Persona clave de nuestra economía
Fue vital para lograr modelos adecuados partiendo de realidades equivocadas
La figura de Ubaldo Nieto de Alba, a partir de ahora, estoy seguro que se convertirá en una de las ejemplares que, desde mil senderos, se han transformado en claves de la actual y muy positiva realidad española. En primer lugar, a causa del esfuerzo desarrollado a lo largo de toda su vida profesional. Nieto de Alba obtuvo el título de profesor mercantil, y además, una formación complementaria en un centro leonés, la Academia Bécker que tuvo trascendencia en la formación de personas importantes. Inmediatamente pasó a la Escuela Superior de Comercio de Madrid y se convirtió en actuario de seguros con premio extraordinario al final de la carrera y a partir de ahí se matriculó en la Universidad. Y en ella, tras cursos llenos de máximas calificaciones alcanzó el Doctorado en Ciencias Económicas y, muy rápidamente, la cátedra de Economía Financiera en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense. En ella fue decano en aquellos difíciles momentos derivados de la revuelta universitaria del 68, y logró así que, durante su decanato, de 1970 a 1975, la Facultad de Ciencias Económicas de la Complutense funcionase con notable normalidad.
Pero simultáneamente había demostrado sus dotes convirtiéndose en un alto funcionario, inserto tras oposiciones siempre durísimas, en el sector público financiero y en estadística. Pero tenía una notable vocación de servicio a España a través, no sólo en materia docente y en cuanto alto funcionario, sino actuando en política. Y en ella desempeñó un puesto clave, como Senador constituyente, cuando se desarrollaban los debates que concluyeron en la Constitución de 1978. Su papel como presidente de la Comisión de Economía y Hacienda del Senado, fue fundamental. Por eso es necesario tener en cuenta a Ubaldo Nieto de Alba como uno de los economistas claves que consiguieron que un modelo económico muy racional esté vivo, hasta ahora, basándose en nuestra Constitución. Del poder legislativo pasó inmediatamente, pero relacionado con él, como consejero, y después como presidente, al Tribunal de Cuentas. Yo soy testigo de su acción en él, ciertamente certera y, añadiría, implacable ante conductas no adecuadas que pudieran perjudicar el funcionamiento de nuestra economía.
Y también como buen economista que era, Nieto de Alba publicó libros científicos, artículos doctrinales, cuyo interés se mantiene hasta ahora mismo. Por ejemplo, ante ciertas actitudes que surgen continuamente en la política laboral, léase lo que sobre esta cuestión se dice en su libro «Análisis sobre el cambio del modelo socioeconómico en España» publicado en 1984.
Por todo eso, el profesor Nieto de Alba ha mostrado ser uno de los factores intelectuales clave capaces de transformar realidades equivocadas en modelos adecuados para que marche perfectamente nuestra realidad económica. Que su ejemplo perdure es absolutamente necesario.