Cada uno a lo suyo
Ayer volvió a ser el día de la marmota, ese que se repite sin cesar, en lo que respecta a la crisis abierta por los separatistas catalanes. Casi coincidiendo en el tiempo, la jornada ofreció en tres estampas un resumen perfecto de lo cotidiano. Por un lado, los independentistas, con el diputado Rufián a la cabeza, manifestándose a favor de los golpistas presos para presionar al Tribunal Supremo. Procesión de lazos amarillos en Madrid apoyada por ERC, PDECat, CUP, la Crida Nacional y otras asociaciones, bajo el lema «No hay Justicia», que reunió a tan pocas personas que casi había más organizaciones convocantes que manifestantes. A esa hora, el presidente del Gobierno aseguraba, erre que erre, que «ningún problema se resuelve desde la crispación y el conflicto», sino «desde el diálogo moderado, sensato y dotado de legalidad», un mensaje con el que venía a manifestar que va a seguir en la senda dialogante pese a los desprecios y amenazas, con supuestas vías que traen muertos, del presidente de la Generalitat, Quim Torra, que esta misma semana ha vuelto a declararse insumiso a la Constitución. Por su parte y con este panorama, el líder del PP, Pablo Casado, insistió en Extremadura en que es urgente que Sánchez promueva otra vez la aplicación del artículo 155 ante la gravedad de la situación que se vive en Cataluña.