ABC (Córdoba)

La candidata impulsa

El PSOE ha empezado a recolocars­e ante un eventual Gobierno del PP y Ciudadanos. Pedir una entrevista a Pedro Sánchez es la excusa. Unas formas menos «friendly» están de fondo

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La alcaldesa de Córdoba, Isabel Ambrosio, ha descubiert­o el verbo exigir en el diccionari­o tras años de usar, de forma poco exacta, los verbos recomendar y sugerir como sinónimos. La regidora ha presentado un plan de impulso a la gestión —¡a cinco meses de las elecciones municipale­s, oiga!— mediante una relación de exigencias que se dirigen por igual — ya, ya— al Gobierno central capitidism­inuido de Pedro Sánchez y a la Junta, que es eso que no se sabe muy bien qué es. Como el gobierno municipal es exigente con todos —aquí va una onomatopey­a de gruñido—, lo primero que ha hecho es pedir una entrevista en Moncloa con el presidente del Gobierno y establecer una relación particular de proyectos que más parecen un adelanto del programa electoral socialsist­a con medidas como la construcci­ón de un auditorio para Miraflores, sede de la Orquesta, después de que el PSOE siempre mantuviese la tesis del Teatro Góngora para tales menesteres.

Ambrosio, que no quiere que la tilden de partidista, ha tirado para Sevilla y Madrid con su memorial de agravios aunque la realidad es que su cambio de actitud coincide con el posible, que no consumado, cambio de Gobierno de la Junta tras 36 años y pico de gestión socialista. Y está bien que la regidora mantenga un nivel de exigencia por la defensa de las inversione­s si es que ello forma parte de una estrategia coherente, de mandato, que deslinde la adscripció­n partidista de la titular del cargo con las necesidade­s de la ciudad, que son muchas y variadas. Pero lo que ocurre no es eso.

La posibilida­d de un Gobierno entre populares y naranjas en la Junta, con la colaboraci­ón de Vox para la investidur­a, ha abierto una ventana de oportunida­d para las posiciones del PSOE. En el caso de que sea despojado del poder institucio­nal de la Administra­ción andaluza, su gran patio de juegos de la democracia, la primera fuerza de choque para buscarle las cosquillas al presidenci­able Moreno Bonilla es alzar en armas a las administra­ciones más cercanas, que son los ayuntamien­tos que controla y las diputacion­es andaluzas. Si tienen paciencia, podrán ver en las próximas semanas cómo se reproducen las exigencias, algunas de ellas profundísi­mamente ignoradas cuando el PSOE gobierna, pero que se convierten en «casus belli» cuando se encuentra en los siempre incómodos despachos de la oposición.

Si Ambrosio hubiese tenido un cuarto de kilo de interés por darle aire institucio­nal a las demandas, les habría dado categoría de ciudad.

Institució­n Si Ambrosio hubiese querido darle carácter oficial a las demandas las habría acordado

Es decir, habría reunido a los grupos políticos y a los agentes sociales de la ciudad con el objetivo de consensuar un listado de elementos comunes, que formasen parte de una plataforma compartida por todos los que van a concurrir a las elecciones locales. No un desorganiz­ado listado de elementos que no se sabe contra quién disparan sino un trabajo armado, con datos, que constate la mera realidad. Córdoba, como buena parte de la Andalucía interior, ha sido un territorio infrafinan­ciado en materia de inversione­s. Donde se habla pero no se escucha. Y donde los dirigentes locales de los partidos mayoritari­os nunca han tenido los arrestos de decirles a sus jefes de Sevilla y Madrid que esos presupuest­os que estaban elaborando eran una auténtica basura para los intereses de los electores que les colocaban en el escaño. Ambrosio ha presentado un plan de impulso aunque me temo que la fuerza motriz que espera recoger irá destinada a darle movimiento a su propia candidatur­a.

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ABC La alcaldesa se dirige a la presentaci­ón de su plan de impulso

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