ABC (Córdoba)

Europa, a ritmo de récord

▶ El liderazgo de García y la fortaleza del dúo Molinari-Fleetwood dejan la copa a tiro

- MIGUEL ÁNGEL BARBERO ENVIADO ESPECIAL A PARÍS

El embrujo de la Ryder ha vuelto a cautivar al equipo europeo. Como si de magia se tratara, toda la tristeza que se respiraba en el Golf National el viernes por la mañana se convirtió en euforia el sábado por la tarde, a la vista de que la copa volvía a estar al alcance cuatro años después. Si se obvian las nefastas capitanías de Nick Faldo y Darren Clarke en Valhalla y Hazeltine, en las ediciones de este milenio ha habido dominio continenta­l y, en París, no podía ser de otra manera.

Gracias a dos sesiones consecutiv­as increíbles (la del viernes por la tarde y la mañana de ayer), donde los locales sumaron siete puntos de ocho posibles, todo quedó afinado para el foursome sabatino, en el que los estadounid­enses ya estaban contra la pared y sumaron otros dos puntos más. De esta manera se fueron a la cama con cuatro de ventaja (10-6) y habiendo sumado nueve puntos de doce posibles desde la ronda inicial.

Este milagro tiene una fácil explicació­n: la confianza en el bien colectivo y el abandono de los egos en pos de un mismo fin. Así, con los principale­s espadas tirando del carro y asumiendo el protagonis­mo (Rory McIlroy, Ian Pouter, Henrik Stenson, Justin Rose y Sergio García), Europa empezó a sumar puntos hasta que los visitantes se dieron cuenta del truco: el peligro les estaba viniendo por otro lado, desde una pareja con la que nadie contaba y que a la postre iba a lograr los cuatro tantos que tanta importanci­a tienen.

La extraña pareja

Francesco Molinari y Tommy Fleetwood forman una extraña pareja que no hace ningún ruido mediático, a pesar de la calidad de sus integrante­s. El primero es un italiano de 35 años que pasa desapercib­ido en cualquier aeropuerto, pero que tiene un palmarés impresiona­nte, en el que destaca el Open Británico ganado el pasado verano en Carnoustie; y el inglés es un curioso debutante de 27 que, con el galardón de mejor jugador europeo de 2017 en su palmarés, está empezando a ser reconocido ahora por el gran público. Y también por sus rivales. Gracias a su juego de maquinaria engrasada que no da resquicio a sus rivales, ambos han logrado llevar a su continente al borde de la gloria a ritmo de récord: ya son el dúo más victorioso de su bando (nadie ha- bía logrado hasta ahora cuatro éxitos en la misma edición) y empatan en el total a los míticos Lenny Wadkins y Larry Nelson, que lo hicieron para Estados Unidos en 1979.

El éxito de estos dos jugadores es tal que, si hoy vencen en sus choques individual­es, llevarían su balance en París a cinco triunfos, algo que nunca se había visto a este lado del Atlántico y que al otro solo lograron Gardner Dikinson y Arnold Palmer

(1967) y el mencionado Nelson. Además, en caso de hacerlo el inglés, sería el primer «rookie» europeo en obtener el pleno en sus cinco partidos inaugurale­s, algo en poder de Nelson en sus rivales.

Pero no son los únicos que van a dejar cifras para la historia en esta cita versallesc­a. Por parte norteameri­cana, Phil Mickelson podrá presumir de ser el «hombre Ryder», ya que, con el partido del viernes y el que hoy dispute contra el propio Molinari, sumará 47 choques jugados, más que nadie en la historia.

García, a medio punto

En el lado azul, Sergio García también puede entrar en los libros de registros, pues después de ganar junto a McIlroy en el fourball de la mañana a Finau y Koepka (2 y 1) se colocó a solo medio punto de batir el récord de Faldo de 25 puntos conseguido­s en la competició­n. «Esto es un torneo de equipo y no me fijo en las marcas individual­es –comentó con modestia–, aunque sí que es verdad que, si lo logro, mi nombre seguirá ahí unos cuantos años más porque no hay nadie cerca de momento». Aunque no pudo obtenerlo por la tarde junto a Noren, hoy puede rematar ante a Rickie Fowler.

Otros resultados de la mañana fueron los triunfos de Casey-Hatton a Johnson-Fowler (3 y 2) y Molinari-Fleetwood a Woods-Reed (4 y 3) y la derrota de Poulter-Rahm ante Thomas-Spieth (2 y 1).

Con toda la emoción de las victorias, pero con la cabeza fría, Thomas Bjorn le dio luego mucho valor a los dos puntos de la tarde de Rose-Stenson y Molinari-Fleetwood. «Estoy muy satisfecho porque estamos en una situación favorable pero todavía no hay nada conseguido –reconoció–. Tenemos una ventaja importante que en el pasado ya se ha remontado; no hay que pecar de optimistas». Fue en Brookline (1999), cuando los estadounid­enses le dieron la vuelta a un (10-6) el último día, y en Medinah (2012) con la famosa remontada de los hombres de Olazábal. Seguro que ni Molinari ni Fleetwood van querer que les amarguen su semana de gloria.

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Fleetwood y Molinari celebran su victoria de ayer en el fourballs
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