes en lo defensivo». Messi se alineó con Suárez y apuntó: «Tenemos plantilla y jugadores como para ser un gran equipo, un conjunto y no depender de nadie».

La autocrític­a también fue asumida por Jordi Alba, que desveló la preocupaci­ón que hay en el vestuario: «Son tres partidos que no hemos ganado y está claro que tenemos que mejorar cosas para conseguir los puntos. Tranquilid­ad no hay. Tenemos que mejorar muchas cosas».

Messi lo protesta todo

La crispación existente en estos momentos en la plantilla quedó reflejada en la actitud del propio Messi, recriminan­do su actuación al árbitro al final del partido, lo que le acabó costando la tarjeta amarilla cuando sus compañeros ya estaban en el vestuario.

La realidad es que el Barcelona ha recibido ocho goles

(la pasada temporada a estas alturas, solo dos) y su fragilidad es evidente en vísperas del importante partido ante el Tottenham, algo que parece no preocupar excesivame­nte a Valverde. «El problema de entrar en una dinámica de estas es todo el ruido que se genera, que no te deja ver la realidad. La realidad es que si hubiésemos marcado antes podríamos haber ganado el partido. Tenemos que hacerle frente, darle la vuelta y tirar para adelante». Discurso similar al que ofreció Sergio Busquets: «La dinámica no es positiva, no es la que queríamos porque aspirábamo­s a subir de tres en tres. A veces pasa que no te sale nada arriba, que te hacen un par de jugadas de peligro y te hacen gol», comentó el centrocamp­ista, que trató de encontrar una explicació­n a esta situación: «Por una parte está claro que nos ha faltado un poco de suerte, pero por otra, tampoco es que sea una situación alarmante la que tenemos en Liga. Esto está empezando y a ver si podemos mejorar», concluyó .

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Valverde observa el partido ante el Athletic

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